OpiniónMartes, 26 de diciembre de 2023
Presagio de delincuencia, por Marcelo Rosales
Marcelo Rosales
Periodista de El Reporte

Si hay algo que ha caracterizado este 2023 ha sido el descomunal aumento de crimen e inseguridad que aqueja a nuestro país, enfrentado inútilmente por las medidas poco ortodoxas (por no decir improvisadas e inútiles) impulsadas por el gobierno. Lo preocupante es que esto lamentablemente está desensibilizando progresivamente a la ciudadanía, que ve en el crimen un problema con el que simplemente se tiene que lidiar.

El Tren de Aragua, es posiblemente uno de los protagonistas de esta movida delincuencial. A inicios de año no se conocía mucho sobre su presencia en el país y mucho menos de sus actividades delictivas, pero a través de los meses se aseguraron de que notemos su existencia y que además, sepamos que son mil oficios, ya que tienen diversos mecanismos de criminalidad.

Cual íconos de la cultura pop, algunos personajes de esta perversa mafia como Wanda del Valle, ‘Maldito Cris’ o ‘Mamut’ acapararon titulares mostrando su peligrosidad, a pesar de su inminente caída.

No obstante, ver al crimen como un pasivo que trajo consigo la inmigración irresponsable y descontrolada no es acertado. Los homicidios, robos y demás actividades ya estaban instauradas en nuestro país.

Puede que el crimen sea una problemática constante y persistente, que este año solo empeoró, pero lo que realmente es preocupante es la ligereza con la que se toma la lucha contra la delincuencia.

Un grupo significativo de la opinión pública pensó en importar el plan que le fue tan útil a Nayib Bukele para combatir la delincuencia en El Salvador. Sin embargo, también hubo quienes argumentaron que dicho plan no funcionaría en un país como el Perú, principalmente debido a temas demográficos y logísticos.

Pero este empujón sirvió para hablar del llamado “Plan Boluarte”, el cual hace poco fue dado por inexistente en palabras de la propia presidenta, demostrando que, incluso ahora, a escasos días de acabar un año que ha brillado por la brutalidad de la delincuencia, no hay una hoja de ruta para actuar de manera adecuada.

Esto sin hablar de los ministros del Interior. Vicente Romero, quien ni siquiera pudo argumentar factualmente sobre los resultados de la genialidad de imponer un estado de emergencia en solo unos distritos del país. Su necedad y negligencia le jugaron en contra a un país que demandaba medidas a la altura de la situación. El nuevo ministro, quien dejó la PNP hace ya varios años, tampoco se ve realmente comprometido con revertir la situación de la delincuencia.

Es cierto que el reciente decreto que le devuelve la investigación a la PNP es un avance para que los delincuentes detenidos sean juzgados adecuadamente, pero es imposible pensar, incluso en estos días, en una mejora inmediata.

Especialmente al ver que hace tan solo unos días un sujeto haya desatado inescrupulosamente una balacera en el Mall de Trujillo, que tuvo como consecuencia un muerto y tres heridos. Pero sobre todo acaba sin un plan en concreto, lo cual es lo más alarmante.

Se debe actuar pronto, porque los especialistas ya advirtieron que lo más probable es que podríamos acabar en no mucho tiempo como Ecuador. Se viene un año difícil y los indicadores no son buenos. Sin embargo, sería de mal augurio empezar el 2024 con negatividad, así que esperemos que a pesar de la situación se pueda mejorar. De eso se trata.

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