OpiniónLunes, 27 de febrero de 2023
No deberíamos confiar, por Naomi Teruya
Naomi Teruya
Comunicadora

De las experiencias políticas de los últimos años deberíamos aprender que el primer gran error que cometen muchos ciudadanos es creer que los gobernantes piensan en ellos. En ese sentido, lo que hemos tenido como resultado siempre ha sido un pueblo apañador que calla o justifica irracionalmente al político por el cual votaron para seguir sosteniendo que no se han equivocado en elegirlo.

Esa falta de humildad ha logrado que siga el enfrentamiento dentro de la población y que los políticos se sigan aprovechando de la confianza del pueblo en nuestras propias narices.

Muchos, incluso los que se consideran anticomunistas, están aplaudiendo el accionar de Boluarte. Y, en realidad, hay varios elementos rescatables que nos dejan en duda de si quiere genuinamente gobernar o es el continuismo castillista. Sin embargo, hay quienes todavía mantienen la duda en torno al gobierno actual. Recordemos que Boluarte fue parte de la plancha presidencial anterior y ella misma defendía al personaje del sombrero con uñas y dientes.

Por ende, debería el ciudadano poner en tela de juicio al gobierno, sobre todo si estos ya han sido participes en gobiernos anteriores y, con mayor razón, si han presidido al actual.

Decía el escritor alemán Herman Hesse que aquellos que no saben gobernarse a sí mismos, están constantemente buscando un líder al que adorar. Sin duda, no solo hay un problema socio-político en el país, también uno ético-cultural. La mayoría no quiere ejercer su rol de ciudadano, en el que se debe informar de la realidad, pedir transparencia a los gobernantes y muchos se dejan llevar por la emocionalidad que les despierta un político. Todos quieren tener la razón; nadie desea debatir y negociar para llegar a acuerdos en común y vivir en paz.

Es así que necesitamos deslindar de las malas prácticas políticas y ciudadanas, en el que cada uno quiere ejercer su derecho atentando contra el derecho del otro, incluso ejerciendo defensa o rechazo basado en falacias y violentando verbalmente o físicamente a un grupo que considera menos que el resto.

¿Estaremos pagando las consecuencias por ingenuos o por corruptos?, ¿o por ambas?

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