Para el presidente Pedro Castillo la elección de cargos de confianza es como un ejercicio condenado al error. Este último domingo 23 de octubre se conoció que Jorge López Peña —ministro de Salud a quien ya destituyó verbalmente— habría incurrido en el delito del ‘pitufeo’. Miles de soles se movieron desde distintos agentes, al parecer para evitar la declaración del origen, a la cuenta de su conviviente Dervy Apaza. A esto se suma los 70 mil dólares que Luis Quito, empresario de la salud, también depositó sin explicación alguna a Apaza. Su salida representa el ingreso de un cuarto titular en este sector, la modificación número 73 en el gabinete ministerial del profesor chotano. Este golpe, sin embargo, no es solo para la alta esfera del poder, sino también para Perú Libre, partido político que con Vladimir Cerrón a la cabeza movieron los hilos en este portafolio.
Jorge López Peña engrosa la crisis del mandatario con respecto a la construcción de su gabinete ministerial. Anoche se conoció que el transitorio titular del Ministerio de Salud —falta la resolución que acredite su cese— entregó el 31 de agosto a seis trabajadores de su sector varios sobres que contenían entre S/ 9,900 y S/ 18,000. Les dio la orden, según trascendió, de depositar estos montos en agentes distintos a la cuenta de su conviviente Dervy Apaza. Los movimientos fueron en 10 agencias bancarias de los distritos Surquillo, San Isidro, Miraflores, Jesús María y Magdalena. Hasta el momento, se han identificado a cinco de los implicados: Lesly Vivar Saavedra, asistente administrativa del despacho ministerial; César Augusto Roque Torres, adscrito oficina general de administración; Esperanza Coello Alvarez, coordinadora administrativa del despacho ministerial; Carlos Sánchez Rodríguez, chofer del despacho ministerial, y Pedro Vásquez Espinola, de soporte técnico. En este caso también se incluyó el sospechoso depósito de 70 mil dólares del empresario de la salud Luis Quito a Apaza, quien después compró un departamento de lujo en la Av. Cuba 1145, en Jesús María. El historial de Lópéz estuvo marcado también por las varias denuncias que tendría en Huancayo (una de estas “por falsedad y grave prejuicio a la tranquilidad”), por trastabillar frente a la cuarta ola de la COVID-19, por no evitar la llegada de la viruela del mono, por no derogar la obligatoriedad de las mascarillas cuando varios países ya lo habían hecho y más.
Sus antecesores también fueron tuvieron perfiles polémicos. La asunción al poder del exsindicalista trajo consigo a Hernando Cevallos para el sector Salud. Este personaje, que tuvo que asumir el segundo año de pandemia de la COVID-19, que ya andaba por su tercer brote en Perú, no tardó en levantar polvo. Una de sus primeras declaraciones fue que se debía cambiar la Constitución “para que el Estado se haga responsable de la salud” y que el sector privado “puede ayudar”, pero no tener “responsabilidad”. Y para marcar más su perfil indicó que sus decisiones podían ser influenciadas por Cerrón, ex gobernador regional de Junín recordado por dejar hospitales incompletos y en mal estado durante su gestión, lo que se tradujo en que la región mencionada fuera una de las siete más golpeadas durante la emergencia sanitaria. “Yo en salud sí necesito la opinión de Vladimir Cerrón en los temas técnicos”, había apuntado el entonces ministro Cevallos, quien en diciembre de 2022 —cuando empezaron a salir los indicios de corrupción en el gobierno de Castillo— ratificaba su confianza en el presidente. “Lo considero alguien transparente e intachable, espero que se investigue de la forma más seria este caso, espero que se esclarezca todo, pero no tengo ninguna duda de que es un hombre absolutamente honesto”, había mencionado.
Hasta el 1 de febrero del 2022, el presidente había tenido tres gabinetes ministeriales —en los tres estuvo Cevallos— y estaba próximo a escoger el cuarto. Así, el 7 de febrero, llegó Hernán Condori, militante y co-fundador de Perú Libre. “Yo recomendé a Hernán Condori para el ministerio de Salud”, diría después el mismo Cerrón. El pasado de este nuevo ministro lo golpeó casi de forma inmediata. Se conoció que había promocionado, sin ningún sustento científico, al agua arracimada como un producto con propiedades curativas contra cualquier enfemedad. Incluso se descubrió que ofrecía servicios de diagnóstico de cáncer de cuello uterino perse a no haber estudiado la especialidad de ginecología u oncología. Asimismo, se pudo revelar que la fiscalía anticorrupción de La Merced lo investigava por los presuntos delitos de cobro indebido y negociación incompatible en agravio del Estado. Esto motivó al Congreso a censurarlo el 1 de abril, tan solo 45 días después de haber asumido el cargo.
Cinco días después, el 6 de abril, el mandatario escogió al tercer ministro: Jorge López Peña, quien ya estaba en la órbita desde el 11 de marzo de este año cuando dejó la dirección del hospital Carrión de Huancayo para asumir el viceministerio de Salud. Sus presuntas faltas, sin embargo, lo sentenciaron. Mientras el Congreso evaluaba censurarlo, el presidente se adelantó destituyéndolo.