OpiniónDomingo, 30 de marzo de 2025
Fiscalía mutante, por José Luis Gil
José Luis Gil
Analista político y ex GEIN

Cada vez son más perturbadoras las acciones grotescas del Ministerio Público contra la democracia de nuestro país. No ha sido suficiente para ellos fracasar en sus deberes contra la empresa más corrupta de la historia del Perú, Odebrecht y otras, cuyas consecuencias son la pérdida de recursos económicos en perjuicio del país. Sin embargo, hoy vuelven a la carga iniciando pertinaces “indagaciones” (en el fondo, persecuciones político-judiciales) contra partidos políticos y algunos líderes, como si su consigna fuera arrasar o debilitar las elecciones para favorecer a sus aliados progres o caviares. Para esto no fue creada la Fiscalía.

Hoy podemos decir que el Ministerio Público ya no es un organismo “independiente” en “pleno” desarrollo, sino, un ente en un serio proceso de mutación. Es decir, si todos caímos redonditos en creer que cambiando sus funciones de la Constitución de 1979 que decía “Vigilar e intervenir en la investigación del delito desde la etapa policial” (Art. 250-5 CP 1979) por “Conducir desde su inicio la investigación del delito” (Art. 159-4 CP 93) y que con eso se mejoraba la calidad de los procesos penales, pues nos equivocamos de cabo a rabo, porque para eso no sirvió, sino, para ser parte de una monstruosa estrategia de la mafia caviar para manejar uno de los hilos del poder: El sistema de justicia.

La “mutación” no vino sola, al contrario, vino acompañado de instrumentos jurídicos, como el garantista Código Procesal Penal, que no es sino una burda alienación esparcida a nivel mundial, como si se tratara de un sistema “plano” para todos los países y que solo trajo abusos del derecho, cambios en los procedimientos y relativización de la labor investigativa, del pesquisa de la Policía Nacional del Perú, reduciéndola casi a ser simples secretarios de los “mandatos fiscales”, cada vez mas disparatado.

Todo eso tuvo consecuencias, el indudable crecimiento exponencial de la criminalidad en el Perú, cuyos inicios justamente datan de la entrada en vigor del CPP en el 2024. Los números, las estadísticas del aumento criminal en todas las plataformas, no mienten. La intromisión vino en los temas operativos como son el manejo de fuentes humanas para enajenarlos como procedimiento convirtiéndolos en “colaboración eficaz” como centro de investigación y la “detención preliminar” sin previe inteligencia como medida efectista. El principio de “Investigar para detener” fue deformado para regresar al “Detener para investigar” de los fiscales. Las víctimas mas “notables” de la monstruosa mutación, han sido líderes políticos, partidos, militares y policías, entre otros.

Ya no es un secreto la perversa infiltración progresista o caviar en las filas y los pasillos del Ministerio Público, los hechos revelados por la prensa independiente, las redes sociales, y las propias investigaciones que algunos jueces y fiscales independientes que aun existen, así lo demuestran. Las noticias sobre esta institución solo revelan el miasma de una organización putrefacta en ciertas partes de su cuerpo que debe ser extirpados por la democracia y las leyes sin miramiento alguno.

Es momento que el país entero reclame al poder Legislativo, a la Junta Nacional de Justicia y a cuantos entes oficiales corresponda, que se arranque de raíz a la costra purulenta de fiscales supremos y superiores que hay en la fiscalía y que nada bien le hacen al país en estas circunstancias de grave crisis de la macro criminalidad transnacional y las elecciones generales que se avecinan. Saquemos de una vez por todas la ineptitud y la maledicencia del local de la avenida Abancay, adecentémosla, purifiquémosla y que en plazo inmediato se pongan a trabajar. Sí se puede.