EntrevistasDomingo, 24 de marzo de 2024
El antidemócrata no puede estar en el Estado

Durante las últimas semanas, el Congreso ha realizado algunas reformas constitucionales importantes, como el retorno a la bicameralidad. Sobre la mesa parlamentaria también se ha puesto la carta de una posible reforma del Ministerio Público, y la viabilidad para que esta modificación se pueda realizar en la Carta Magna. Para resolver las dudas sobre estas modificaciones respecto a los temas mencionados, El Reporte conversó con el aclamado constitucionalista Domingo García Belaúnde.

Se publicó la Ley de Reforma Constitucional para que se retorne a la bicameralidad. Pero, no obstante, hay una demanda de amparo en contra de la bicameralidad por el referéndum de Vizcarra. ¿Cree que podrá tener algún tipo de injerencia en el futuro esta demanda?

Ninguna. Número uno, es un nuevo paso que ha dado el Congreso porque así lo estima conveniente. Número dos, porque el referéndum de Vizcarra fue manipulado, ya lo sabemos. Y número tres, porque la Ley de Participación Ciudadana dice que los resultados del referéndum obligan por dos años. Ya han pasado cinco. Los referéndums no son eternos. La Constitución dice que hay dos maneras de cambiar, o con un referéndum o con una mayoría calificada. Eso es un mandato del Poder Constituyente.

¿Serviría que las cámaras se renovarán cada dos años, como se está planteando?

No me gusta eso, porque ya existió en el Perú. Hasta el año 1920, las cámaras se renovaban por tercios y no funcionaba. Creó muchos problemas, porque entraba un presidente y tenía la mayoría del gobierno anterior. Y en Estados Unidos, donde hay renovación por tercios, se la pasan en elecciones todo el año. Yo prefiero la revocatoria, armar una y sacar a dos o tres congresistas y se acabó. Porque, cinco años se pasan volando.

¿La bicameralidad podría generar más lentitud a la hora de la elaboración de las normas?

No lo creo, pero sí los costos van a aumentar. La democracia cuesta. El problema es que cueste razonablemente. Y estamos viendo que en el Congreso hay congresistas que tienen ocho asesores, cuando podrían tener cuatro, por decir. Es un problema de razonar el gasto. Con un aumento de legisladores, como va a pasar, podría darse el mismo patrón. Prefiero que se gaste razonablemente en un órgano legislativo y que se gaste razonablemente, por ejemplo, en hospitales, en educación, es decir, es cuestión de racionalizar el gasto.

Constitucionalista Domingo García Belaúnde considera que bicameralidad aumentaría el gasto en el Congreso.



¿Qué opina, justo ahora, del proyecto de reforma del Ministerio Público? ¿Lo cree constitucionalmente viable?

Se puede hacer una reforma del Ministerio Público a nivel constitucional, porque no puede ser por ley. Pero soy partidario de que estas reformas hay que hacerlas con calma. Yo me inclinaría, a que se convoque a dos o tres colegios de abogados y a una facultad de Derecho interesante para plantearla, que estudien una reforma. Y cuando esté bien elaborada, recién que se someta al Consejo del Congreso para discutirlo. Cuando se lanza el Congreso a hacer cosas constitucionales, las hace muy mal.

¿Esta reforma tendría que hacerse solo en el Ministerio Público o también en el Poder Judicial?

En los dos. Por ejemplo, noto en el Poder Judicial mucha desidia, mucho atraso, y jueces que no están preparados. Ahí, por ejemplo, en otras partes del mundo, en cambio, el que quiere ser juez, entra a una escuela judicial, dos años y con beca, mediante un concurso. Tiene una formación general y luego sale por concurso a ocupar una plaza. Pero acá uno entra a trabajar y va subiendo poco a poco. ¿En qué momento leen y estudian? Ninguno. No estudian para ser jueces, estudian para ser abogados, que es otra cosa.

Muchos operativos cuestionados, que son cuestionados hasta ahora, como la detención a Keiko, a PPK, o a Alan García, si bien hay actuación del Ministerio Público, todo tiene que ser aprobado primero por un juez.

Sí, pero lamentablemente los jueces son carceleros acá. Acá todo el mundo va a la cárcel. Incluso se puede pasar el caso de que una persona pueda estar tres años con prisión preventiva y sea inocente. Acá hay un espíritu carcelero. Hay 90.000 internos en todo el Perú, de los cuales 45.000 no tienen sentencia. Una locura. ¿Cómo es posible que un hombre que no tiene sentencia esté preso? No tiene sentido.


Han otorgado el levantamiento de comunicaciones a Alan García. ¿Usted cómo ve esta situación de incautar el celular de una persona que ya falleció?

Lo que yo he sabido siempre es que cuando muere la persona, muere el delito. Y esto de Alan García es realmente un atropello. Salvo que la familia lo autorice, cosa que no lo ha hecho. A Alan no se le puede condenar porque ya murió. Y con él, el delito muere.

¿Es otro caso de politización de la justicia?

Politización excesiva, no una común y silvestre, sino que es obsesiva, exagerada, con demasía. Yo entiendo que quizá investiguen ciertas cosas a Alan García, está bien, pero que a su celular, que es algo tan personal, lo investiguen. ¿Qué está buscando el Ministerio Público detrás de un muerto?

Surgen incongruencias constitucionales tras levantamiento de secreto de comunicaciones del fallecido presidente Alan García.

