En el ámbito económico, la falacia del nirvana refiere a la tendencia a comparar situaciones reales con ideales utópicos o perfectos, sin considerar las limitaciones inherentes a la realidad. Esta falacia puede manifestarse de diversas formas y tiene importantes implicaciones en la formulación de políticas públicas, en la evaluación de proyectos y en la comprensión de fenómenos económicos.
Bien hizo Harold Demsetz al comentar en su libro "Information and Efficiency: Another Viewpoint“ (1969) que: “La perspectiva que ahora prevalece en gran parte de la economía de las políticas públicas presenta implícitamente la elección relevante entre una norma ideal y un arreglo institucional existente "imperfecto". En la práctica, aquellos que adoptan el punto de vista del nirvana buscan descubrir discrepancias entre lo ideal y lo real y si se encuentran discrepancias, deducen que lo real es ineficiente. Los usuarios del enfoque institucional comparativo intentan evaluar qué arreglo institucional real alternativo parece ser el mejor para hacer frente al problema económico”.
Uno de los ejemplos más claros de esta falacia se encuentra en los debates sobre la eficiencia de los sistemas económicos. En ocasiones, se tiende a comparar una economía de mercado real con un ideal abstracto de competencia perfecta, donde todos los agentes tienen acceso perfecto a la información, no existen externalidades ni bienes públicos, y no hay asimetrías de poder. Al hacer esta comparación, se puede concluir erróneamente que la economía de mercado es inherentemente ineficiente, sin considerar que la perfección es un estándar imposible de alcanzar en la práctica.
Asimismo, la falacia del nirvana puede influir en la evaluación de políticas públicas. Por ejemplo, en el debate sobre la intervención estatal en la economía, aquellos que abogan por una mayor intervención suelen comparar el resultado real de un mercado con las potenciales mejoras que podrían lograrse a través de la intervención del gobierno. Sin embargo, esta comparación ignora las limitaciones y posibles efectos negativos de la intervención estatal, como la burocracia, la corrupción o la pérdida de incentivos para la innovación y la eficiencia.
Además, la falacia del nirvana puede distorsionar la percepción de los resultados de políticas económicas específicas. Por ejemplo, en el contexto de medidas de estímulo económico, se pueden comparar los resultados reales con un escenario ideal en el que la economía se recupera instantáneamente y alcanza un crecimiento sostenido a largo plazo. Cuando la realidad no cumple con estas expectativas irreales, se pueden malinterpretar los resultados de la política implementada, ignorando factores como la incertidumbre, los efectos rezagados o las limitaciones de recursos.
Para evitar caer en la falacia del nirvana, es fundamental adoptar un enfoque más realista y contextualizado en el análisis económico. Esto implica reconocer las limitaciones y trade-offs inherentes a cualquier sistema económico o política pública, así como considerar las condiciones específicas y las características únicas de cada situación. En lugar de comparar la realidad con ideales utópicos, es necesario evaluar los resultados en función de los objetivos y criterios realistas, teniendo en cuenta las complejidades y contingencias del mundo real.