El 17 de marzo del 2025 se cumplen 50 años desde que la dotación del B.A.P. Independencia –antiguo buque escuela de la Marina de Guerra del Perú– realizó un reconocimiento a la gesta de aquellos 13 valientes de la isla del Gallo, decisión quinientista que daría origen, a lo largo de los siglos, a muchas de las sociedades y repúblicas de esta parte del planeta.
El motivo de su arribo se debió a la decisión del presidente de la República del Perú, arquitecto Fernando Belaunde Terry, de rendir homenaje a España. Para ello, una delegación peruana compuesta por el embajador Carlos Vásquez Ayllón, el académico Aurelio Miró Quesada, presidente de la Academia Nacional de la Historia y el distinguido historiador Héctor López Martínez, director de organismos internacionales del Ministerio de Educación, viajó en avión hacia Panamá para embarcarse en el otrora buque escuela, el 15 de marzo, junto al embajador de España en el Perú, Ángel Sanz y Briz (1964-1967), amigo cercano de Belaúnde.
Al desembarcar en la isla, fueron recibidos por las autoridades políticas de Colombia, la matriarca de la isla, así como por el presidente de la Academia Colombiana de Historia. Los enviados colocaron una placa en homenaje a España en tan simbólico espacio geográfico para la historia de Hispanoamérica.
La nota publicada en la Revista de Marina anotó que:
“[…] Junto a los pabellones de los dos países formaron los cadetes, así como los oficiales peruanos y colombianos, cada grupo en el número simbólico de trece […] Luego, en nombre del Perú usó de la palabra el Presidente de la Academia Peruana de la Historia […] A continuación, el Presidente de la Academia Colombiana de la Historia, General Julio Londoño, resaltó lo significativo de este homenaje, en que se unían tres países. Y, finalmente, el Embajador de España en el Perú, Ángel Sanz Briz, agradeció el homenaje en nombre de su patria y exaltó las virtudes heroicas de Pizarro y la gallardía de caligrafía de su espada en las arenas de la isla del Gallo. Se rompió entonces el silencio, comenzaron las músicas y estallaron los aplausos […] los pocos habitantes del lugar, encabezados por una anciana mulata de 90 años, agasajaron a los visitantes con agua de coco” (Crónica Nacional, 1965).
Vale recordar el texto de la placa instalada, la cual resaltaba la participación de la Marina de Guerra en el homenaje del Perú a España, la misma que se asumía como propia por ser nuestra Institución Naval heredera de aquella que engendró a marinos de la talla de Álvaro de Bazán y Blas de Lezo: