PortadaSábado, 16 de agosto de 2025
Carlos Paredes: “No se dejen engatusar por la estrategia clarísima de Vizcarra”

La política peruana atraviesa un nuevo punto de ebullición tras la prisión preventiva dictada contra el expresidente y golpista Martín Vizcarra. Lejos de significar un cierre, la medida ha reabierto viejas heridas y expuesto, una vez más, la fragilidad de nuestro sistema frente a figuras que hicieron del poder un ejercicio de cinismo y manipulación.

En este escenario, El Reporte dialogó con uno de los periodistas que más de cerca ha seguido su trayectoria: Carlos Paredes. Con la autoridad de quien ha investigado cada pliegue del “Lagarto”, Paredes desnuda las redes ocultas que sostuvieron su ascenso y advierte sobre los movimientos que, incluso desde la sombra, Vizcarra podría intentar en el futuro.

–¿De dónde sale el apodo del Lagarto? ¿Venía desde Moquegua?

Sí, cuando escribí el libro El perfil del Lagarto, viajé a Moquegua y tuve la oportunidad de hablar con un primo de Vizcarra. Este me confesó que el único que había heredado esa vena política de su padre –que, como sabemos, fue dirigente del APRA por mucho tiempo en el sur– era Martín Vizcarra. También me dijo que le decían el Lagarto no solo porque tenía cierto parecido físico, sino sobre todo porque era de sangre fría y un gran calculador.

–Y esa personalidad de reptil es algo que lo ha demostrado a lo largo de su ejecutoria pública…

Desde que empezó en el Estado. Junto a su padre, en el primer gobierno del APRA, en el proyecto Pasto Grande, fue donde se inició políticamente. Y también donde empezó la corrupción. Pero no queda ahí. En la pandemia también lo demostró, con el cinismo con que cambiaba las cifras. Y ahora lo hemos visto esta semana frente al juez Jorge Chávez Tamariz. Es casi un rasgo patológico decir que nada de lo que el fiscal Germán Juárez Atoche ha recolectado en ese voluminoso expediente judicial es cierto. Dijo que todo era mentira. ¿Se puede ser más descarado?

–Respecto a la prisión preventiva de cinco meses, ¿es poco?

Sí, pero yo creo que es un punto de inflexión. El juez Chávez Tamariz entendió bien que se trataba de un desobediente de las reglas de conducta que la justicia le había impuesto, porque está procesado por cargos gravísimos de corrupción. Es inminente una condena de al menos 15 años. Analicemos un poco el presente: Vizcarra incluso armó un expediente junto a su abogado para supuestamente acreditar arraigo laboral, y todo lo hizo falseando información. Eso lo demostró el fiscal. La empresa que lo contrata es de sus hijas y de su esposa. No firma el contrato la representante legal, que es la esposa, sino una asistenta de su abogado. Además, la empresa no tenía ingresos hasta fines de junio del año 2025. Entonces, ¿cómo es que le iba a pagar a Vizcarra consultorías si no tenía un solo centavo de ingresos? ¿Quién pone esa plata? Eso demostraba que todo era una treta para engañar nuevamente a la justicia. Por eso el juez entiende el peligro y da cinco meses, porque calcula que en ese tiempo acabará el juicio oral y se dictará la sentencia.

–Estuvo en la selva por Leticia hace no mucho.

Sí, en un acto populista, irresponsable.

–Pero, digamos, tenía un libre tránsito bastante amplio. Él pensaba que seguía en campaña prácticamente.

Sí, él sigue en campaña, aun sabiendo que no puede postular a ningún cargo público. Lo que quiere es que su partido vaya a las elecciones del próximo año. Si logra meter un número considerable de diputados y senadores, ya tendría una bancada propia internamente. Esto le serviría para poder negociar las condiciones de su prisión. Eventualmente, si tiene fuerza, podría pedir una amnistía del Congreso. Y si exageramos –porque en el Perú cualquier cosa puede pasar– hay que estar atentos: Vizcarra ya cambió de eslogan. Ya no dice “Martín Vizcarra”, dice “M. Vizcarra”. Recordemos que su hermano es Mario Vizcarra, quien ha salido estas últimas horas a dar la cara. En un caso extremo de nuestra política kafkiana, si Mario gana las elecciones, se hace presidente e indulta a su hermano.

