OpiniónDomingo, 1 de diciembre de 2024
Antimperialismo constructivo e interdependencia, por José Antonio Torres Iriarte
José Antonio Torres Iriarte
Abogado y analista político

En un mundo marcado por la apertura e integración de mercados, organismos como el Movimiento No Alineado, que durante la Guerra Fría buscaba representar a gobiernos que aseguraban mantenerse al margen de las hegemonías estadounidense y soviética, hoy están desfasados. Las Naciones Unidas y otros organismos internacionales surgieron después de la Segunda Guerra Mundial. Mientras la ONU buscaba preservar la paz, otorgando un rol central a las potencias vencedoras en el Consejo de Seguridad, el Banco Mundial, el FMI y el GATT perseguían objetivos económicos distintos.

Tras la Guerra Fría, la disolución de la URSS, la reunificación alemana y la democratización de Europa del Este, parecía consolidarse la hegemonía de Estados Unidos y Occidente. La caída del régimen soviético evidenció las fallas de la economía centralizada, y los partidos comunistas de Europa del Este se transformaron, abandonando las tesis ortodoxas de la dictadura del proletariado. Surgió un neomarxismo que, en lugar de abanderar las tradicionales luchas revolucionarias, se enfocó en defender a las minorías, el ecologismo y los derechos humanos. Paradójicamente, los antiguos movimientos marxistas como el leninismo, maoísmo y castrismo, habían mostrado escaso interés en defender las libertades consagradas por la ONU en 1948.

Desde los años noventa, surgieron organizaciones no gubernamentales que, asegurando representar a la sociedad civil, lograron captar fondos de la cooperación internacional y de magnates globales. El neomarxismo encontró eco en universidades de Norteamérica y Europa, y se infiltró en América Latina mediante un lenguaje más moderado.

En América Latina, a inicios del siglo XXI, el fin de la dictadura castrista parecía inminente. Sin embargo, el Foro de Sao Paulo y la llegada de Hugo Chávez al poder en 1999 ilusionaron a un pueblo que veía en él a un líder mesiánico capaz de instaurar un paraíso terrenal. Chávez y Fidel Castro se autoproclamaron líderes de una América Latina en busca de la felicidad. Con Lula en el poder en Brasil, y un peronismo más populista en Argentina, intentaron superar la crisis económica tras el colapso del Plan de Convertibilidad de Menem.

Por su parte, Estados Unidos lanzó la Iniciativa para las Américas y firmó el TLCAN en 1994, aunque el ALCA tuvo poco éxito. La URSS desapareció, pero China, bajo el liderazgo del Partido Comunista, emprendió reformas que la llevaron a convertirse en una potencia económica. China participa en el APEC, los BRICS y el G20, invierte en América Latina y África, y tiene una creciente presencia en los mercados globales. No obstante, Beijing sigue sin promover libertades y mantiene tensiones en Hong Kong y Taiwán.

El reciente Megapuerto de Chancay, inaugurado en Perú, evidencia el interés de China en la región y es fruto del Tratado de Libre Comercio firmado durante el segundo gobierno de Alan García. Desde la perspectiva de Víctor Raúl Haya de la Torre, el antimperialismo constructivo exige saber tratar con el capital extranjero. Este puerto convierte a Perú en un hub portuario de alta tecnología. Perú, sin ceder soberanía ni hipotecarse a ninguna potencia, debe aprovechar su moneda estable, baja inflación y moderado endeudamiento para crecer a más del 6% anual.

La democracia requiere partidos con doctrina, capaces de impulsar políticas que generen empleo y reduzcan la pobreza. América Latina enfrenta dictaduras como las de Cuba, Nicaragua y Venezuela, mientras una crisis migratoria sin precedentes afecta especialmente a Venezuela y Cuba.

Recientemente, Perú fue anfitrión de la Cumbre APEC, consolidándose como referente internacional. La Alianza del Pacífico (México, Colombia, Perú y Chile) debe consolidarse como alternativa a los populismos. Sin embargo, no podemos ignorar que López Obrador se negó a entregar la presidencia pro tempore al Perú, alegando que Pedro Castillo era un "preso político". Además, Claudia Sheinbaum, presidenta de México, no asistió a la Cumbre APEC en Lima, marcando distancia del gobierno peruano.

Perú debe mantener una mirada global sin descuidar las amenazas internas. Siguiendo a Haya de la Torre, es momento de hablar de interdependencia y antimperialismo constructivo.

Si quiere suscribirse a todo nuestro contenido Vía WhatsApp dele click a este link: https://bit.ly/49m0YNU

También puede ingresar a nuestra cuenta de Telegram: https://t.me/elreporteperu