EditorialDomingo, 4 de junio de 2023
Los verdaderos responsables

La epidemia de dengue que, en esta semana, ha alcanzado un pico infame en el Perú no solo debe convocar a la opinión pública a un profundo debate sobre qué es lo que se debe hacer para mejorar significativamente los servicios de salud en nuestro país, sino que es también un llamado a entender por qué las cosas van tan mal. Resulta que la salud pública en el Perú ha sido asolada en los años recientes por otras tres pandemias: la del Covid-19, por supuesto, pero también la del Vizcarrismo waripoleado y la del Castillismo ladrón. Con lo anterior a la vista es difícil pensar que otro podría ser el resultado, más que la triste realidad que roba vidas y destruye familias con la muerte.

El Covid-19 no afectó -en cuanto al porcentaje de muertes de cara a la población del país- a ninguna nación más que a la nuestra. El Perú fue el país en la tierra que peor manejo la pandemia y cientos de miles de peruanos muertos dejan triste testimonio de esa realidad. Sin embargo, el presunto coimeado Vizcarra Cornejo jamás ha respondido por su lamentable manejo sanitario. Tampoco lo ha hecho su ministro de Salud Zamora, torpe impenitente, que no solo no ha pedido disculpas, sino que se ha dedicado a enseñar salud pública (en la Católica, naturalmente) y ahora ha sido exportado para trabajar en un laboratorio internacional. ¿Cuál será su aporte? Es un misterio.

Lejos quedaron las eternas conferencias de prensa de Vizcarra Cornejo y su equipo de ministros y las preguntas que los periodistas debían remitir por escrito para que el gobierno elija qué, cómo y cuándo responder. Parece que ya nadie recuerda las palmas nocturnas al presidente y a varios alunados cantándole feliz cumpleaños desde los techos y balcones de los distritos más pudientes de la capital. Menos todavía se repasa cómo los medios de comunicación se entregaron en cuerpo y alma a la causa del vizcarrismo generoso. Por meses el país se hundía en la peor tragedia en términos de vidas que ha sucedido y buena parte de la prensa cubría el regreso de los delfines.

Como todo lo malo puede ser peor, después del desastre Vizcarra y Zamora llegó Castillo y todas las izquierdas. Y llegaron con una sola meta trazada: robarse todo. Con el trillado sonsonete de no más pobres en un país rico, un sombrero y un lápiz, Castillo Terrones y sus secuaces aupados completamente por la izquierda “decente” iniciaron un gobierno circense en donde todo lo esencial fue dejado de lado. No es que la izquierda haya participado de un mal gobierno. Es que la izquierda participó de un gobierno en el que no se hizo absolutamente nada más que fraguar planes para robar, destrozar el Estado y -finalmente- intentar, con tanto éxito como todo en ese tiempo, dar un golpe.

Con estos párrafos no pretendemos limpiar la responsabilidad que hoy recae en las autoridades del sector salud. Pero sí nos parece fundamental que el peso de la condena recaiga no solo en quienes hoy encabezan el aparato público, sino en quienes lo han hecho en los años previos con absoluta desidia y arrogancia. Vizcarra Cornejo, Castillo Terrones y la izquierda que los apoyó son igual de responsables de la tragedia en la que todavía vivimos que el gobierno actual. Gobierno que, no está de más recordar, eligió la izquierda con su voto para Dina Boluarte en la vicepresidencia. Así que a otro perro con el hueso de las responsabilidades impostadas que hoy algunos tratan de vender.

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