OpiniónMartes, 22 de noviembre de 2022
OEA, un ojo a Torres, por Tony Tafur
Tony Tafur
Periodista de El Reporte

El primer ministro Aníbal Torres, como la distracción ciudadana en un periodo mundialista, se ha vuelto un lugar común. Este último puede transigirse porque dura menos y además para un grueso sirve como analgésico temporal. El primero, sin embargo, se ha convertido en el sustento de la jaqueca nacional, en el inaguantable éxito de la verborrea. Y todos sabemos quién lo puso ahí.

Como si no le hubiera bastado atacar por todos los frentes y con todos los adjetivos posibles a la prensa, al sistema de justicia y al sector congresal —que, por supuesto tiene sus lunares, pero el mencionado aprovechó para generalizar y autopercibirse como ungido—, ahora incursionó en la denigración de los niños usando proposiciones falsas que podrían provocar innecesarias fisuras en las relaciones sociales. “Cómo hubiese querido que niños de San Isidro, de Miraflores, también se unan con el resto de la patria. Ellos son buenos, a ellos también los queremos. Lo que pasa es que un pequeño sector de la sociedad en estos lugares los deforma mentalmente para hacerlos creer que son superiores, pero eso es absolutamente falso”, dijo el señor.

Esto, como era de esperarse, solo le costó un par de amonestaciones. Primero desde la Defensoría del Pueblo, que le dijo que sus comentarios pueden “ocasionar divisionismo, discriminación y aumentar riesgo de violencia (contra los menores)”, y también desde la Municipalidad de Miraflores, donde le han dado 48 horas —que ya se cumplieron— para que se disculpe. Tal vez le siga los pasos a la comuna de San Isidro donde ya lo declararon persona non grata.

Pero la pregunta es si esto realmente le incomoda a Torres. Su inventario de frases polémicas da cuenta de su poco interés en el puesto. Incluso en agosto llegó a renunciar, pero luego, como si fuera una broma de mal gusto, volvió a ser recontratado para liderar el Consejo de Ministros, desde donde desbordó su licencia para disparar a diestra y siniestra. Ha usado como referentes a dictadores totalitarios y genocidas como Adolf Hitler y Benito Mussolini; a ofendido en el terreno físico al presidente del Banco Central de Reserva, Julio Velarde; le dijo “mala madre” a la periodista Sol Carreño, y así un largo etcétera.

Imagino que el presidente es consciente de que la actitud arisca del premier le quita puntos políticos —que hace rato está en negativos—, pero también imagino que prefiere mantenerlo porque no es fácil tener un gallito de pelea cuando ya casi todo está definido. Por eso, como un presunto último movimiento lo lanzó a los leones con la cuestión de confianza.

Podríamos imaginar que Torres está en los estertores de su carrera en el Estado, tan aparatoso como un autogol de chalaca, y que en resumidas cuentas podría realmente representar esa figura. Pero con este gobierno nunca se sabe. Recibe a ex miembros del Movadef, convoca a personajes vinculados a Antauro Humala en el mismo Palacio, recicla ministros, tiene siete carpetas fiscales y más. Tal vez este personaje podría tener una tercera etapa —si aprueban la cuestión de confianza— y esto podría representar el peligroso camino a la asamblea constituyente. El veredicto de la OEA va a ser muy importante. O encamina la extirpación del actual gobierno o es un espaldarazo a este. La historia sabría a qué tipo de premier y a qué tipo de presidente respalda la OEA.

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