PortadaDomingo, 8 de septiembre de 2024
La Contrarrevolución de las ideas

Francisco Tudela escribe en la contraportada de Contrarrevolución en los Andes. Ensayos sobre el jacobinismo revolucionario y el fracaso de la República en el Perú (USIL, 2024) que Víctor Andrés Ponce, autor de la obra, ha hecho una "contribución decisiva al debate contemporáneo peruano, al revelar las causas filosóficas por las cuales no hemos logrado establecer una República con instituciones estables". Esta obra, presentada recientemente en la FIL, es la más reciente publicación de Ponce, quien también dirige el portal El Montonero. En el libro, Ponce cuestiona la ideología que guiaba a los próceres de la Independencia, identificando lo que denomina "jacobinismo revolucionario" como el conjunto de ideas sobre las que se fundó el Perú. Según su análisis, estas ideas son las responsables del truncado desarrollo republicano, en contraste con los sistemas anglosajones que lograron prosperar desde sus inicios. Para profundizar en esta polémica tesis filosófica, conversamos con el autor.

Al leer el libro, una de las conclusiones principales que señala es que los próceres de la Independencia estaban ideológicamente equivocados.

Sí, es que tanto Bolívar como San Martín creían en las grandes tesis ilustradas, la soberanía del pueblo, el equilibrio de poderes o igualdad ante la ley. Todas esas tesis pertenecían al arsenal revolucionario. Pero, ¿qué fue lo que pasó realmente cuando se aplicaron? Se eliminan a las noblezas indígenas. Este sistema de reinos se queda sin representantes por el lado del mundo andino. Por ejemplo, Alicia del Águila, en el libro “La Ciudadanía Corporativa”, señala que antes de la Independencia las comunidades indígenas tenían casi todas las tierras del Perú. Pero con la Independencia, las primeras constituciones logran eliminar las noblezas indígenas, bajo el principio de igualdad ante la ley. Luego de la batalla de Ayacucho y Junín, se produce la mayor expropiación de tierras al mundo indígena de la historia de América. Todo esto viene desde la concepción de que la razón puede reconocer toda una realidad y ordenarla, una ingeniería del pensamiento.


Esa forma de pensar es la que llama “jacobinismo revolucionario”.

El Jacobinismo es el ala izquierdista de los ideólogos de la revolución francesa, los cuales destruyeron todas las instituciones del mundo antiguo francés. Incluso, los tipos de medidas, los calendarios, las horas, la moneda, un sinnúmero de pequeños ordenamientos que imperaban desde antes y todos los reconocían como tal. Fue un cambio total. Ellos son los primeros revolucionarios en arrasar las instituciones que una sociedad ha construido en un largo proceso de ensayo y error. Es la misma filosofía que los bolcheviques, que los nazis o que los chavistas que quieren refundar la sociedad. Las independencias tuvieron esa idea. La idea del cambio estricto por la razón, el cambio revolucionario.

En el libro señala que hay grandes diferencias entre las revoluciones anglosajonas y las independencias del sur de América.

Las revoluciones anglosajonas, tanto en la Revolución Gloriosa de 1688 como la Independencia de los Estados Unidos, se dieron para preservar las instituciones que la sociedad había optado como propias. Por ejemplo, en la Revolución Inglesa, se cambia a un rey católico por uno protestante y se resguardan las instituciones de la propia carta magna. El objetivo es preservar las instituciones. En el caso de EE. UU. es algo similar, la única construcción racional es el Estado federal, pero la columna del Estado sigue siendo la misma. Tocqueville decía que en EE. UU. los municipios le prestan sus funcionarios y experiencia al Estado federal. Mientras que, en Francia, el gobierno central les presta a los municipios sus funcionarios y experiencia. Son fenómenos completamente diferentes.

En el libro parece que diera a entender que la Independencia del Perú debió haber seguido un patrón de conservadurismo anglosajón, pero, ¿No sería una verdadera revolución conservadora seguir las ideas conservadoras españolas? Continuar con una monarquía católica, pero independiente.

En los ensayos que provienen de mi tesis doctoral en filosofía, no propongo un modelo como tal. Lo único que hago es señalar que la causa principal del fracaso republicano es el jacobinismo revolucionario. Por la permanente inestabilidad republicana.

Pero en el libro sí hay una defensa de los modelos anglosajones.

Pero es el modelo alrededor de las tradiciones conservadoras, en el cual los actores políticos reconocen los límites de la razón y aceptan que hay otras fuentes de conocimiento como lo es la evolución social. La prueba y el error de una sociedad. Por ejemplo, actualmente, la idea de una constituyente es replicar la idea del jacobinismo. Debemos volver a las instituciones de la propia sociedad emergente construye. Familia, acuerdos, mercado, propiedad, religión, tradiciones de credo son partes de ese cuerpo social. Esta investigación la desarrollé hace cuatro años, ahora tendría que mencionar a la Escolástica, pues finalmente ahí está la gran fuente que nos permite rebatir el pensamiento revolucionario que está destruyendo occidente. Estamos viviendo en occidente una revolución cultural sin precedentes. Se quiere controlar el lenguaje, se quiere proscribir el cristianismo y censurar a los profesores en las universidades. Es similar al partido comunista chino, sin la violencia, pero el marco filosófico es similar. Es jacobinismo puro.

Hoy vemos como el jacobinismo ha mutado en progresismo, wokismo, y está llevando a Occidente a separarse de esas ideas que la hicieron grande, según menciona. Pero, ¿cuáles han sido esas ideas?

