OpiniónDomingo, 10 de septiembre de 2023
Terroristas libres, militares en prisión, por Fernando Rospigliosi
Fernando Rospigliosi
Congresista de la República.

A raíz del escándalo suscitado por la demanda del terrorista Víctor Polay ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, se ha recordado el caso de otros miembros de la banda criminal MRTA que ahora gozan de la protección del estado del bienestar europeo.

Los secuestradores y asesinos que contribuyeron decisivamente a la violencia que arruinó el Perú durante muchos años, ahora están libres, paseando y viviendo cómodamente en España, Suecia, Francia, Suiza y otros países. Algunos fueron juzgados y sentenciados, y luego de salir de prisión se fueron del país. A otros nunca los atraparon y simplemente se escaparon.

Cuatro terroristas del MRTA involucrados en la masacre de homosexuales en Tarapoto en 1989 -caso “Las Gardenias”- están ahora en Europa (El Comercio, 6/9/23). Algunos se fueron luego de cumplir su condena y otros burlaron la justicia. Polay, el cabecilla del MRTA, también debe responder por ese crimen.

Demás está decir que las ONG, grupos caviares y activistas LGTB no han estigmatizado a los asesinos del MRTA por este caso, como sí hacen con cualquiera que no sea de su cofradía cuando osa pronunciar una palabra que no esté de acuerdo con sus dogmas.

También se sospecha que los capitostes del MRTA que viven en Europa, estarían disfrutando de los millones de dólares que obtuvieron de asaltos y secuestros durante su “guerra popular”. Como se sabe, esos criminales obtuvieron mucho dinero como rescate de algunas de sus víctimas, a las que trataron cruelmente. Ellos, por supuesto, no respetaron los derechos humanos de nadie, cosa que ahora reclaman para sí mismos, apoyados por el coro caviar.

La otra banda criminal, Sendero Luminoso, también tenía mucho dinero producto de sus actividades delictivas, como su asociación con el narcotráfico. Nelly Evans, una ex monja senderista, abrió una cuenta en Suiza por casi un millón de dólares y luego la puso a nombre de Elena Iparraguirre, la mujer de Abimael Guzmán hoy presa en Santa Mónica. El Estado estaba reclamando ese dinero. (“Cuenta en Suiza de SL con un millón de dólares pasará al Estado peruano”, Andina, 6/1/21).

Esa ha sido una práctica común a todos los movimientos terroristas en América Latina. Los Montoneros de Argentina y los Tupamaros de Uruguay, también acumularon fortunas en el extranjero, que luego disfrutaron los cabecillas que huyeron cuando fueron derrotados.

En suma, varios de los delincuentes terroristas del MRTA, que tanto daño causaron a los peruanos, hoy día la pasan bien en su retiro europeo.

Mientras tanto, muchos militares y policías que lucharon contra el terrorismo y lo derrotaron, siguen presos o sometidos a la tortura de procesos inacabables. Algunos octogenarios, como los generales (r) José Valdivia Dueñas y Petronio Fernández Dávila han sido sentenciados recientemente por supuestos crímenes cometidos hace más de treinta años, condenas que, por su edad, equivalen a cadena perpetua.

Otros militares que estuvieron involucrados en la red delincuencial de Vladimiro Montesinos también siguen encarcelados, a pesar de haber cumplido sus condenas por corrupción, pero ahora por sentencias dictadas por supuestas violaciones a los derechos humanos.

Los militares y policías que combatieron y derrotaron al terrorismo, no pueden ser puestos en el mismo plano, en el mismo nivel, que los delincuentes que pretendieron someter al país a una corrupta dictadura comunista, como pretenden los caviares y sus ONG nacionales e internacionales.

Es tiempo que la sociedad reaccione y que el Gobierno, que tiene instrumentos legales para resolver estos casos, actúe.

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