OpiniónJueves, 7 de marzo de 2024
No ha cambiado nada, por Franco Consoli
Franco Consoli
Analista político

Este año y meses de gobierno de Dina Boluarte nos han demostrado una cosa: no ha cambiado nada. Pedro Castillo ganó las elecciones generales en el 2021 y el país fue notablemente empeorando. Subió el dólar, los escándalos de corrupción estaban a tope, la izquierda se salía con la suya, no había justicia, la delincuencia estaba en unos niveles altísimos y la incertidumbre política era inmensa. Más de un año después del golpe fallido de quien se hacía llamar profesor, la situación no ha cambiado y más bien, en algunos aspectos, incluso empeoró.

Muchos llegaron a pensar que Dina había sido exitosamente tomada por la derecha, y que sería manejada por los partidos que la apoyaron durante las protestas subversivas de inicios del 2023. Incluso algunos llegaron a pensar que serían los mismos militares los que estarían detrás de la mandataria. Nada más ajeno de la realidad.

Nunca se debió olvidar que Dina venía de la plancha de Castillo y de Perú Libre. Boluarte era una socialista mucho más radical que el golpista, mientras este dormía en Palacio. Sin embargo, como Cerrón le dio la espalda, muchos pensaron que ella le daría la espalda a su deficiente ideología, pero no. Todo sigue igual o peor.

Entramos en recesión a finales del año pasado, y desde entonces no hubo un reflote. La incidencia de pobreza aumentó, los precios de los insumos subieron, pero los sueldos no. Los bolsillos de los peruanos se complicaron y se siguen complicando. La tasa de pobreza alcanzó el 28.5 % según Macro Consult y no prevé un mejor escenario para el 2024. Aun así, Dina se aferró a Contreras, pese a que era evidente que debía salir. Y para colmo, hubo una nueva inyección a Petroperú, aun cuando todos los peruanos sabemos que es una empresa insostenible y que debe venderse y privatizarse. No queremos más Estado, queremos menos.

La lucha contra la criminalidad ha sido definitivamente el punto más bajo del actual gobierno. Nadie está a salvo en las calles. Nadie. El 63% de los peruanos cree que la inseguridad aumentó en el último año, según Ipsos. ¡Y cómo no! Hubo 1105 asesinatos el año pasado y actualmente nos encontramos en la cima en robos y asaltos en toda la región (a la par de Ecuador) según la última encuesta de CID Gallup. Ninguno de los ministros del Interior ha funcionado. Actualmente, Torres Falcón nos debe muchas respuestas. No obstante, siquiera el cambio del presidente del Consejo de Ministros ha logrado que Dina se deshaga de él. ¿Hasta cuándo tenemos que esperar? Se habla de aumento de presupuesto, de diligencias y etc., pero el crimen solo aumenta, y los peruanos cada vez vivimos con más miedo. Eso sí, Dina se da el lujo de tener un bus de la policía fuera de su casa en Surquillo -ya que se niega a vivir en Palacio- con numerosos policías custodiando su engreimiento, mientras el resto de los peruanos temen salir de casa en la noche.

La corrupción sigue siendo altísima. Ya no habrá reuniones en Sarratea, pero siguen desfalcando al Estado. La corrupción causó un perjuicio de más de S/. 24 mil millones, según la Contraloría General de la República. Y entre los sospechosos más llamativos se encuentra el hermanito de la presidenta, Nicanor, quien habría recibido diversas sumas de dinero por parte del Estado, directa o indirectamente, mientras su hermana se encuentra en el ejecutivo.

Nuestro sistema de justicia sigue tomado. La JNJ vulneró la Constitución a su merced y el Poder Judicial y el Ministerio Público siguen haciendo de las suyas para proteger a caviares y atacar a la oposición. Lo que dice Villanueva vale solo con Patricia Benavides, pero cuando se refiere a Pérez, Vela o Gorriti, no existe la actuación célere. Son conjeturas, “No todo lo que dice Villanueva puede ser tomado como cierto”, dice Barreto. Claro, cuando le conviene, todo es probable, pero cuando no, duda.

Los gobiernos regionales no funcionan. Ocho regiones no han gastado ni el 5% de su presupuesto destinado a proyectos de inversión. Papá Acuña, hoy en día “pinky” de mamá Dina, ha ejecutado solo el 3.4%, según el MEF. Pero Dina sigue premiando la ineficiencia.

Además, como cereza a la torta, el 57% de los peruanos creen que la democracia no es la mejor forma de gobierno. Dina, en vez de reforzar la idea de democracia, tras un golpe de Estado fallido, la ha deteriorado. Y claro, viendo lo que nos ha traído la democracia en las últimas elecciones, no es difícil entender por qué hay peruanos que no creen en ella. Una lástima.

Entonces, en poco más de un año de gobierno, las cosas siguen igual, o en todo caso peor. Sin mencionar problemas como el de los corredores con el Ministerio de Transportes o el del Ministerio de Cultura con la venta de entradas a Machu Picchu, en el cual el gobierno cedió a los manifestantes. El país no mejora y el gobierno no reacciona. Las palabras de la presidenta son vacías. No hay rumbo, ni sendero. Solo tenemos mediocridad en el ejecutivo por parte de una presidenta socialista, mandataria de casualidad, y que de Castillo, en el fondo, no se diferencia en casi nada.

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