Occidente es republicanismo. ¿Qué significa eso? Es construir un gobierno de instituciones para controlar el poder. Si miramos la historia de las ciudades-estado de Grecia, la República Romana, notas la construcción de instituciones. El gran momento republicano antiguo fue la República de Roma que duró cuatro siglos. Otro gran concepto de occidente es la tradición judeocristiana. El hombre como centro de la naturaleza, desde el punto de vista de los relatos sagrados de los evangelios del cristianismo. El hombre está perdiendo su centralismo. Otro gran aporte es el capitalismo. El capitalismo crea la posibilidad de que la mujer pueda salir a trabajar a la fábrica, dado que precisamente el sistema capitalista consta de un desarrollo que hace que la fuerza bruta no sea necesaria al 100%, las maquinarias suplan esa fuerza y eso genera que las mujeres también puedan incorporarse. Occidente vive una revolución cultural que no sabemos a dónde va a llevar. Si Marx resucitara y viera lo que está pasando, sería el hombre más feliz del planeta. Porque Marx siempre apuntó contra la familia tradicional, pues es el origen de la propiedad privada, de la herencia y de los contratos. Todo esto que menciono no es teológico, sino estrictamente filosófico. Estamos perdiendo el debate de las ideas.

Volviendo al libro, hay una parte de la argumentación que sorprende. Cuando el Perú decide instituirse como una República Democrática en la que todos los ciudadanos somos iguales ante la ley, la lógica de ese nuevo proyecto es una en donde se eliminan las noblezas de criollos e indios. Sin embargo, usted defiende el rol del curaca, del noble indígena en el desarrollo del virreinato, ¿Se puede compatibilizar esa desigualdad frente a la ley con una República?

Cuando la Independencia iguala a todos, se termina por excluir a la mayoría del proceso republicano. Porque en el virreinato existían reinos, la República de Indios y de españoles tenían sus leyes y sus estamentos. Las noblezas indígenas incluso tenían sus propias relaciones con la corona. Era una sociedad que funcionaba. La República de los Indios es como la república de cualquier reino de España. Los instruidos eran los nobles tanto de los criollos como indígenas. Cuando vino el pensamiento jacobino instauró una sola planificación como forma de solucionar todo tipo de problemas. Pero todo se va estrellando contra la realidad. No solamente hubo despojo de tierras que produjo ese pensamiento racional, sino también una inestabilidad perpetua. Finalmente, las comunidades indígenas fueron arrinconadas por la República. La mayoría de la población que debía ser considerada parte del proyecto republicano fue expulsada y dejada de lado. Cuando la izquierda habla de la descolonización, se equivocan porque llevamos más de tres siglos de jacobinismo revolucionario.

Un punto interesante que menciona son las excepciones al jacobinismo revolucionario en nuestra historia. Por ejemplo, la generación del 900, los arielistas, que al día de hoy pareciera que siguen siendo la única fuente de pensadores de auténtico conservadurismo peruano.

Efectivamente, esa generación es la que comienza a reflexionar al Perú como tal. Una de sus grandes preocupaciones era la construcción de una República. Esa generación entendió, de una u otra manera, que el jacobinismo había destruido las posibilidades del Perú. Plantean retornar a un pensamiento crítico sobre el racionalismo.

Uno de los subtítulos del libro es “Conservadores sin nada que conservar”, ¿A dónde deben mirar los conservadores peruanos si no hay nada que conservar?

Muchas de las instituciones se han visto perdidas o disminuidas por el jacobinismo revolucionario y su tabula rasa. Pero existen dos instituciones muy presentes que son las Fuerzas Armadas y la Iglesia Católica. Eso explica que muchas veces los conservadores peruanos hayan aparecido como religiosos. ¿Entonces cómo construir el nuevo Perú? Las instituciones están en el ordenamiento popular.

¿Hablamos de construir instituciones con base en las tradiciones informales del Perú?

No necesariamente. Estoy hablando de todo un mundo emergente que paradójicamente tiene instituciones en sus tradiciones religiosas, familias, libre mercado y desregulaciones. Eso no está en el mundo formal. El mundo formal es jacobino. La legislación del mundo laboral es socialista, es de corte revolucionaria jacobina. Por ejemplo, en el mundo anglosajón, cuanto más se protege al empresario, el trabajador podrá aspirar a más y crecer con este. Y todos los países donde se han declarado derechos sociales suelen ser donde peor la están pasando a diferencia de donde se protege la inversión y se da libertad de contratación.

Es verdad hay que comenzar a ver las instituciones que han formado el mundo emergente del Perú, eso es un enunciado interesante, ¿Pero cómo aterrizamos eso en una política pública o un diseño institucional?

Tenemos que entender que hay regulaciones históricas que no podemos ser ajenos. La idea del equilibrio de poder tiene que estar ahí, incluso la idea de una Defensoría del Pueblo. Hay hechos que no podemos dejar de lado y que son funcionales para este Perú. Lo que tenemos que hacer es ordenar de abajo para arriba, no de arriba para abajo. Es comenzar a ver las instituciones espontáneas que surgen del peruano emergente para poder construir algo real. Se debe desmontar todo lo que excluye y genera informalidad. Por ejemplo, eso podría ser solucionado con una absoluta flexibilidad laboral como pasa en Gamarra o en Huancayo. Ver la verdadera experiencia de los actores dentro del mercado. Porque si no tienes una legislación que solo la cumplen algunos porque solo algunos pueden.

Para ver la entrevista completa puede dar clic aquí: https://youtu.be/P7UxKp5aCl8

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