EditorialDomingo, 30 de julio de 2023
Ojo con Rusia

En las últimas semanas Rusia ha tomado una serie de medidas bastante agresivas en el plano de las relaciones internacionales y éstas no deben pasar desapercibidas. Se ha celebrado una cumbre de Estados africanos y Rusia, en la que el Kremlin ha cosechado una seguidilla de proclamaciones de amistad y buenas relaciones. Al mismo tiempo, el ministro de Defensa ruso ha visitado Corea del Norte y se ha dejado fotografiar con su líder mientras ambos han dado declaraciones sobre la cercanía en las relaciones entre ambos países. Claramente, Moscú está poniendo en práctica una nueva estrategia para gerenciar sus relaciones.

Más 500 días después de haber lanzado la invasión a Ucrania -que hoy es una guerra larga y atorada- Vladimir Putin y los jerarcas del Kremlin parecen haber diseñado una operación que cambie la percepción con la que el mundo entendió la invasión a Ucrania. Por un lado, la visibilidad de Putin -y de otros miembros de su gabinete- mientras atienden temas ajenos a la guerra podría ser un intento de transmitir la idea de que la Federación Rusa tiene cosas más importantes que solo la invasión que lanzó. Además, mostrar buenas relaciones con un continente entero y sus líderes para luego mostrar cercanía contra uno de los enemigos más visibles de occidente parece responder a la misma idea.

A pesar de las claras muestras que Moscú ha dado de estar cambiando su estrategia y el paulatino abandono del supuesto aislamiento al que Occidente los condenó tras la invasión, la respuesta internacional a estas muestras nuevas de músculo ruso no ha llegado. Estados Unidos anda cada vez más inmerso en su política doméstica (con miras a las elecciones del año que viene) y Europa ha empezado a perder la cohesión que inicialmente fue protagónica para condenar a Moscú tras la invasión a Ucrania.

Sería un muy grave error desatender estas maniobras rusas. En sus años en el poder, Putin ha demostrado que es un gran desestabilizador de la agenda occidental en el tablero internacional. Si se deja que Rusia vuelva a hilar fino geopolíticamente y la guerra ilegal de Putin se convierta en una escena de segundo plano, todo lo hecho en el plano de sanciones contra Rusia podría dejar de ser relevante. Es fundamental que el mundo vuelva sus ojos sobre Rusia y se diseñe una estrategia para contrarrestar esta nueva mascarada.

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