Hace unos años, un buen amigo mío que se había casado no hacía mucho me contó, muy contento, que su esposa estaba embarazada. Se trataba de su primer hijo. Por ello lo felicité y le dije que un hijo es una bendición de Dios y motivo de una gran alegría. Me comentó que su esposa se sentía bien y que, una vez que llegase al sexto mes de embarazo, se la llevaría a los Estados Unidos para que su hijo naciera allá y fuera estadounidense.
Me llamó la atención lo que me dijo, y al ver mi cara de extrañeza, me explicó que quería que su hijo tuviera los derechos y beneficios de ser estadounidense. Yo le pregunté, medio ofendido y extrañado: ¿te avergüenzas de que tu hijo nazca en el Perú y sea peruano? Obviamente, se sintió un poco turbado y, medio tartamudeando, me dijo que no era eso, sino que, si bien él quería mucho al Perú, deseaba que su hijo fuera de nacionalidad estadounidense para poder viajar sin problemas, pues a los peruanos siempre nos piden visa para todo y nos hacen problemas al viajar. Así de simple fue su explicación.
Bastante contradictoria, y la verdad, si bien respetaba su manera de pensar, no negaré que me sentí bastante decepcionado y triste de que mi amigo, en el fondo, prefiriera que su hijo no fuera peruano y optara por otro país. No entendía esa manera de pensar y de proceder, pues para mí el Perú, mi patria, es lo mejor del mundo y me siento muy orgulloso de ella.
Curiosamente, esta manera de “pensar” y proceder la he encontrado también en otros amigos y en muchas personas que, cada vez que esperaban un hijo, viajaban raudamente a los Estados Unidos para que naciera allí. Parecía ser una especie de moda —de la gente que puede permitirse viajar a los Estados Unidos, obviamente— el proceder así cada vez que esperaban un hijo. Si mi abuelo, que era muy patriota, hubiera visto esto, simplemente se espantaría y se ofendería muchísimo, pues no hay cosa más triste que una persona que no quiere a su patria —casi diría que se avergüenza o reniega de su patria— y, más aún, que lo más preciado que tiene, sus hijos, no desee que nazcan en la tierra que lo vio nacer a él.
Otro accionar también muy típico de muchos de nuestros compatriotas, que he podido apreciar desde siempre, es oír decir a alguien que, si las cosas no me van bien en el Perú, “me voy a vivir a los Estados Unidos, a Miami”; o, últimamente está muy de moda el “me voy a España”, como si estos países fueran literalmente el “paraíso terrenal”, olvidando que cada país tiene sus propios problemas. Cuando alguien me dice eso, simplemente le digo que se vaya de una vez, que no pierda tiempo. Ya me cuentas. Aquí te espero.
Lo irónico de nuestro “patriotismo a la peruana” es que casi podría decirse que solo se da en los partidos de fútbol, especialmente en las eliminatorias para la Copa Mundial de Fútbol. ¿Cuánto dura el patriotismo de los peruanos? ¿90 minutos más el tiempo suplementario que el árbitro otorgue? Antes del partido, todos se ponen la camiseta blanquirroja, el país se paraliza, se deja de trabajar o se sale antes del trabajo, las banderas peruanas brillan en el estadio, las bocinas de los automóviles suenan, todos gritan vivas al Perú, ¡todos somos peruanos a morir! Si ganamos el partido, el patriotismo nos suele durar unos cuantos días a lo sumo y nos repiten los goles por la TV hasta el cansancio (pan y circo, dirían los romanos). Si perdemos el partido, el patriotismo termina a los 90 minutos e, inclusive, muchos minutos antes. Así de simple y claro.
El año pasado, en una entrevista a la embajadora de los Estados Unidos en el Perú, le preguntaron cuáles eran los derechos de un peruano que se nacionalizaba o que nacía en los Estados Unidos. La embajadora se molestó y respondió que mejor habría que hablar de sus obligaciones, y enumeró toda una relación de obligaciones como, por ejemplo, los pagos de impuestos federales, estatales y locales, así como el servicio militar obligatorio. Lo cual es verdad. Hoy a los hijos de algunos amigos que hicieron que sus hijos nacieran en USA ya los están llamando al servicio militar obligatorio. También se están quejando del pago del impuesto a la renta tan alto, pues en USA la nacionalidad o ciudadanía determina el pago obligatorio de tributos ante el Internal Revenue Service (la SUNAT de USA). Como se puede apreciar, no todo es tan hermoso como te lo pintan, y ni mencionar la complicada y restrictiva legislación de la nueva administración Trump en relación con el tema.
Pero, en la ciencia política, ¿cuál es el significado del término “patria”? El concepto de patria hace relación a la tierra de los padres y antepasados, al lugar donde éstos descansan y donde han nacido y crecido sus descendientes. Es un concepto provisto de una fuerte carga emotiva, de tipo espiritual o moral, fundada en lazos étnicos o culturales, en donde también se alude a la raza, lengua, cultura o tradiciones, lo cual origina una voluntad de vivir en común compartiendo la misma suerte o destino.
En estos días que celebramos las Fiestas Patrias, ¿qué estamos celebrando en realidad? Dicho en sencillo: celebramos el cumpleaños de nuestra patria, de nuestra república, de nuestra cultura y tradiciones. No se trata solo de un buen fin de semana con dos feriados incluidos. Meditemos y seamos conscientes de lo que significa para cada uno de nosotros nuestra patria. Aquí nacimos y esta es nuestra tierra. Fuera de la patria siempre serás un extranjero —así tengas la residencia, ciudadanía, nacionalidad o seis pasaportes—, pues, ya sea en USA o en España, o en donde sea, siempre serás un extranjero, inmigrante o como le quieras llamar, salvo en tu patria.
De allí que, con el perdón de los que ya se fueron a buscar el sueño americano o nuevos horizontes, concluyo diciendo que esta es mi patria y de aquí no me voy. Aquí está mi tierra, mi familia, mis amigos, mis amores, mi ciudad, mi barrio, mi comida, mis bebidas, mis recuerdos, mi pasado, mis playas, mis montañas, mi selva: un país grande y maravilloso del cual me siento orgulloso y —por qué no decirlo— que tiene sus propios problemas, a los cuales debemos enfrentar y solucionar con coraje, decisión y mucha ilusión por hacer un país grande, sin esconder la cabeza como el avestruz o huir a otros países en donde, repito, siempre serás un extranjero, añorando a diario, con nostalgia casi crónica, tu patria. Y en donde, digas lo que digas, te vistas como te vistas, hagas lo que hagas, siempre serás un extranjero más.
¡Que amemos a nuestra patria siempre y no solo durante un partido de fútbol o cantando en una peña criolla “Contigo Perú”! ¡Nuestra patria es mucho más que eso!
¡Felices Fiestas Patrias para todos! ¡Arriba Perú!