Sin el ánimo de cuestionar la procedencia política de la presidente Dina Boluarte, es necesario recordar que la cúspide que alcanzó en estas lides fue postular como vicepresidenta de una plancha incompleta presidida por el encarcelado Pedro Castillo (Cerrón no pudo ser el segundo vicepresidente). Hasta allí, todo bien. Sin embargo, por casualidad histórica, terminó en la presidencia como parte de la sucesión constitucional que desató las iras de sus ex aliados de la mezcolanza de izquierda rabiosa, por no continuar con el caos que suponía la caída de Castillo y el no “cumplimiento” de su renuncia si éste era defenestrado (conforme ella mismo lo anunciara en una presentación pública). La guerra fratricida desatada en su contra, como ya lo hemos anotado, es irreversible.
El país entero, la gran mayoría de ciudadanos que no salió a marchar ni iniciar una “guerra civil” o una “revolución” o la “toma” de alguna ciudad, han reflejado su mal humor castigándola en las encuestas de opinión. Esto último también tiene que ver con la “narrativa” de la izquierda, de la coalición social-comunista-progre”, que han sabido insuflar en la población de manera estratégica, organizada y sostenida en todo el país (no olvidemos los consejos de ministros que ustedes mismos realizaban azuzando a la población). Sin embargo, la exigencia popular, para resolver sus necesidades en el campo económico, o de la salud, la seguridad y la búsqueda de trabajo, son una gran oportunidad para el gobierno de mirar la “flechita” que indica “a la derecha señora, a la derecha”. No habrá más oportunidades.
Otro punto que también es rechazado por todos es repetir errores de Pedro Castillo como el desprecio para la excelencia, nombrando funcionarios de la peor calaña, uno peor que el otro. Son estos hechos los que el país aborrece. Los errores “primariosos” que comete este gobierno, ya sea por soberbia o intereses ocultos, o por simple error, solo abonan en favor de las estrategias de sus adversarios, quedando en permanente offside que podría terminar con el gobierno más temprano que tarde. Los ciudadanos no estamos dispuestos a soportar la mediocridad “Castillista” en ninguna de sus manifestaciones.
En la práctica, la presidente Boluarte está “proscrita” por la propia izquierda y no van a parar hasta “desaparecer el mal ejemplo” que hoy significa para ellos haberles hecho frente. La señora será perseguida con ferocidad hasta destruirla. Lamentablemente, ahora comprobará usted la verdadera perversidad política de quienes ya han demostrado perversidad humana cuando fueron radicales de izquierda (terroristas) y hoy como cómplices funcionales entre ellos mismos. La izquierda ya no será jamás una opción. Y no lo intente. Pensar diferente será solo ingenuidad.
Por eso insistimos que este gobierno debe seguir su rumbo hacia la derecha, tanto en el campo económico, como el social y de seguridad. Millones de peruanos esperan medidas claras, audaces, aplicables, justas e inmediatas para salir de la crisis económica y social en la que nos encontramos. Y el fortalecimiento institucional de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, la lucha contra toda forma de pretender quebrantar el sistema democrático, y, el combate decidido contra la corrupción. No hay otro camino. El país se lo demanda. Sí se puede.