Durante estos últimos días, en redes sociales captó la atención una nueva serie estadounidense producida por Disney llamada ‘Oye Primos’. No solo destaca por la peculiar forma de hablar el español (ya que lo correcto sería ‘Oigan Primos’ u ‘Oye Primo’) sino también por otros elementos dignos de analizarse.
Es cierto que Disney en la última década ha liderado producciones con tintes progresistas, tratando de adherirse a un mensaje de inclusión y diversidad, el cual rara vez logran. El hecho de buscar representar a sectores ‘invisibilizados’ en sí no tiene nada de malo.
Como lo comenté en una columna de hace unas semanas (véase ‘El color que importa’), el público finalmente decide con su billetera. No le resto méritos a sus intentos de explorar tabúes porque han acertado con producciones como ‘Inside Out’ o ‘Soul’, pero en esta ocasión no sólo están equivocados por el enfoque de la serie, sino también por cómo intentan abordar su inclusión.
En el tráiler se puede ver a la protagonista Tater Ramírez Humphrey, una niña de 10 años de cabello desarreglado que viste un short roto, sandalias y con un aspecto notoriamente descuidado. Para mejorar esta adaptación incluyente, el lugar donde vive también es sucio y está dentro del barrio visiblemente pobre llamado ‘Terremoto Heights’, nombre que hace referencia al desastre natural que constantemente atemoriza a los mexicanos. Para rematar, en esta producción el cielo y los ambientes son de tonalidades sepia.
Es en el mismo video donde se revela la trama, pues resulta que los doce primos de Tater convivirán con ella durante un verano… en la misma habitación que, por supuesto, también está sucia y desarreglada. Nuevamente, juegan con los estereotipos a los que tantas veces dicen oponerse.
Sesenta segundos de este material no podían ser pasados por alto y los jóvenes latinos que se sintieron aludidos empezaron a hacer lo suyo. No con ira u odio hacia la empresa del ratón sino con memes y tweets sarcásticos, corrosivos. Después de todo, no somos ni vengativos ni amargados como otras generaciones. Pero sí se hizo una burla total a la producción, lo que tuvo como consecuencia que Disney lo sacara de algunas plataformas y desactivara los comentarios de los videos.
Aquí es donde radica lo interesante, pues muchos sectores progresistas usan el término de ‘apropiación cultural’ cuando ven a alguien tomar, adoptar o utilizar elementos de una cultura ajena a la suya. Pero no se les pasó por la cabeza que justamente hacer una obra altamente estereotipada acabaría jugando en su contra.
Como niño que creció en los 2000, se me hace difícil ver en lo que se convirtió la animación que busca representar latinos. Recuerdo muy bien la serie ‘El Tigre: las aventuras de Manny Rivera’, producida por Nickelodeon que no solo era acertada con las alusiones a la cultura mexicana, sino porque la trama era bastante interesante y hasta profunda. Manny, el protagonista, viene de un linaje de superhéroes y villanos, siendo nieto de un villano e hijo de un héroe. Él intenta encontrar su propio camino y decidir si seguirá los pasos heroicos de su padre o los malvados de su abuelo, dejando poderosas reflexiones sobre la responsabilidad, la amistad y la moralidad. Irónicamente, la serie en su tiempo fue acusada por el público estadounidense por estereotipar a los latinos, aunque tuvo buenos números en Latinoamérica y fue creada por el matrimonio mexicano de Jorge Gutiérrez y Sandra Equihua, quienes hoy en día siguen trabajando en grandes éxitos animados.
La producción estadounidense es incluyente y diversa mientras que la mexicana es racista y estereotipada. No hay nada contradictorio si se hace en nombre de la agenda woke.
Al igual que en la última vez, tengo que decir que el éxito de ‘Oye Primos’ dependerá del público. Puede que sea interesante o puede que sea mala y que lo mejor que tengan para ofrecer sea esa representación caricaturizada y llena de estereotipos.