La contundente victoria de Donald Trump pone de manifiesto cómo el partido Demócrata se ha ido alejando de sus tradicionales electores a lo largo y ancho del país. Kamala Harris, sin habilidades políticas y comunicacionales, nunca fue capaz de explicar qué alternativas proponía en materia de reducción de la inflación, generación de empleo, crisis migratoria y seguridad internacional. El partido Demócrata es el vocero de la agenda globalista de las Naciones Unidas, persiste en defender las causas de las llamadas minorías, olvidando que el electorado norteamericano está formado por los electores de las grandes ciudades, de las ciudades intermedias y de las zonas rurales del país.
En los Estados Unidos el voto no es obligatorio, pero ante la polarización política en curso, se ha observado la gran movilización de electores que tradicionalmente no asisten a votar. Kamala Harris trató siempre de victimizarse, resaltar su condición de mujer, poner de relieve sus raíces étnicas, levantando las banderas del derecho al aborto, en especial. Harris contó con grandes fondos en su campaña electoral y se valió de figuras del cine, el arte y la música para tratar de ganar adhesiones entre los jóvenes, los afroamericanos y los hispanos. Donald Trump logró lo que para sus detractores era virtualmente imposible. A lo largo de los últimos años, los cargos e imputaciones en su contra lo convirtieron en protagonista de la política norteamericana y a la vez hicieron posible que ganara mayores adhesiones entre los electores republicanos. Su discurso alejado de los tecnicismos y academicismos, fue sumando voluntades, levantó la autoestima nacional, resaltó los valores tradicionales de la familia, habló de reducción de impuestos, de recuperar empleos en el sector industrial, de frenar la migración ilegal.
Donald Trump es crítico de la Agenda de Naciones Unidas 2030, del globalismo y del progresismo neomarxista que marca la línea política de las élites norteamericanas. Trump supo convencer o, en su defecto, fue la mejor opción frente a la candidata de un partido, como el Demócrata, marcado por un discurso con rasgos de intolerancia y alejado de las aspiraciones de un amplio sector del país. La victoria de Trump, desde la perspectiva de América Latina, refuerza la línea de acción de gobiernos como el de Javier Milei en Argentina. Bajo el liderazgo de Donald Trump y del anunciado Secretario de Estado, Marco Rubio, se espera que se refuerce la lucha por la libertad en América Latina. Nicolás Maduro, Díaz Canel y Daniel Ortega esperaban la victoria de Kamala Harris, al igual que el gobierno de México presidido por Claudia Sheinbaum. La lucha por la libertad exige la movilización de los pueblos. América Latina no debe ceder en su lucha por la libertad y el fin de las tiranías.
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