OpiniónDomingo, 20 de julio de 2025
Sobre los libros, recuerdos y mi primera novela, por Alfredo Gildemeister

Podría decirse que mi infancia transcurrió entre libros, pinturas y partituras. Para otra ocasión dejo lo de mis pinturas y partituras. En cuanto a los libros, tendría ocho años cuando mi abuelo nos llevó a mis hermanos y a mí a una librería. Siempre me gustaron los libros en su versión original y no para adaptaciones para niños o jóvenes. Así que escogí Ivanhoe, de Walter Scott, en su versión original, y mi abuelo me lo compró. Llegando a casa me avoqué a leerlo.

Este amor por los libros fue creciendo con los años y el gran responsable fue mi padre. Efectivamente, recuerdo cuando de pequeño acompañaba a mi padre a visitar librerías e inclusive a ferias del libro. Extraña sensación aquella que sentía uno cuando ingresaba a una librería, en donde lo primero que se imponía era el silencio. Era como ingresar a un templo. De allí que una librería y un templo tengan mucho de similar: el silencio, para comenzar, se impone. Un riguroso silencio. Las personas que veía en la librería miraban los libros allí expuestos con respeto, casi con veneración. ¡Cuántos conocimientos acumulados! ¡Cuántos mundos por descubrir! Se tomaba un libro con respeto, como quien toma una joya y la aprecia con sumo cuidado. Y era en ese momento en que el libro mostraba al potencial lector parte de su encanto.

Para comenzar, puede decirse que el libro despide cierta sensualidad y placer. Cuando uno lo toma en sus manos, siente la textura de su cuerpo, la suavidad de sus hojas. La vista aprecia una hermosa carátula, ingeniosamente diseñada, que llama la atención por sus colores, imágenes y dibujos. Así como en el amor, todo entra por los ojos; lo mismo sucede con el libro: su encanto llama la atención a la vista. Los sentidos se despiertan con su tacto y la vista se regodea con sus colores. Luego vendrá su aroma. El olor de un libro nuevo es único. Huele a limpio, a novedad, a frescura. Hay libros que casi provoca comérselos. Esto es el encanto externo de un buen libro.

Seguidamente, casi como magia, vendrá el encanto de su interior. En el silencio de aquel templo que constituye toda librería, el visitante comienza a hojear el libro. Es casi como cuando uno conoce a una mujer guapa y atractiva. Ella solo muestra, astuta y coquetamente, parte de su encanto. El visitante lee algo del prólogo o de la introducción para darse una idea del contenido de aquel libro. Puede que su lectura lo enganche en pocos segundos —como el amor a primera vista—, caiga rendido ante sus encantos y se lo lleve de inmediato, asegurándoselo entre sus brazos para que nadie se lo arrebate. Sin embargo, puede que también aquel visitante de librerías no se sienta atraído por ese libro y lo deje. Quién sabe, será para otro. ¡Quién sabe, enganche a otro! Como en el amor, siempre habrá alguien para ti. Es cuestión de que aparezca.

Cuando uno lee un libro nuevo, es como ingresar a otro mundo, a otra época, a otra realidad. Uno se abstrae del presente. Si es una novela, terminas sumergido en una trama en la que quieres moverte, saboreando el ámbito de esa ficción, porque los seres humanos amamos las ficciones, los sueños y las fantasías. ¡Nacimos para soñar e imaginar! Vivimos aquella historia que leemos. Somos parte de ella. De allí que no sueltas el libro hasta que termina la historia y vuelves a la cruda realidad de tu vida y de tu entorno.

Le debo a mi padre el amor a los libros, el amor a la literatura y a la lectura. Mi padre devoraba literalmente los libros y me contagió su hambre de lectura. Hoy la lectura y los libros son mi vicio, mi pasión. Es como un alimento para mi espíritu. Y como todo alimento, a uno le provoca comer diversos alimentos, ya sean dulces, salados, fríos o calientes. Lo mismo sucede con los libros. Hay épocas en que me provoca leer novelas, ensayos, poesía, cuentos o biografías. Por eso he optado que, como todo un menú a mi disposición, suelo leer —digerir— diversos libros al mismo tiempo: una buena novela; una excelente crónica de historia; una estupenda biografía o unos breves ensayos que, como simples bocadillos, enriquecen tu alma. Y ahí voy. Ese es mi alimento diario, mi pasión, la cual disfruto y vivo.

El pasado viernes 18 se inauguró la Feria Internacional del Libro de Lima en su versión 29. En la referida feria presentaré el próximo miércoles 30 de julio, a las 5 p. m., en el auditorio José María Arguedas, mi primera novela: Amanece en Arica. Una novela histórica que gira alrededor de la batalla de Arica durante la Guerra del Pacífico. Esta novela será parte de una trilogía que girará alrededor de Angamos, Arica y Miraflores. He comenzado por Arica. Será una saga con un personaje de ficción como protagonista, el cual se mantendrá presente en los tres libros de la saga.

Desde niño me gustó escribir. Aún guardo alguna historia de piratas escrita en un viejo cuaderno marca Loro, con mi letra de niño. Si bien he publicado libros de temas académicos sobre Derecho, así como innumerables artículos en revistas jurídicas especializadas y artículos de opinión en diversos medios escritos como digitales durante más de treinta años, nunca he publicado una obra de ficción. Con toda humildad, esta será mi primera vez con una novela histórica en donde se mezclan los temas históricos, obviamente, con algunos personajes de ficción. La tenía en mi mente desde hace más de veinte años y hoy ya es una realidad. Solo espero que sea de su agrado, que vivan con los personajes, su época, sus miedos, ilusiones y esperanzas.

Concluyo con parte del texto de la contraportada, para que tengan una idea de la novela:
"Amanece en Arica es mucho más que un relato sobre la batalla de Arica y el terrible drama que se vivió antes, durante y después de la batalla. Por sus páginas desfilan, entre otros personajes históricos, Francisco Bolognesi, Alfonso Ugarte y Roque Sáenz Peña, en toda la trágica y heroica dimensión de su gesta. El protagonista de esta novela describe de una manera muy personal y sencilla su experiencia: la angustia, el sufrimiento, la traición, el dolor y el lógico temor ante un destino heroico pero inevitable; y destaca también la valentía, el coraje, la generosidad, la lealtad y el amor a la patria de los personajes excepcionales con los que les tocó vivir esta epopeya. Bolognesi va siendo consciente de que lo han dejado solo en aquel lejano y solitario morro, al lado de un puñado de peruanos, con la única misión de salvar el honor de su patria y dar la vida por ello".

Los espero en la Feria Internacional del Libro de Lima.