En Nochebuena y a días de culminar un año muy agitado políticamente nos encontramos con un informe del Banco Central de Reserva del Perú (BCR) que constata la recesión que, nuestro ministro de economía, Alex Contreras, reiteradas veces negó. Julio Velarde, aseguro que el Producto Bruto Interno (PIB) cerrará el año con una caída de -0.5%.
Además, recalcó que, en ciertos sectores, como el Pecuario (ganadería) en gran medida la caída económica se debe a un factor exógeno (la gripe aviar). Sin embargo, si es preocupante, dada la situación, que hasta la fecha el gobierno no tenga un plan de respaldo o contingencia para un asunto de esta envergadura.
Respecto al crecimiento, Julio Velarde, señaló que la proyección de un 0.9% a una contracción de 0.5% en este año 2023 se debe en parte, también, al menor gasto privado sobre las actividades no primarias; es decir, aquellas que se dedican a crear productos terminados. Esto puede traer cierta suspicacia sobre la dejadez del gobierno, particularmente del MEF, en generar los incentivos para la inversión de capitales y empleabilidad. Generando un leve, pero cierto estancamiento en algunas industrias.
Asimismo, en el empleo formal, el “crecimiento es bastante bajo (0.7%) frente al 4% que registrábamos” afirmó, el presidente del BCR. Esto se debe a que este se vio fuertemente castigado en el sector Agroexportación, propiciado en parte por el fenómeno de El Niño costero, que no fue atendido rápidamente.
Velarde anticipó que el déficit para fin de año será de los más bajos de América Latina. Pero, pese a ello, alcanzará el 2.5%, con los cual se romperá la regla fiscal por primera vez en 22 años. Si bien es un incremento respecto a los ajustes anteriores, no es en comparación a nuestras económicas cercanas, algo tan alarmante.
En ese sentido, explicó que el reciente incremento del déficit fiscal se debe, principalmente, a la reducción de los ingresos corrientes del Gobierno, pues no es un tema de exceso de gasto. “Mientras los gastos caen 1.1%, los ingresos corrientes cayeron 2.2%” sostuvo Velarde. Por lo que no es erróneo ni vicioso poner las lupas en el tema.
Nuestro clima económico ha tenido ciertos declives. No obstante, nuestra macroeconomía ha sido lo suficientemente fuerte para contenernos de nuestras crisis políticas y de factores exógenos que han ido arrastrando consecuencias. Pero no podemos negar lo evidente, el país no se encuentra en ningún auge o estabilidad económica. Por lo contrario, es un momento que puede, en la medida que los actores políticos correspondientes no se pongan a planificar con cordura, una situación agravante. Hemos aumentado el déficit, hay menos actividad económica y ciertos sectores importantes que sostienen nuestra confianza se han visto desprotegidos.
Es igual importante reconocer que finalizamos el año experimentando lo que muchos analistas venían diciendo y el gabinete de Dina Boluarte ocultó: estamos en una recesión. Es momento que la clase política tanto desde el Legislativo como del Ejecutivo debe comenzar a priorizar ciertos temas, sin desmedro de los acontecimientos actuales, es prioridad potenciar y vitalizar la economía de nuestro país lo antes posible. Sin tapujos.