El círculo izquierdista acaba de exponer una vez más su talento para la contradicción: atacó por todas las vías a su propia aliada Isabel Cortez. Tan solo bastó que la congresista de Juntos por el Perú-Cambio Democrático fuera condecorada por la presidente Dina Boluarte en Palacio para que los elementos que enarbolaron al golpista Pedro Castillo, como las intermitentes Verónika Mendoza y Mirtha Vásquez, mostraran sus dientes sin ningún desparpajo. No les importó ver premiada a la también conocida como “Chabelita” por su historial como defensora de los trabajadores de limpieza pública. Aferrados a su línea ideológica, su excusa para el acorralamiento y para encauzar muertes civiles, olvidaron incluso esa afamada sororidad que tanto predican. La parlamentaria se defendió, pero la maquinaria le puso la cruz. Sin embargo, tiene un asidero legal que puede bloquear el atropello de sus ahora exaliada: la Ley 31155, la misma que previene y sanciona el acoso contra las mujeres en la vida política.
Razón y embestida
Palacio fue testigo el último 1 de mayo de un encuentro inopinado. La presidente Dina Boluarte, aprovechando el Día del Trabajo, citó a la congresista Isabel Cortez. Uniformada con su indumentaria del oficio que tenía antes, el de barrendera, ingresó a la sede del Ejecutivo para recibir la medalla de la Orden del Trabajo, consecuencia lógica por ser defensora de los derechos de las trabajadoras de limpieza pública.
La secuencia se selló con una cordial sesión fotográfica entre elementos políticos que en su momento fueron antípodas.
Esto terminó siendo una especie de bomba atómica en la interna de la izquierda. De su núcleo no demoraron en salir los ataques contra la parlamentaria, a quien promocionaban en su momento como "luchadora social".
Los todopoderosos
Una de las primeras en pronunciarse fue Mirtha Vásquez, ex presidente del Consejo de Ministros que hoy está bajo la lupa porque seguiría azuzando a las turbas en Puno. "La mayoría de gente asesinada por este régimen que ahora abrazas eran trabajadores. Que no se te olvide que la clase trabajadora tiene necesidad de justicia y respeto y no de migajas", dijo la ex premier.
También tomó la palabra Verónika Mendoza, líder de Nuevo Perú, grupo político al que pertenece “Chabelita”. “Las traiciones de quienes privilegian sus "carreras políticas" individuales utilizando plataformas, luchas y sueños colectivos son muy dolorosas. Pero nos enseñan que debemos redoblar esfuerzos en construir organización y formar militantes comprometidos con convicción y corazón”, tuiteó.
Y por supuesto no podía faltar la legisladora Sigrid Bazán, hoy bajo la lupa por el presunto delito de lavado de activos. “No podemos avalar nada de lo que venga de alguien no solamente manchada, sino acusada, investigada por delitos que comprometen a los derechos humanos. Sí sentimos que esto es, por supuesto, una falta de coherencia, esto no ha sido una decisión de bancada, yo no la comparto, pero creo que la congresista ya está bastante grande para responder el porqué, entiendo que ella ha sacado un comunicado y nosotros en bancada veremos si hay alguna decisión que tomar”, apuntó.
Pisa fuerte
Isabel Cortez no transigió esta arremetida y respondió. "Es fácil criticarme desde su confort, a una obrera de limpieza pública, es fácil es colgarse para buscar protagonismo de mi persona. Porque están sembrando odio hacia la mujer. Es un doble discurso. Sin embargo, están atacando a otra mujer, posiblemente sea por envidia porque ellas están pasando al anonimato. ¿Cuándo han visto en un pueblo joven a Verónika Mendoza?", disparó la congresista.
Este ataque en bloque contra la parlamentaria, sin embargo, configuraría un delito. De acuerdo con la Ley 31155, esto podría ser acoso contra "Chabelita". El artículo 3 la avala: "Es cualquier conducta que se ejerce contra una o varias mujeres por su condición de tal, realizada por persona natural o jurídica, en forma individual o grupal, de manera directa, a través de terceros, o haciendo uso de cualquier medio de comunicación o redes sociales y que tenga por objeto menoscabar, discriminar, anular, impedir, limitar, obstaculizar o restringir el reconocimiento, goce o ejercicio de sus derechos políticos".
No sabemos ni nos interesa si llegan a resolver sus asperezas, pero queda claro que la izquierda no respeta ni siquiera su propio ideario. Sacudidos por el acto de individualidad de la congresista, fueron dominados por ese perfil que camuflan ante cámaras. Su comunión no es más que la consecuencia del sometimiento. Y el país tiene que pagar por sus caprichos.