–Es una carpeta bastante fuerte, muy contundente.

Sí, es el único caso de corrupción al más alto nivel que yo conozco, donde la coima se dio con factura. Me refiero a la avioneta, el avión chárter que pidió Vizcarra que le contratara Obrainsa para llevar una delegación boliviana de Lima a Ilo y viceversa. Existe el correo electrónico de Vizcarra no solo dando la relación de pasajeros, sino que abajo adjunta la frase clave: “a cuenta de lo pactado, a cuenta de lo conversado”. Lo conversado era la coima de 1.300.000 soles para darle la buena pro a Obrainsa, a pesar de que había ganado en buena lid el concurso con la participación de UNOPS. Aparte, hay geolocalización de los teléfonos y testimonios de seis personas. Hasta se ha probado cómo se sacó la plata en efectivo para luego entregarla en sobres. Hay un montón de evidencias disponibles. Pero claro, solamente Vizcarra, su abogado y Rosa María Palacios dicen que solo se le ha probado medio delito.

–Si bien hay un montón de pruebas fuertes en contra de Vizcarra, la justicia sí se ha demorado un poco. ¿Qué ha hecho Vizcarra o cómo ha manipulado la justicia?

Recuerda que cuando aparece como candidato a la primera vicepresidencia en la fórmula de PPK, saltaron sus 40 denuncias en Moquegua, pero todas fueron archivadas. Pero no solo eso: cuando viajé a Moquegua a reconstruir un poco el pasado político de Vizcarra, me encontré con varios expedientes, incluidos los dos temas emblemáticos que se están juzgando ahora. Ya habían sido consultados por la prensa. De hecho, hablando con varias fuentes, una me dice: “¿para qué vienen acá a pedirnos información si nunca van a publicar?”. Esta fuente me contó que en el año 2016 había venido un equipo de investigación del programa Cuarto Poder de América. La fuente les dio todo: videos, documentos. Nunca publicaron nada. Efectivamente, había ido un periodista, Eduardo García, quien encontró esa documentación. Sin embargo, lo reportó a su jefe de la unidad de investigación, Carlos Castro, y este a su vez a Clara Elvira Ospina, pero ella dijo que era un refrito, que ya estaba archivado.

–Vizcarra tenía un gran blindaje, entonces.

Por supuesto. Clara Elvira Ospina, que hasta ahora sigue blindándolo a través de La República o de Epicentro. Yo me pregunto: ¿es simplemente autocensura, descuido, o qué razones hay detrás para blindar a Martín Vizcarra?

–¿A qué cree que se debe ese silencio de la prensa tradicional con Vizcarra? ¿Qué favoritismos o encargos pudieron suscitarlo?

Creo que hay varias explicaciones. La primera es la clásica: el enemigo de mi enemigo es mi amigo. Recuerda que Vizcarra, después de pactar con Keiko Fujimori para traicionar a Pedro Pablo Kuczynski, toma la presidencia tras la renuncia de este. Después traiciona a Keiko Fujimori y se convierte en el enemigo encarnizado del fujimorismo. Entonces, todos los antifujimoristas se hicieron aliados de Vizcarra. Por lo tanto, lo blindaron editorialmente. Esa es una explicación. La otra tiene que ver con la publicidad estatal. La República, por ejemplo, se benefició de manera obscena durante el gobierno de Vizcarra.

–Ahora, y yéndonos a un caso que no hemos mencionado todavía, el de la vacuna, que todavía no ha tenido ningún tipo de juicio.

