OpiniónDomingo, 13 de julio de 2025
Ellos ganaron la guerra, nosotros les hicimos perder la vida, por Álvaro Chávez
Álvaro Chávez
Empresario

Mientras los asesinos de la patria fueron liberados con abrazos y discursos progres, los soldados que la salvaron envejecieron en prisión: solos, enfermos y olvidados. Esta amnistía no es un regalo. Es una deuda. Un país que encarcela a sus soldados y libera a sus verdugos ha perdido el juicio y la vergüenza. Eso hizo el Perú durante más de 30 años. Terroristas con las manos manchadas de sangre salieron libres con resoluciones elegantes, mientras oficiales y suboficiales que lucharon por la patria morían en silencio: en celdas, en salas de juicio eternas, en hospitales sin nombre.

Esta ley de amnistía, recién aprobada, no es olvidada. Es un acto mínimo de justicia.

¿A quién protege?
A más de 900 militares y policías que enfrentaron el terror entre 1980 y el 2000. Muchos ya pasaron los 70 años. Algunos están ciegos, mutilados, con cáncer, quebrados por dentro y por fuera. Muchos esperaron justicia por más de 18 años sin sentencia. Y mientras tanto, los asesinos de sus hermanos salían por la puerta grande, incluso indemnizados por el Estado que querían destruir.

¿Quiénes se oponen?
Los de siempre:
• Las ONG caviares financiadas por Europa.
• Los congresistas que nunca patrullaron una calle.
• Las oficinas internacionales que jamás enterraron a un hijo por culpa de una bomba de Sendero.

Hablan de derechos humanos. Pero nunca defendieron los derechos de los que dieron la vida por todos nosotros.

Este no es un indulto general.
• La ley no perdona a torturadores ni a corruptos.
• Deja claro que el que cometió delitos reales, será juzgado.
• Pero también exige cerrar los juicios eternos, los expedientes podridos de odio ideológico, los procesos diseñados para humillar.

¿Y la memoria de los inocentes?
Claro que importan. Pero esa memoria también debe incluir a los soldados que murieron sin reconocimiento, a los que defendieron pueblos enteros sin apoyo, a los que fueron fusilados por terroristas y después condenados por jueces. La memoria no puede ser solo de los que gritan. También es de los que callan con honor.

Esta ley es un acto de reparación. Pero también de dignidad. Porque sin soldados no hay patria. Sin policías no hay orden. Sin coraje no hay historia. Y si el Perú hoy respira en libertad, no es gracias a los burócratas. Es gracias a los que lucharon con barro en los pies, hambre en el estómago y metralla en el alma.

Ellos ganaron la guerra. Nosotros, como país, les hicimos perder la vida. Ya era hora de devolverles el honor. Aunque sea tarde. Aunque sea con lágrimas. Pero con la frente en alto. La amnistía es justicia.

Si quiere suscribirse a todo nuestro contenido Vía WhatsApp dele click a este link: https://bit.ly/3JTiLk8

También puede ingresar a nuestra cuenta de Telegram: https://t.me/elreporteperu