EditorialDomingo, 23 de abril de 2023
La bandera peruana y sus enemigos

Hace pocos días, un grupo de puneños evitaron que miembros del Ejército del Perú izasen el pabellón peruano. Lo ocurrido tiene más de una lectura importante. Sin embargo, la primera reacción que se da en el ánimo del observador es un efecto combinado de asombro y duda causado por el simple hecho de que un grupo de peruanos no permitiera izar el símbolo de lo peruano.

Sin entrar en la enumeración de leyes, reglamentos y disposiciones legales referidas a los símbolos patrios, es inaudito que un peruano no reconozca el acto de "elevar" la representación de la Peruanidad, más aún, que la evite agrediendo o amenazando a quienes representan, por sus funciones constitucionales, la defensa de la soberanía e integridad territorial.

Una primera lectura es la falta de autoridad, el completo caos y la falta de imposición de imperio de la ley, de los llamados a ejercerla. Esto es el producto, casi no cabe duda, de la filtración "caviar" dentro de las Fuerzas del Orden a través del lenguaje "correcto", la aceptación social (lo políticamente bien) y el traspase del sentimiento de culpa por pertenecer a una institución "dura e históricamente antidemocrática".

Esta posible baja autoestima entre aquellos señores uniformados se refleja en el hecho de aceptar no izar la bandera nacional, símbolo de la Patria. En cambio, si tuvieran firmes sus convicciones profesionales, así como la seguridad de su identidad y misión, no lo hubieran permitido. En este punto, muchos pensarán que se habría producido un derramamiento inútil de sangre, moretones y malos momentos. Desde El Reporte queremos creer que lo ocurrido fue una parada táctica y que el siguiente domingo (hoy) se izará la enseña nacional sin ningún problema. De no ser así, mejor que dejen de aparentar lo no que son. Se requiere priorizar el fondo y no la forma.

Otra lectura, no menos aterradora, es que en Puno se está perdiendo el sentimiento de peruanidad. Estos actos simbólicos son realmente profundos en su significado, puesto que perfilan acciones futuras, como, por ejemplo, el desconocimiento de las leyes peruanas, la autonomía/independencia local y la separación territorial hacia Bolivia; en otras palabras, el desmembramiento.

De hecho, que este grupo de confundidos puneños haya tenido el coraje de "pechar" a los uniformados significa que van perdiendo el respeto a los representantes de la República y, por lo tanto, a nuestro país como unidad. Van adquiriendo valor y seguridad para alcanzar lo que tal vez ni ellos saben: fungir de peones de objetivos extranjeros en contra de la patria.

Las Fuerzas del Orden son para sostener el orden, la defensa y la seguridad de la República (artículo 164 de la Constitución). La nación les ha otorgado esa función y no deberían tener miedo de ejercerla de manera correcta y firme. Lamentablemente, algunos de sus integrantes -tal vez el coronel en Puno- han sido captados -sin saberlo- por los enemigos ideológicos de las propias Fuerzas Armadas.

Que estas líneas no llamen ni inciten a la violencia, todo lo contrario, lo que se busca es recuperar el Estado de Derecho de nuestra República, y para ello deben respetarse -así como hacerse respetar- las instituciones llamadas a mantener el Orden con mayúscula.

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