El 19 de julio ha llegado y con él, la sombra de la denominada "III Toma de Lima", una marcha que podría haber nacido como legítima, pero que hoy estaría infiltrada por grupos terroristas como Sendero Luminoso, MOVADEF, MRTA, entre otros. Ante esta oscura amenaza, los corazones de los peruanos laten con fuerza y determinación. ¡Es hora de despertar, unirnos como nunca y defender nuestra querida patria de estos peligrosos enemigos que intentan cambiar nuestra historia y capturar el poder!
¡El odio ciega la moral! Es escalofriante ver cómo los Caviares marcharán con grupos terroristas y violentistas. Sus odios los llevan a ser cómplices. ¡Es un horror! Qué tragedia presenciar esta alianza de odio y violencia. Pero nuestra misión es clara y contundente: proteger tanto la propiedad privada como la pública, salvaguardando los valores y la identidad que nos definen como peruanos. En estos momentos críticos, dejemos de lado nuestras diferencias y levantemos una sola voz, ¡una voz fuerte y enérgica que diga "No" a la violencia y al extremismo!
Es cierto que existen sectores, como los Caviares, que lamentablemente intentan justificar y defender estas marchas violentas con ideologías trasnochadas, haciendo creer con artimañas victimistas a cierta población incrédula y cándida. Pero debemos ser firmes y decididos en nuestro rechazo a cualquier acto de vandalismo, saqueo o agresión. Nuestro país no merece ser mancillado por estos actos de destrucción. ¡No permitiremos que pisoteen nuestra paz, progreso, orden democrático y orden constitucional!
El Perú alberga un inmenso potencial y grandeza, y solo unidos y con la frente en alto podremos alcanzar las metas que nos propongamos. Recordemos siempre los años de terrorismo que ensangrentaron nuestras calles y rechacemos firmemente que estas personas, que representan ideologías destructivas, puedan manchar nuestro futuro.
¡Perú es lo máximo! No dejemos que el resentimiento, el odio, la mezquindad y la maldad de unos cuantos izquierdosos y caviares nos traigan de vuelta la violencia y el subdesarrollo de los años 80 y 90 a nuestra patria. No permitamos que nos roben el futuro y la esperanza que tanto trabajo nos ha costado construir en los últimos 30 años.
Nuestras Fuerzas Armadas y fuerzas policiales están preparadas para protegernos legítimamente, pero también es nuestro deber defender a nuestra patria con el corazón ardiente de amor y lealtad. Cada uno de nosotros es un soldado en esta batalla por la paz y el progreso del Perú, y si debemos dar nuestra vida por esta noble causa, así será.
¡Viva el Perú por siempre!