OpiniónMiércoles, 20 de septiembre de 2023
93 años después, por José Antonio Torres Iriarte
José Antonio Torres Iriarte
Abogado y analista político

Víctor Raúl Haya de la Torre concibió la Alianza Popular Revolucionaria Americana como un frente único de trabajadores manuales e intelectuales, con el claro propósito de impulsar una revolución social no socialista, que afirmara nuestra soberanía frente a la agresión imperialista e hiciera posible la unidad política y económica de América Latina.

El aprismo continental nace simbólicamente un 7 de mayo de 1924 en México, cuando Víctor Raúl entrega la bandera indoamericana a la juventud mexicana. Haya de la Torre había sido desterrado en 1923 por la dictadura de Leguía luego de haber encabezado las luchas estudiantiles y obreras en defensa de la jornada por las 8 horas y de haber liderado el movimiento estudiantil por la Reforma Universitaria en el Perú.

En su condición de presidente de la Federación de Estudiantes del Perú fue recibido por las juventudes latinoamericanas y en México en particular siguió de cerca el desarrollo de la Revolución Mexicana iniciada en 1910. La fundación del APRA en México y la firma del Acta Fundacional del Partido Aprista Peruano en setiembre de 1930 marcan el derrotero de un gran movimiento continental y constituye la partida de nacimiento de un gran partido político de masas.

Haya de la Torre fue capaz de sentar las bases de un partido con doctrina, partiendo de la negación dialéctica del marxismo decimonónico y del leninismo que desde 1917 sentó las bases de la URSS. Haya de la Torre desde sus primeras obras expresadas en "Por la Emancipación de América Latina" y el "Antimperislismo y el APRA" deslindó con el comunismo internacional y cuestionó la formación de partidos de una sola clase adscritos a la Tercera Internacional.

El APRA como frente único o como partido político, según Víctor Raúl, debía cumplir una tarea revolucionaria en América Latina, partiendo de la premisa que el imperialismo constituía la primera fase del capitalismo en nuestra región marcada por una incipiente industrialización. El retorno al Perú de Haya de la Torre en agosto de 1931 marcó el inicio de una campaña presidencial signada por la confrontación política con la Unión Revolucionaria y el sanchecerrismo. Haya de la Torre debió ser presidente del Perú; sin embargo, el fraude en 1931, la proscripción política o ilegalidad durante casi treinta años o el "veto militar" que tuvo su máxima expresión en 1962, lo impidieron.

En las elecciones a la Asamblea Constituyente en junio de 1978, el APRA obtiene una clara victoria, siendo el jefe del aprismo elegido presidente de la Asamblea Constituyente. La historia política nacional fue marcada en el siglo XX por el aprismo como partido y por el liderazgo de un líder continental que dio vida a una doctrina que sirvió de inspiración en la formación de partidos y movimientos políticos en diversos países de América Latina.

Cuando en setiembre de 1930 una pléyade de intelectuales y trabajadores manuales dan vida a un partido, tal vez la primera generación no se imaginó lo que representaría el aprismo en la historia nacional. En 1945 luego de una larga persecución, el partido logro ser parte del Frente Democrático Nacional bajo la membresía de Partido del Pueblo. En 1956 luego de otra proscripción política, el partido no pudo postular a Haya de la Torre, ni a candidatos al Congreso; obteniendo sólo su retorno a la legalidad.

En las elecciones generales de 1962, a pesar de haber ganado las elecciones y haber obtenido la primera mayoría en la Cámara de Diputados y Senadores, el "veto militar" tuvo su epílogo en el golpe militar encabezado por el Gral Pérez Godoy. Las elecciones fueron anuladas, convocándose a nuevas elecciones un año después. El golpe militar en octubre de 1968 impidió que se celebraran las elecciones generales en Junio de 1969.Haya de la Torre fue protagonista de la transición democrática, luego del fracaso de la larga dictadura militar encabezada por los Generales Juan Velasco Alvarado y Francisco Morales Bermúdez.

En la etapa postrera de su vida suscribió la Constitución de 1979 que recogió parte de los principios fundamentales del aprismo. El líder del Partido Popular Cristiano, Luis Bedoya Reyes, tuvo el gesto democrático de respaldar la postulación de Haya de la Torre como presidente de la Asamblea Constituyente.

La muerte de Víctor Raúl en mi concepto pone fin a una etapa de la historia nacional. El APRA llegaría al gobierno en 1985 bajo el liderazgo del presidente Alan García. El autogolpe de abril de 1992 representaría no sólo el quiebre del orden constitucional, sino que la Constitución de 1993 eliminaría el Senado de la República.

El retorno de Alan García al Perú en el 2001 inicia una nueva etapa en la historia del aprismo. El segundo gobierno del presidente García mostró logros significativos en crecimiento económico, reducción de la pobreza y posicionamiento del Perú en un escenario internacional cambiante. Haya de la Torre será siempre el jefe y fundador del aprismo y el presidente Alan García será reconocido por el tiempo y la historia como un estadista.

El APRA en la víspera de su centenario y el Partido Aprista Peruano con 93 años de vida política, tienen el deber y la tarea de hacer posible de que el aprismo sea nuevamente la gran esperanza del pueblo peruano. El aprismo no puede ceder ante un globalismo avasallador, ni transigir con ningún tipo de dictaduras; por ello en un mundo marcado por la revolución tecnológica y nuevas formas de imperialismo, nos corresponde actuar con responsabilidad, visión de futuro, recogiendo el legado de un líder continental, como lo fue Víctor Raúl Haya de la Torre.

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