En el año 1999, Andrés Calamaro lanzaba el tremendo disco Honestidad Brutal. En esta obra maestra hay una magistral canción tal vez no tan escuchada llamada ¿Para qué? Que ha venido a mi mente mucho en estos últimos tiempos.
El coro es algo así: ¿para qué? ¿para qué? ¿para qué? ¿por qué? ¿por qué? ¿por qué? Sí, tres veces cada una. Esa repetitividad es la misma que se necesita 24 años después, en Perú, para contrarrestar la narrativa cantaletera de la izquierda que también han adoptado los caviarines del partido Morado respecto a “lo necesario y justo” que es el adelanto de elecciones – y de yapa – una constituyente (y que Calamaro perdone por mencionarlo en el mismo párrafo con esta gente).
¿El por qué? Arranquemos con el por qué. Aquí una cronología de los hechos explicada con crayolas, como para que hasta lo entiendan los militantes del PM: (i) Dina postuló como vicepresidente en la plancha de Pedro Castillo; (ii) Pedro Castillo ganó en las elecciones con su partido Perú Libre, por lo que (iii) Dina se volvió automáticamente en la vicepresidente electa; y luego (iv) como consecuencia del intento de golpe de estado orquestado entre Castillo, la chica Burberry Betssy Chavez y el casi inimputable Aníbal Torres, Castillo fue vacado como Presidente y – legalmente – asumió su primera vicepresidente, Dina Boluarte. No hay más.No hay golpe del Congreso, no hay golpe de Dina.Eso es todo. Lo mismo pasó con PPK y Vizcarra.
Por otro lado, ¿qué tiene que ver el Congreso elegido democráticamente en todo esto y por qué se tendrían que ir? Es decir, hubo elecciones en las que votaron millones de peruanos y se eligió a este Congreso, pero ahora porque un puñado de terroristas, vándalos, zánganos y oportunistas hablan de ilegitimidad, terrorismo de Estado, y otros términos sacados de una facultad de sociología o antropología de la Católica o San Marcos, ¿De pronto ya no tienen validez y hay que elegir de nuevo? Una cosa es que no nos guste el Congreso y otra cosa es que lo queramos sacar ilegítima e ilegalmente, como se pretende hacer en este caso. Por ellos se votó, ganaron y ejercen funciones democráticamente en el plazo acordado.
Miren quiénes apoyan el adelanto de elecciones y la constituyente y pueden saber lo que buscan. Si se sienten en duda, siempre recuerden hacer lo contrario a lo que opine el Partido Morado y el partido de turno de Verónica Mendoza y Sigrid Bazán.
El para qué: Más importante aún, y no por tintes legales sino por sentido común, es el para qué. La economía está parada, las protestas de los terroristas y vándalos a lo largo del Perú en los últimos meses han golpeado la economía de la gente decente y de bien, trabajadora, en una forma irreparable. El mercado internacional nos sigue castigando. Tenemos en el poder a quien corresponde legalmente según elecciones y sucesión (tanto en el Ejecutivo, Legislativo, y hasta en el TC, pese a que no guste a los zurdetes). ¿Para qué elecciones entonces? ¿Paramos más tiempo el país? ¿Le metemos más gasto? ¿Pagamos más consultorías a Flor Pablo, su esposo y al esposo de Miss Oxenford? ¿Realmente podemos regalar tanto como país ante la región?
Basta de caer en ese juego politiquero barato del adelanto de elecciones y la legitimidad. Guste o no, a Dina se le eligió democráticamente hasta el 2026. Al Congreso, también. Ceder ante estos grupos terroristas y desestabilizadores es abrir una ventana peligrosísima para el futuro. La próxima vez que no guste un Presidente o un Congreso, ya sabrán que incendiando aeropuertos, bloqueando carreteras y matando policías y miembros de las fuerzas armadas pueden pasar por encima de la ley. ¿Vamos a seguir cediendo ante tan desfachatado chantaje?