OpiniónDomingo, 6 de noviembre de 2022
El conservadurismo en el tiempo, por Juan Carlos Llosa Pazos

El pensamiento conservador nació poco después de la Revolución francesa, en rechazo a esta, al liberalismo político y al racionalismo de la Ilustración, defendiendo las instituciones del Ancien régime y declarándose enemigo de la secularización de la política y de la sociedad. El conservadurismo o conservatismo, como también se le conoce, se sustenta en tres valores: la autoridad, la lealtad y la tradición. Rinde culto a la espiritualidad y al valor de lo inconmensurable.

Los principales pensadores de su primera época son Burke, Hegel, De Meistre, Donoso Cortes, Balmes y Schmitt. En el gobierno de los Estados, los conservadores fueron y son fervientes practicantes de la realpolitik. En Gran Bretaña, el conservadurismo liberal de Edmund Burke (1729-1797), a diferencia del conservadurismo continental de su época, aceptó la democracia como forma de gobierno. En el siglo XIX, fue básicamente antiliberal, confesional, nacionalista y sobre todo asociado al romanticismo político. Luego de un prolongado letargo en que el liberalismo y el socialismo y sus diferentes manifestaciones monopolizaron el debate político, es relanzado en la Alemania posterior a la República de Weimar, a raíz de la nueva mirada que los conservadores dieron al capitalismo, al que habían considerado por décadas como una amenaza para la integración y la seguridad del estado.

Aparece entonces el neoconservadurismo, que tendría su apogeo en Norteamérica gracias a Leo Strauss, Russel Kirk, Irving Kristol, y Samuel Huntington, inspiradores de los burócratas norteamericanos a quienes se les conoce como "halcones". El neoconservadurismo apoya ciertas libertades públicas dentro de un orden y dentro de la moral tradicional y ha remplazado la oposición al cambio per se del conservadurismo clásico, por el escepticismo. Sostiene que el cambio que impulsaron los progresistas más de dos siglos, no es infalible, en cuanto sea una negación ciega del pasado, al cual el neoconservador “conserva” religioso culto.

A diferencia del neoliberalismo que, en lo político, defiende a ultranza el libre mercado, la estabilidad monetaria o la reducción del gasto social, posee una visión más pragmática de la economía, favoreciendo la inversión estatal con mucho menos escrúpulos que aquel. Cabe recordar que Bismark, el célebre estadista conservador, creó la seguridad social. Es restrictivo de la libertad si es que ésta se convierte en una amenaza contra la seguridad, siempre en salvaguarda del bien común que es su fin último. Privilegia la idea de conjunto frente al individualismo y la tolerancia liberal, en cuyo límite esta, según Burke, deja de ser una virtud.

Destacan el papel fundamental de la familia y la religión como pilares indispensables de una sociedad decente. El publicista norteamericano Irving Kristol, en su obra Reflexiones de un neoconservador, define a los neoconservadores no sólo como patriotas, sino también como nacionalistas; porque el patriotismo va unido al pasado de un país, mientras que el nacionalismo surge de la esperanza en un futuro.

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