PortadaDomingo, 5 de marzo de 2023
El candidato zurdo

La izquierda una vez más está tratando de pescar en el frágil océano electoral. Ahora su principal carnada responde al nombre de Alfonso López-Chau, actual rector de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI). El septuagenario economista, de historial político y aspiraciones presidenciables que pasaron desapercibidas, fue empujado a la palestra, política, social y periodística, por cobijar en plena ola de violencia en su casa de estudios, en Lima, a los universitarios que vinieron de Arequipa, Cusco y Puno, de ese sur revoloteado por consignas sin asidero como la reposición del golpista. Esa secuencia premeditada fue un espaldarazo: ahora lo tildan de eminencia cultural, de rojo moderado; se mueve en bloque con Aníbal Torres y Héctor Bejar; la encuesta IEP lo pone —lo promociona— como primer puesto para el sillón de Pizarro; y hasta susurran en voz alta que distintos movimientos políticos se comienzan a rifar su posible candidatura. Pero, ¿Quién es López-Chau? Porque al parecer es demasiado desconocido como para encabezar el “momento electoral”.

El ADN político

El principal activo de López-Chau para ser el nuevo estándar de la izquierda es su historial político. En la etapa pubertaria, cuando las contradicciones se vuelven ley, y mientras estudiaba en la Gran Unidad Escolar Dos de Mayo (Callao), se puso la camiseta del APRA de Haya de la Torre. Así lo revela en una muy direccionada entrevista el 28 de enero para el diario español El País.

"Fui aprista desde los 15 hasta los 19", dijo el ahora rector de la UNI. En esa época, cuenta, ya había desarrollado su filia por las protestas: "Después de acabar el colegio, con unos amigos y dirigentes estudiantiles que se sumaron constituimos un movimiento llamado Jornada Juvenil de Trabajo".

Una entrevista el 24 de febrero para Hildebrant en sus trece (H13) sirvió para ampliar este pensamiento. "En el Perú hay racismo soterrado, por supuesto que sí. Eso está en la base de la protesta. Uno dice: ¿el pueblo por qué defiende a Castillo? Porque luchar contra el racismo es más fuerte que cualquier cosa. Le pongo un ejemplo: tiene usted a un ladronzuelo de gallinas y en el otro lado tiene usted a un gran economista que se compró un partido. ¿Qué es peor? El segundo, porque envilece el alma de la sociedad. Mató una generación, mató el potencial estratégico de un país", mencionó.

La ventaja inflada

Todo comenzó con la escalada de violencia tras el quiebre del profesor chotano. La insurgencia del sur empezó a hacer metástasis y sus grupúsculos vinieron hasta Lima. Aquí empieza a pintar el casi inadvertido López-Chau. En un acto de conveniente hospitalidad le abrió las puertas de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), donde es rector, a los estudiantes-manifestantes (o violentistas, mejor dicho) que arribaron de Arequipa, Cusco y Puno. La mayoría cargando consignas inconstitucionales: la dimisión de Boluarte, el cierre del Congreso, la implementación de una asamblea constituyente y hasta la liberación-reposición del golpista. La Contraloría le pidió explicaciones a Chau por la llegada de posibles “infiltrados”, pero se escudó en la “autonomía universitaria”. Y así empezó el rejuvenecimiento de su carrera política.

Primero fue RPP, donde es un visitante asiduo. El 19 de enero juró que no es “comunista” y deslizó que “gente de derecha” también estaba participando en la protesta contra el nuevo gobierno. Un par de días después se subió al coche el infaltable Diario La República, donde le puso más cuerpo a su brújula: “Tengo más indignación contra el Congreso que contra la misma Dina Boluarte”. Y esto no fue todo: decidió tomar la posta. Iniciando febrero anunció que viajaría a Puno porque tenía deberes sagrados que cumplir: mostrar “su señal de respeto y desagravio (...) Puno es el Perú”. La cancha estaba pintada, pero no lo estaba haciendo solo.

A estas alturas El País ya le había dado presencia internacional al autodeclarado como de “centroizquierda”, una forma amigable de expresar su aversión contra el statu quo.

No, pero sí

El aluvión mediático fue una consecuencia esperable, sobre todo para un universo electoral acostumbrado al buenismo de corte actoral. Le han venido dando pantalla (RPP, La República, H13, Nativa y más), la mayoría para pedirle sus consejos sobre cómo recuperar el país.

En Nativa, por ejemplo, quieren sorprender a la ciudadanía explotando (¿gratuitamente?) el supuesto bagaje cultural de Chau como si fuera garantía para volver al Perú en un país primermundista, casi un eco de la Era Sagasti. En una entrevista que le hizo Paola Ugaz, el arranque del cuestionario fue sobre su vocabulario: “Mi primera pregunta es, una de las palabras que usted ha usado, yo no la había escuchado hablar, que es la palabra "trucidar" (Despedazar, matar con crueldad e inhumanidad, según la RAE). Usted dijo que le trucidó el alma ver a los estudiantes y a los detenidos boca abajo, enmarrocados. ¿Cómo así alguien economista y de números o un rector de la Universidad Nacional de Ingeniería es tan buen cultor de la palabra?”.

Los otros frentes

Desde el Partido Morado ya vienen seduciendo la alternativa Chau. En H13 le consultaron también si aceptaría postular con el APRA (“no lo sería nunca”). Incluso le preguntaron si ya pensó en una fórmula. Después de un “no me interesa ninguna candidatura”, dio naturalmente los nombres: Mesías Guevara, Toni Zapata, Marisol Pérez Tello, Carolina Lizárraga. Hasta se encomendó: “Seré candidato si Dios quiere”.

Y la catapulta vino otra vez desde la República, con la última encuesta del Instituto de Estudios Peruanos (IEP). En una línea temporal alternativa un 4,5% de los sondeados pusieron en el primer lugar a un desconocido. Lo dejaron por encima de Hernando de Soto (4,2%) y Rafael López Aliaga (2,8%).

El perfil siniestro

Pero Chau no deja de ser humano, una ventaja que hay para los que recuperaron los votos con su conciencia tras ceder el trono gubernamental sin mayores filtros.

En la entrevista para El País, dio un espaldarazo a las manifestaciones (“Qué triste sería la juventud de un país que no protesta por sus muertos”) y en H13 defendió la injerencia de Manuel López Obrador, presidente de México, en la política de Boluarte (“Haber declarado lo que declaró no es prueba de un delito”). Además, la casa de estudios que representa, y a la que tanto revienta pirotecnia, tiene un precedente oscuro para nuestros tiempos modernos. La profesora Doris del Rosario Vera fue expulsada por decir una verdad histórica en una clase: que Abimael Guzmán es un terrorista. Y como colofón, sus juntes hablan más de él que sus mismas peroratas: participó con Aníbal Torres (ex primer ministro del golpista), Héctor Béjar (exguerrillero y excanciller del golpista) y Duberlí Rodríguez (izquierdista de pura cepa) en una conferencia en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos donde se volvió a impulsar la asamblea constituyente. En fin, buenas juntas las de Chau.

Esta invención de la nueva izquierda solo invita a decir: Chau, hasta aquí nomás. Pero eso dependerá de cómo exponga el gobierno la nocividad de la izquierda, de la unión que pueda lograr en el corto plazo el bloque patriota y de la fortaleza que tenga el electorado en los próximos comicios, sean el 2024 o el 2026. No podemos volver a lo mismo.

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