¿Cree que se debe reformar la Constitución para prohibir que haya candidatos, tanto presidenciales como congresales, que hayan sido condenados por crímenes violentos?

El problema es que eso estaba en una ley. Y esa ley la han declarado inconstitucional en el Tribunal Constitucional. El problema es que teóricamente el delincuente se rehabilita. Se reincorpora en la sociedad. Esa es la teoría. Hablando de Antauro Humala, que es un loco suelto, ya cumplió su pena y salió. Es un poco complicado. Quizás no han debido inscribirlo en el jurado, que es otra cosa. Parece ser que el jurado no puede valorar ese tipo de cosas. Pero, claro, sí es preocupante que alguien que, además que ha cometido delitos graves contra el Estado y que ya cumplió su pena, alegremente pueda seguir en el candelero político-electoral. Me parece complicado, honestamente.

Alguien condenado por corrupción no puede participar en elecciones presidenciales, ¿no le parecería correcto también generar una norma similar para los asesinos?

Si son asesinos de la fuerza del orden, eso es grave, pero hay asesinos que son violentos o asesinos que no. Hay muchas clases de asesinos. Un ebrio que atropella y mata en el camino. ¿Es un asesino? Bueno, sí, pero no tuvo intención de matar. Habría que distinguir el tipo de delito, el estado de conciencia o si hubo premeditación o no. Pero en principio diría que todo el mundo tiene derecho a rehabilitarse y hay que darle la oportunidad.

¿Incluso aplicaría lo mismo para el condenado por terrorismo?

El terrorismo es otra cosa. Porque el terrorismo es un delito contra el Estado y contra el orden establecido. Yo a los terroristas los apartaría de la función pública, realmente, porque van contra el estatus actual.

¿No le resulta contradictorio que si no se puede inscribir un partido político que reivindique el terrorismo, si se le permita a un condenado por terrorismo o alguien que realice apología al terrorismo participar en las elecciones?


Bueno, acá hay un problema del jurado en las elecciones. El jurado ya es una especie de última instancia, de revisión. Pero eso tendría que ver con la legislación. Es paradójico, pero indudablemente quien está contra el sistema no puede postular. Yo diría que hay que tener presente que la democracia da cabida a todos, menos a los antidemócratas. El antidemócrata no puede estar en el Estado, eso es obvio. Si lo quiere destruir.

¿Cuáles serían los límites ahí de la incapacidad moral? ¿Podría ser capaz moralmente un asesino como Antauro Humala?

Bueno, el problema es que yo no creo que si llega, llegue con mayoría parlamentaria. Porque no nos olvidemos que tenemos el sistema de segunda vuelta, que es un poco perverso. Porque se elige en segunda vuelta, y el que sale en segunda vuelta tiene seguramente más de 50%. Pero en la primera no. Es en la trayectoria histórica. Lo más probable es que si sale, cambie de conducta. No nos olvidemos que Ollanta Humala era tremendo en campaña y cuando llegó al gobierno era un pajarito simpaticón y nada más. Y la que mandaba era Nadine.

¿Recuerda que salió a decir que lo mejor que había hecho la izquierda en el Perú como partido político era Sendero Luminoso?

Así es, así es. Esa es la apología. Y Sendero vino a destrozar el país, eso es obvio. Eso no se puede negar. Mataba a la gente. El éxito de Fujimori fue que combatió el terrorismo y ganó. No hay que olvidarse de eso.

Lo noto descontento con el mecanismo de segunda vuelta. ¿Cree que debería haber otro tipo de método para llegar a la presidencia?

Es interesante. Yo vi muy de cerca cómo se hizo la segunda vuelta. Originalmente, la segunda vuelta se instaló en la Constitución de 1979 solamente para el presidente. En Francia, que es de donde viene el modelo, la segunda vuelta es para todo el sistema, para el presidente y para el Congreso. Y también para el mundo regional y local. Entonces, yo lo que siempre he pensado es que hay un desfase, porque al llegar a la presidencia, si usted analiza del año 80 hasta la fecha, todos los ganadores no han tenido mayoría parlamentaria. Y los que han podido gobernar son aquellos que han hecho pactos. Belaúnde en el 80 hizo un pacto con la Iglesia Cristiana. Alan García igual. Humala también. El caso más patético es Vizcarra, que la propia gente que él elige lo vaca, y también el caso de Kuczynski, que llega al poder, gana, y tiene la mitad más uno del Congreso en contra, con Fuerza Popular y no pudo gobernar. La segunda vuelta, para solamente el presidente, no permite gobernar. Yo preferiría hacerla para todo el sistema, o en su defecto, quizás, poner una valla mucho más alta. En la carta anterior, se establecía que cuando nadie tenía mayoría absoluta, (que era el tercio) el Congreso elegía. Entonces, en el año 62, por ejemplo, había tres candidatos, Haya, Odría y Belaúnde. Ninguno tenía el tercio. Entonces, de acuerdo a la Constitución del año 33 de esa época, elegía el Congreso. Yo creo que habría que volver, quizás al sistema anterior. Qué es lo que sucede en el mundo municipal. El alcalde que gana tiene la mitad más uno de los regidores, automáticamente. Y así puede gobernar. Quizás podría aplicarse el mismo sistema a la presidencia. El que gana tiene automáticamente la mitad más uno en el Congreso. Pero es una cosa que hay que estudiar honestamente, pero soy consciente de que la segunda vuelta ha creado dificultades y trae un equilibrio inestable.(Franco Consoli).

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