El próximo 28 de julio debe representar un punto de inflexión frente a una tiranía, que tiene como propósito perpetuarse en el poder. Nicolás Maduro es un operador político de Cuba, que con pocas luces académicas, viene demostrando durante sus sucesivos gobiernos, su total sumisión frente a la injerencia cubana sobre todo en materia de seguridad, inteligencia y control al interior de las Fuerzas Armadas y policiales boliviaranas.
Hugo Chávez utilizó los ingentes recursos captados por la estatal PDVSA en un contexto internacional en el que el barril de petróleo superó los 150 dólares. La industria de hidrocarburos en manos del Estado impulsó el gasto público, con políticas de subsidio casi ilimitado, que no tuvo reparos en hacer creer irresponsablemente, que era posible gastar sin límites los recursos fiscales. Venezuela dejó de ser un referente democrático en la región, para convertirse en un país líder del llamado "socialismo del siglo XXI" adscrito al Foro de Sao Paulo y al Grupo de Puebla. Hugo Chávez alentó el retorno del sandinismo al poder en Nicaragua, financió la campaña de Ollanta Humala en las Elecciones Generales del Perú en el 2006 y, por cierto, respaldó al MAS liderado por Evo Morales en Bolivia.
Hugo Chávez se sintió un líder mesiánico, capaz de captar apoyo internacional, desafiando a los Estados Unidos o provocando que el Rey de España expresara la recordada frase "porque no te callas" en una Cumbre Iberoamericana. Hugo Chávez sentía que tenía licencia para hablar y ofender a cualquier Jefe de Estado o autoridad internacional. Más de una vez declaró su admiración por Fidel Castro, sintiéndose en la obligación de sostener a la quebrada economía cubana, impulsando el desarrollo de las llamadas "misiones" en el campo de la salud y la educación.
La presencia del PT en el gobierno de Brasil y del Kirchnerismo en Argentina, determinaron la formación de un bloque opuesto a cualquier tipo de Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos o la Unión Europea, en ese entonces. Hugo Chávez nunca tuvo una visión de largo plazo y fue incapaz de delinear las líneas matrices de un modelo de desarrollo viable para su país. Chávez estaba convencido de que gobernaría Venezuela durante un plazo indefinido, para cuyo propósito derogó la Constitución de 1961.
Su muerte ocurrida en el 2013, dió inicio a una etapa en la que la vocación autoritaria del proyecto bolivariano, no tuvo reparo en guardar las apariencias. Nicolás Maduro en el poder afianzó el control del aparato del Estado, no dudando en reprimir cualquier atisbo de protesta ciudadana.
Venezuela aumentaría su dependencia financiera de la República Popular China, recibiendo asistencia militar de la Federación Rusa y estrechando lazos con Irán. Nicolás Maduro se ha aferrado al poder, ha incumplido los Acuerdos de Barbados, controla los organismos electorales, ha impedido la postulación de la lideresa de oposición María Corina Machado, ha impedido el voto de millones de ciudadanos en el exterior. A ello se suma el hecho grave que la tiranía de Maduro no ha autorizado la presencia de observadores internacionales en las próximas elecciones.
No olvidemos que a inicios del 2019, cuando Juan Guaidó fue reconocido como presidente por más de 50 Estados, nunca se consumó el ejercicio del poder por parte de la oposición. En ese entonces, gobiernos como el de López Obrador en México y el gobierno de Tabaré Vásquez en Uruguay fueron determinantes para impedir que la OEA actuara con mayor severidad con el gobierno tiránico de Nicolás Maduro. La grave crisis económica y la fuerte represión, agravaron la crisis humanitaria en Venezuela, que determinó la migración al exterior de más de siete millones de personas.
Hoy PDVSA ha declinado su capacidad productiva en un 70 %, las familias residentes en Venezuela reciben ayuda de sus familiares que laboran en el exterior. Ha aumentado la pobreza y ciertamente que la tiranía se victimiza, argumentado que las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos afectan la marcha económica del país. La Corte Penal Internacional está aparentemente mediatizada, las Naciones Unidas han actuado con cierta complacencia ante las abiertas violaciones de los Derechos Humanos perpetrados por la dictadura. Michelle Bachelet cumplió un penoso papel, demostrando debilidad frente al tirano. El gobierno de Joe Biden, en un determinado momento ha sido concesivo con el gobierno de Nicolás Maduro, otorgando libertad a los sobrinos del dictador y a uno de sus principales testaferros. Venezuela, Cuba y Nicaragua son aliados políticos de Rusia. El gobierno de López Obrador simpatiza con las dictaduras y probablemente la electa presidenta Claudia Sheimbaun mantenga una posición similar.
Hoy la oposición lidera todas las encuestas, llenando las plazas y calles de todo el país. Edmundo Gónzalez Urrutia, con el respaldo de María Corina Machado, están demostrando entereza y valentía para enfrentar a todo el aparato estatal al servicio de la campaña reeleccionista de Maduro. El chavismo ha perdido gran parte de su base social, lo que debe hacer posible que Edmundo Gonzalez Urrutia gane ampliamente los comicios. Las elecciones han sido anticipadas deliberadamente, para que entre la fecha de los comicios y la transferencia de gobierno exista una brecha de varios meses.
Maduro anuncia que el gobierno del presidente Biden ha mostrado interés en reanudar el diálogo, lo que parece una declaración que forma parte de una estrategía. No descarto que el gobierno venezolano decida con cualquier pretexto suspender las elecciones. Más aún estimo que está en riesgo la seguridad y la vida, especialmente de María Corina Machado. La dictadura pretende crear pánico y temor en la población, por ello Nicolás Maduro habla de la posibilidad de que se desate una "guerra civil" en caso triunfe la oposición.
La gran movilización de los electores, la defensa del voto en las mesas de sufragio y sobre todo la presencia ciudadana en las calles y plazas, será decisiva. Si el hartazgo entre la población civil se une a la actitud cívica de los uniformados, nada evitará la victoria de la oposición. Nicolás Maduro puede optar por la represión o en su defecto negociar su salida del poder. La comunidad internacional no puede ser indiferente. Los venezolanos en el exterior deben movilizarse. De consumarse la victoria de la oposición el próximo 28 de julio, el largo período de transferencia de gobierno puede hacer posible el diálogo entre las partes. Mientras que el Partido Demócrata se muestra tolerante con Nicolás Maduro, sucede lo contrario en el caso de Donald Trump y el partido Republicano. Son tiempos difíciles, hoy Venezuela libra una batalla por la libertad.