Tras la caída de Benavides, con una suspensión injustificada y parcializada, la izquierda caviar se ha visto comprometida. Según declaraciones de Jaime Villanueva ante la Fiscalía, Gustavo Gorriti, director de IDL Reporteros habría dirigido investigaciones fiscales en el caso “Los Cócteles” contra Keiko Fujimori y habría evitado operativos en su contra en los últimos años, presuntamente amedrentando al actual fiscal de la Nación. Según el “filósofo”, IDL tenía escritorios en la Fiscalía y sus miembros podían revisar expedientes en el despacho del equipo Lava Jato, caso en el que trabajan fiscales como Domingo Pérez o Rafael Vela.
Sin embargo, Villanueva ha indicado que el equipo de Lava Jato se habría dedicado a complotar junto a Gorriti e intercambiar información para perjudicar a ciertos políticos. Todo siempre orquestado, al parecer, con el director de IDL en las sombras.
Pero, ¿quién es Gustavo Gorriti?
Su historial
Nacido en 1948, Gustavo Gorriti nació dentro de un ambiente izquierdista. Hijo de un diputado del Partido Comunista Peruano durante la década de los 1940, Gustavo Gorriti Butrón, con vínculos con la Unión Soviética. Dora Ellenbogen Goldenberg, su madre, de nacionalidad rusa, habría sido dirigente comunista en la URSS. Por lo que se puede afirmar que la juventud de Gorriti no estuvo distante de la influencia comunista y soviética.
No sorprende entonces que Gorriti se haya inscrito a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Años después, dejó inconclusa su etapa universitaria, y se trasladó por tres años a Israel, debido a que el periodista cuenta con ascendencia judía, dada que esa era la religión de su madre Dora.
Gorriti se volvió una figura conocida en Perú durante la década de los 80´, especialmente en 1982, cuando inició su carrera como periodista. Un año antes se había unido a la revista Caretas y poco tiempo después tuvo su primera investigación de peso: el caso Langberg.
Esta investigación versaba sobre uno de los narcotraficantes peruanos más importantes del Perú, Carlos Langberg y sus vínculos con la política peruana. Gorriti coordinaba, y eso se puede evidenciar en su libro “La calavera en negro”, con diversas figuras siendo un “novato” en el periodismo. Realizó coordinaciones con el fiscal de la nación de aquel entonces, con viceministros, incluso con agentes de la DEA. Langberg terminó siendo atrapado y diversos ojos en el medio se inclinaron hacia el joven periodista, quien había tenido acceso a información y a figuras que muchos podrían envidiar.
El éxito de Gorriti no paró ahí. En la misma década, con un país golpeado por el terrorismo perpetuado por el Movimiento Revolucionario Tupac Amaru y Sendero Luminoso, Gorriti volvió a destacar. Sus investigaciones sobre el grupo terrorista encabezado por Abimael Guzmán, lograron que gane una beca para irse a estudiar a la Universidad de Harvard en Boston. Estudiando en aquella universidad logró relacionarse con Roberto Eisenmann, dueño del diario La Prensa de Panamá, de la cual fue luego director en 1996.
Gorriti habría tenido nexos con la izquierda peruana desde muy temprana edad.
¿Titiritero?
Hace unas semanas, se reveló que Gorriti no habría sido acusado de manipular la justicia únicamente aquí en el Perú. El 18 de febrero, el exfiscal general de Panamá, José Antonio Sossa Rodríguez, fue entrevistado en el programa Contracorriente, dónde reveló lo que sería el “modus
operandi” del director de IDL Reporteros. Según Sossa, este es destruir la imagen pública de sus adversarios, chantajear y manipular noticias en su contra. Casi 30 años después, Sossa reveló que Gustavo Gorriti se le habría presentado en su oficina para abrir una investigación contra el yerno del expresidente de Panamá Ernesto Pérez Balladares, supuestamente por actos de corrupción. No obstante, el exfiscal no tomó acción en ese entonces porque consideró que no había las pruebas suficientes. Ante ello, Gorriti, director de La Prensa en aquel entonces, no dudó en acusar a Sossa de tener vínculos con el narcotráfico y haber recibido sus donaciones para su campaña como diputado. Sin embargo, las alegaciones nunca fueron probadas.
Ese fue el inicio del fin para Gorriti en Panamá, dónde fue acusado por difamación además de otros problemas con la justicia, incluso siendo declarado persona non grata por el Sindicato de Periodistas panameño, por lo que en el 2000 regresó a su país de origen, durante el gobierno de Alberto Fujimori. Tras su llegada, se atrincheró en las filas de Alejandro Toledo, la oposición de aquel entonces.
Exfiscal José Antonio Sossa acusó a Gorriti por difamación.
La ayuda de Soros
Álvaro Vargas Llosa reveló, que participó en una reunión con Toledo, Gorriti y el multimillonario George Soros en Varsovia, durante el Foro Mundial Sobre la Democracia, la cual habría sido por iniciativa del director de IDL, para solicitar ayuda contra el gobierno de Fujimori. Según Vargas Llosa, Soros habría ofrecido un millón de dólares para protestas contra el expresidente.
Ese habría sido el primer vínculo conocido entre Gorriti y el multimillonario. En 2009 Gorriti fundó IDL Reporteros, de la mano con la ONG Instituto de Defensa Legal, gracias a una donación de 160 mil dólares por parte del Open Society Media Program. Esta fundación realizó diversas donaciones a la ONG entre 2012 y 2022, primero por 3 millones y luego se habrían realizado dos donaciones más de 1,3 millones cada una, según la Agencia Peruana de Cooperación Internacional.
Las acusaciones contra el periodista son graves y tras lo sucedido en Panamá, no deberían tomarse a la ligera. Estas, más sus vínculos con la izquierda internacional y con magnates como George Soros, denotan el perfil de Gorriti, quien parecería querer encerrar a toda la política peruana opositora a su pensamiento, y por el momento, entre las sombras, podría estar lográndolo. ¿Será que lo podrán parar?