Ni siquiera se está investigando. Es una vergüenza. Vizcarra está con prisión preventiva por dos millones trescientos mil soles que exigió y cobró en partes a dos consorcios que hicieron obras en su gobierno regional. ¿Pero sabes cuánto dinero gastó el Estado solo en 2020 con la pandemia? Imagínate: cuando Vizcarra disuelve el Congreso de manera absolutamente inconstitucional, a fines de septiembre del 2019, se queda solo, en la práctica un dictador, gobernando sin equilibrio de poderes a punta de decretos de urgencia. Ni el Congreso, ni la Contraloría, ni la Fiscalía, y ni siquiera el periodismo se atrevieron a investigarlo. El único ha sido Alfonso Baella Matto, quien acaba de publicar un libro analizando ese periodo. Por eso digo: lo de Moquegua es una migaja, comparado con lo que hizo el Lagarto en la pandemia. Imagínate, fue tan irresponsable que no pagó en septiembre de 2020 la primera cuota a Pfizer, como sí lo hicieron nuestros países vecinos. Por ello no tuvimos vacuna. Recién llegaron en marzo o abril, pero no de Pfizer, sino de Sinopharm. ¿Sabes por qué? Porque él quería comprar 40 millones de vacunas chinas a tres veces el precio que nos ofrecía Pfizer. Iba a ser su negocio redondo a costa de la vida de miles de peruanos.

–¿Y qué me dices de la vacunación clandestina?

La vacunación a espaldas de la gente no solo fue un grueso error o una inconducta ética, sino un delito. Las vacunas eran patrimonio del Estado y él hizo uso de un bien público que, en ese momento, significaba la diferencia entre la vida y la muerte. Se inmunizó él, su esposa, su hermano y su grupo cercano. La Fiscalía de la Nación, que es la que tiene que investigar eso, se pelea con todo el mundo, pero hace caso omiso a este tema.

–¿Por qué será? La Fiscalía lleva años muy callada con todo lo relacionado a Vizcarra.

Sí, Vizcarra tuvo manejo de la Fiscalía. Recuerda que cuando fue presidente se reunió clandestinamente en su casa con dos fiscales provinciales que investigaban Cuellos Blancos, donde él tenía grabaciones y conversaciones registradas con Antonio Camayo, uno de los integrantes de esa supuesta organización criminal. Nunca se supo qué conversó. Tampoco hubo transcripciones ni se filtraron los audios. Los audios los tenía Gustavo Gorriti.

–Se habla sobre la relación de la CIDH con Vizcarra. Se pensaba que él iba a apelar a la CIDH para que le quiten la inhabilitación por el golpe de Estado al Congreso.

Sí, sus abogados le venden esa idea. Escucho siempre con sorpresa a Rosa María Palacios, que se ha convertido en su defensora de oficio. A veces parece la Elena Iparraguirre de Vizcarra. Ella dice que le están haciendo caso, que irá a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y le devolverán todos sus derechos constitucionales para poder postularse. Mentira. Me da la impresión de que sus abogados lo ilusionan; de repente le cobran por esos trámites. Sin embargo, yo creo que él sabe que no pasará. Por eso mismo tiene su plan B con su hermano Mario. También le sirve como estrategia política decir que irá a la CIDH y seguir esta narrativa de que es un perseguido político, que mucha gente cree.

–Pero la gente aún parece no creer que Vizcarra es un enemigo del Perú. Muchas personas siguen apreciando la narrativa reptilesca que ha creado en estos años. ¿Qué les podría decir?

Que no se dejen engatusar por la estrategia clarísima de Vizcarra. No sé si la hace él o Maxi Aguiar, el argentino que lo asesora. Vizcarra ha encontrado una ventana de oportunidad: sabe que, en general, toda la clase política está por los suelos y que la gente está decepcionada de todos, especialmente del gobierno de Dina Boluarte y de lo que llaman el pacto de gobierno, supuestamente entre el Congreso y el Ejecutivo. Vizcarra, en ese sentido, se posiciona contra ese pacto, contra ese establishment político que hoy gobierna, y está canalizando todo ese desencanto de la gente. Pero no se dejen sorprender: Vizcarra es más nocivo que el pacto que ustedes están detestando.