La violencia azota Lima. Esta semana ha circulado en redes sociales un video de amenaza de la banda criminal venezolana “Los Gallegos”, una facción del Tren de Aragua. En este se aprecia a diez ciudadanos venezolanos con armas de alto calibre, que mostraban de manera enérgica, mientras amenazan a comerciantes de La Victoria. “Si vuelven a atentar contra la vida de algún otro venezolano trabajador, aplicaremos lo mismo, mataremos peruanos trabajadores para que se den cuenta de que esa no es la solución. No habrá pan para los peruanos que apoyen la xenofobia”, se escucha en el material.
Tendencia
La situación se desencadenó como respuesta a la primera protesta de grupos de delincuentes peruanos que, con violencia, desalojaron a los venezolanos de la zona. Esto ocurrió porque los grupos de delincuentes venezolanos habían empezado a cobrar cupos y amedrentar a los comerciantes de Gamarra. En el curso de estos eventos, el grupo de peruanos incendió dos motocicletas y una unidad de mototaxi que, presuntamente, pertenecían a los extorsionadores.
Ante la preocupación de la ciudadanía, el general Óscar Arriola, jefe de la Dirección Nacional de Investigación Criminal de la Policía Nacional del Perú (PNP), aseguró que parte de estos delincuentes ya se encontraban en prisión.
“En este momento hay 3.100 delincuentes venezolanos, de acuerdo con el reporte hasta el 15 de octubre, en los penales del país. Y de ‘Los Gallegos’ tenemos, por lo menos, 52 integrantes en los penales”, declaró.
Descontrol
Lo alarmante de la situación es que no es un hecho aislado. Bajo la lupa estadística nos encontramos con conclusiones de terror respecto al crimen y orden público. De acuerdo con el último informe del INEI, durante el período de noviembre 2022-abril 2023, la tasa de criminalidad alcanzó a un 25% de la población a nivel nacional, siendo el robo de dinero, carteras y celulares la modalidad delictiva más frecuente. Esto demuestra un aumento de 3.9% en comparación con el mismo periodo del año anterior 2021-abril 2022.
Fuente: INEI
“Se necesita liderazgo conductual, empezando con la presidencia de la República, en manos de Dina Boluarte”, afirmó el general PNP (r) Gastón Rodríguez Limo respecto a las olas de violencia. “Se debe lograr integrar a todas las organizaciones que actúan contra la delincuencia, incluyendo a los diversos ministerios complementarios”, continuó.
En ese sentido, añadió que tanto “jueces y fiscales deben añadir un criterio en el cual tanto la gradualidad como la proporcionalidad del uso de la fuerza sean medidas a contemplar frente al accionar de las fuerzas del orden”.
Respuesta
Ante esto, la respuesta de las autoridades ha sido mayormente de reacción. El ministro del Interior Vicente Romero informó que la Policía Nacional del Perú reforzará su presencia con 1900 efectivos para controlar la situación en los distritos La Victoria, El Agustino y San Luis. Además, la Marina de Guerra del Perú brindó apoyo logístico mediante la asignación de diez unidades móviles multipropósito.
“Se necesita una inversión, puestos fronterizos, con la finalidad de ganar presencia”, sostuvo el general. “La problemática, de momento, requiere de urgencia, por lo que se deben reforzar los controles migratorios naturales con policía nacional y fuerzas armadas”. Y es que, para una banda criminal tan organizada, hace falta medidas que estén a la altura.
Más extorsiones
Un transportista de la zona de la Av. 28 de Julio con Aviación en La Victoria relató al diario El Comercio una experiencia aterradora: "Enviaron mensajes diciendo que debíamos pagar S/10 por mototaxi. El fin de semana pasado llegaron a bordo de una motocicleta y con una ‘pipa’ [pistola]. Nos amenazaron. Iban a matarnos uno por uno si no pagábamos".
En 7 de octubre (El Agustino), los mototaxistas no solo han sido extorsionados con armas, sino también han recibido mensajes con fotos de granadas, con amenazas como "donde ande un combo de peruanos se le lanza esa piñita para que se mueran unos cuantos". Según el diario, no han denunciado estas amenazas debido a la falta de confianza en las autoridades y a la escasa presencia policial en sus barrios antes de las protestas. La respuesta ya es lenta y la impericia mostrada por el ministro Romero es sumamente peligrosa. Sin medidas estratégicas, esto puede ser solo el inicio del descontrol de la ciudad.