InformeLunes, 12 de septiembre de 2022
Informe: Castillo y los remanentes de Gonzalo
Tony Tafur
Periodista de El Reporte

La política del Perú podría graficarse como una espiral, incluso postularse como una trágica afición por el eterno retorno. Hace 30 años, en 1992, el Grupo Especial de Inteligencia (Gein) capturó, en un operativo elogiado a escala mundial, a uno de los personajes más sanguinarios de la historia peruana, Abimael Guzmán, quien era el líder del grupo terrorista Sendero Luminoso. Los ideales marxistas-leninistas —que fueron abreviados al “pensamiento Gonzalo— quedaron marcados como estratagemas para aplicar violencia en nombre de una revolución sin pies ni cabeza. Y de esto puede dar fe cualquier retrospectiva. Pese a ello, tres décadas después, encontramos al país en manos de Pedro Castillo, un eco casi estridente de lo que significó esa época de terror. El profesor chotano llegó al poder no solo con un partido (Perú Libre) que profesa la ideología mencionada líneas arriba, sino también como fundador de una federación que proviene de una facción terrorista. Lo ha negado más de tres veces, pero sus acciones, su compañía y hasta su operatividad dicen lo contrario.

El domingo 11 de abril del 2021, día de la primera vuelta de las elecciones presidenciales, Castillo expuso la fuerza del antifujimorismo y de las provincias. Dejó en el segundo lugar a Keiko, la hija de Alberto Fujimori, y obtuvo una contundente votación en varios puntos fuera de Lima. La segunda vuelta fue una escenario similar. La gravedad que ganó, pese a ser un desconocido a medias —se recordaba sobre todo su participación en la marcha magisterial del 2017—, animó a los radiógrafos a poner sobre la mesa su historial.

Conocida la camiseta del chotano, su pasado se volvió una urgencia. El hecho más conocido fue el de su participación como promotor de la huelga magisterial en julio del 2017. Con la consigna de que eliminen la meritocrática Reforma Magisterial, Castillo encabezó una marcha masiva en el Centro de Lima. No solo se puso en tela de juicio por rechazar una medida que buscaba equilibrar los ascensos y mejorar la calidad de la educación. También se conoció que venía siendo respaldado por el Comité Nacional de Reorientación y Reconstitución del Sutep (Conare-Sutep). El entonces ministro del Interior, Carlos Basombrío, señaló que al maestro lo habían escogido como presidente del Comité de Lucha de este organismo, que, de acuerdo a la Dirección Nacional Contra el Terrorismo (Dircote), era una fachada del Movimiento por la Amnistía y Derechos Fundamentales (Movadef), brazo político de Sendero Luminoso. Esto motivó a Castillo, tiempo después, a reconstituir el movimiento con otra denominación: Federación Nacional de Trabajadores de la Educación (Fenate Perú).

Al ser escogido como presidente del Perú, la faceta no quedó en el olvido. Todo lo contrario. Bajo la premisa de tener presencia e influencia, lo practicó con la naturalidad de un pirómano que enciende una casa. Se coparon varios frentes. Además de Vladimir Cerrón y su intermitente inyección de izquierda radical (pese a la ruptura que hubo entre Castillo y Perú Libre en junio de 2022), desde este mismo movimiento llegaron al Congreso Guillermo Bermejo y Guido Bellido, investigados por presunta filiación al terrorismo, con los remanentes senderistas que se mezclaron con narcotraficantes en el Vraem. Otro congresista con estos nexos es Edgar Tello, que estuvo en una reunión —pero esta de 2018— con Castillo; Efraín Condori, defensor del pensamiento Gonzalo, y Oswaldo Esquivel Caicho, secretario de prensa del Movadef. De este último grupo, 249 se volvieron militantes del partido del lápiz. Esto se pudo corroborar en sus planillones presentados ante el Jurado Nacional de Elecciones.

En los bajos fondos, o para ser precisos, en el mismo Palacio de Gobierno, también había otra secuencia. El profesor chotano ha venido recibiendo a otros personajes vinculados al Movadef: César Tito Rojas, Mery Inés Coila Ramírez, entre otros. Incluso una vez le abrió las puertas de la casa de Pizarro el mismo día que se estaba interpelando al entonces ministro de Trabajo, Iber Maraví, quien, según unos documentos policiales, participó en uno atentados con Sendero Luminoso en Ayacucho, entre 1980 y 1981. En este ataque, de acuerdo al informe, estuvieron presentes los terroristas Arturo Morote, Hildebrando Pérez Huarancca y Edith Lagos.

Ha pasado más de un año de gobierno y Pedro Castillo no disimula estos nexos. De hecho lo niega cuando las pruebas él mismo nos las enrostra. Como si la captura del genocida Guzmán no hubiera significado nada, se cayó en el nuevo monopolio de la izquierda, solo que esta vez hay mayor peligro porque se les ha cedido el poder.

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