Como era de esperarse, una vez concretado el indulto al expresidente Alberto Fujimori, muchas personalidades del medio, contrarias al expresidente y a lo que representa, decidieron hacer sentir su malestar en redes sociales. Entre las críticas, resalta la de la periodista Anuska Buenaluque, quien trabaja actualmente en el portal Epicentro. Más que por su indignación, la española destacó por la aparente ignorancia que tiene sobre el terrorismo que atormentó a nuestro país en las décadas de 1980 y 1990.
“Me quebré porque he visto cadáveres de niños en Putis, al lado de otros cadáveres ¿Qué no he visto? He visto gente recién baleada. ¿Qué siento? Sentí que he fracasado", declaró a un medio. Alguien, con una noción mínima de historia, debería decirle a Buenaluque que la masacre de Putis sucedió en 1984, durante el gobierno de Fernando Belaunde Terry, no el de Fujimori. Seguro pensó que los perpetradores siguieron órdenes del presidente que asumió el poder seis años más tarde.
Pero aquí no termina su disociación. Resulta que hace unos días, el abogado de IDL Carlos Rivera Paz mandó un saludo de cumpleaños a Ronald Gamarra. “Además de un amante de la salsa dura que se viste mejor que nadie como Fredy Mercury, y que si te coge de la mano sabes que nunca la soltará sin importar si eres una avalancha imposible de contener”, dijo Buenaluque en su cuenta de Twitter.
Es curioso que, en este caso, le provoque tanta emoción estar cerca de un defensor de terroristas. Por alguna razón, las víctimas del brutal atentado de Tarata no le causan la misma angustia.
Por otro lado, tenemos a Carlín, el caricaturista de La República. Luego de la ceremonia de asunción de Javier Milei como presidente de Argentina, la cual por supuesto despertó la furia de la izquierda regional luego de ver que desde el día uno inició con sus promesas.
Parece que este nombramiento enfureció al humorista gráfico a tal punto que decidió publicar este lunes una caricatura donde ilustra a Milei como una persona que atenta contra los derechos sociales, siendo estos representados por los sindicatos.
Pero nuevamente, la izquierda no ve la viga en su propio ojo. Sobre todo, si se recuerda el reciente anuncio del diario La República, donde anunciaron un cese masivo de empleados con el pago de una suma compensatoria por la mala situación de la empresa; la cual, según advirtieron, podría provocar el cese de muchos más trabajadores sin indemnización económica si es que no se hacía nada. Qué bueno que Carlín está preocupado por los derechos de los trabajadores.
Y como yapa, está el espectáculo montado por algunos congresistas que fueron a la juramentación de Javier Milei en Argentina. Si bien, políticamente se acercan en algunos aspectos, en lo que difieren es en el desprendimiento y la vocación de reducir el gasto público. De nada sirve acusar a la izquierda de ser vividores del Estado si van a cobrar sin inmutarse un bono de casi diez mil soles. No puede pasar por alto también las pocas iniciativas para iniciar la reducción del Estado y del gasto público. Estoy seguro de que, de compartir agrupación política, Milei estaría mortificado.Como era de esperarse, una vez concretado el indulto al expresidente Alberto Fujimori, muchas personalidades del medio, contrarias al expresidente y a lo que representa, decidieron hacer sentir su malestar en redes sociales. Entre las críticas, resalta la de la periodista Anuska Buenaluque, quien trabaja actualmente en el portal Epicentro. Más que por su indignación, la española destacó por la aparente ignorancia que tiene sobre el terrorismo que atormentó a nuestro país en las décadas de 1980 y 1990.
“Me quebré porque he visto cadáveres de niños en Putis, al lado de otros cadáveres ¿Qué no he visto? He visto gente recién baleada. ¿Qué siento? Sentí que he fracasado", declaró a un medio. Alguien, con una noción mínima de historia, debería decirle a Buenaluque que la masacre de Putis sucedió en 1984, durante el gobierno de Fernando Belaunde Terry, no el de Fujimori. Seguro pensó que los perpetradores siguieron órdenes del presidente que asumió el poder seis años más tarde.
Pero aquí no termina su disociación. Resulta que hace unos días, el abogado de IDL Carlos Rivera Paz mandó un saludo de cumpleaños a Ronald Gamarra. “Además de un amante de la salsa dura que se viste mejor que nadie como Fredy Mercury, y que si te coge de la mano sabes que nunca la soltará sin importar si eres una avalancha imposible de contener”, dijo Buenaluque en su cuenta de Twitter.
Es curioso que, en este caso, le provoque tanta emoción estar cerca de un defensor de terroristas. Por alguna razón, las víctimas del brutal atentado de Tarata no le causan la misma angustia.
Por otro lado, tenemos a Carlín, el caricaturista de La República. Luego de la ceremonia de asunción de Javier Milei como presidente de Argentina, la cual por supuesto despertó la furia de la izquierda regional luego de ver que desde el día uno inició con sus promesas.
Parece que este nombramiento enfureció al humorista gráfico a tal punto que decidió publicar este lunes una caricatura donde ilustra a Milei como una persona que atenta contra los derechos sociales, siendo estos representados por los sindicatos.
Pero nuevamente, la izquierda no ve la viga en su propio ojo. Sobre todo, si se recuerda el reciente anuncio del diario La República, donde anunciaron un cese masivo de empleados con el pago de una suma compensatoria por la mala situación de la empresa; la cual, según advirtieron, podría provocar el cese de muchos más trabajadores sin indemnización económica si es que no se hacía nada. Qué bueno que Carlín está preocupado por los derechos de los trabajadores.
Y como yapa, está el espectáculo montado por algunos congresistas que fueron a la juramentación de Javier Milei en Argentina. Si bien, políticamente se acercan en algunos aspectos, en lo que difieren es en el desprendimiento y la vocación de reducir el gasto público. De nada sirve acusar a la izquierda de ser vividores del Estado si van a cobrar sin inmutarse un bono de casi diez mil soles. No puede pasar por alto también las pocas iniciativas para iniciar la reducción del Estado y del gasto público. Estoy seguro de que, de compartir agrupación política, Milei estaría mortificado.