Los pronósticos sobre las condiciones meteorológicas del Perú en el corto y largo plazo son poco alentadores. Además de los estragos de las intensas lluvias por el paso del Ciclón Yaku —una muerte, destrucción de inmuebles y miles de damnificados—, ahora se activó una alerta por el próximo paso del Fenómeno del Niño debido al exponencial calentamiento del mar, que podría ser un calco de las temperaturas de 1973 que dejaron trágicas consecuencias como el casi golpe mortal a la industria pesquera. Entre las regiones más afectadas están Tumbes, Piura, Lambayeque, La Libertad y Áncash. La evidente falta de prevención y contingencia por parte de las autoridades políticas —un botón: la Autoridad para la Reconstrucción con Cambios— podría ser la antesala de una crisis que se traduciría no solo en la contabilización de más decesos y de personas sin hogares, sino también en en la afectación del 16.7% del Producto del Bruto Interno (PBI) y del 20% del empleo formal.
A inicios de marzo, cuando la Comisión Multisectorial encargada del Estudio Nacional del Fenómeno El Niño (Enfen), adscrita a Imarpe, había reportado que El Niño estaba en estado 'No activo', el Perú ya venía siendo azotado por el Ciclón Yaku. Este fenómeno solo llegó para intensificar las lluvias inusuales que ya se venían dando desde septiembre de 2022, sobre todo en las Costas Norte y Central, como La Libertad y Lima-Regiones, respectivamente. Las consecuencias, de acuerdo al Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci), desde el mes mencionado hasta el 13 de marzo de este año, son las siguientes: se han registrado 61 personas fallecidas, cerca de 12 mil damnificados, más de 49 mil afectados y 8 desaparecidos. Y, en líneas generales, la devastación se dio con mayor contundencia en 16 regiones y 483 distritos en todo el Perú.
Al salirse de control esta situación, el gobierno de Dina Boluarte decidió emitir dos decretos supremos que declaran en estado de emergencia a los distritos dañados y que están ubicados en Cajamarca, La Libertad, Lambayeque y Piura, Áncash, Apurímac, Arequipa, Ayacucho, Cusco, Huancavelica, Huánuco, Ica, Junín, Lima, Moquegua, Puno, Tacna y Callao.
Pero esto, sin embargo, solo sería el primer eslabón de una cadena de golpes climatológicos.
“Estamos iniciando el monitoreo de vigilancia de un posible fenómeno de El Niño Costero, las condiciones actuales son cálidas con magnitud débil. Si estas condiciones cálidas se mantienen en marzo, abril y mayo estaríamos indicando ya la ocurrencia de un fenómeno de El Niño en condiciones débiles, pero eso continuaremos con los monitoreos con el Comité Científico cada 30 días”, señaló José Manuel Paz, presidente del Instituto del Mar del Perú (Imarpe), en una conferencia de prensa.
Entre los principales factores que desencadenarán este fenómeno están las anomalías del viento del oeste en el Pacífico Oriental y la llegada, entre marzo y mayo, de un paquete de ondas Kelvin cálidas. Todo esto provocaría que la temperatura exceda sus valores habituales, sobre todo en el océano que podría llegar a los 27 grados centígrados. Esta advertencia de los expertos de Enfen también incluye una advertencia a los peruanos de la Costa Norte y Central, de la Sierra Norte y del Centro Occidental de nuestro territorio. En estos puntos las fuertes precipitaciones continuarán. Hasta ahora los casos más potentes fueron en Tumbes y Piura: ambos registraron un acumulado pluvial de 30 mililitros por día.
El jefe del Instituto de Economía y Desarrollo Empresarial (Iedep) de la Cámara de Comercio de Lima (CCL), Óscar Chávez, también se pronunció. “Ante esta situación, las regiones más expuestas son Tumbes, Piura, Lambayeque, La Libertad y Áncash, las que también aportan el 20% del empleo formal y tienen además un nivel de pobreza que llega a 1.5 millones de personas”, indicó.
Este trágico panorama nacional pudo haberse evitado con planes de prevención y contingencia. Sin embargo, los políticos olvidaron su principal rol: deberse al ciudadano. Incluso hubo un trabajo en contra al permitir que se sigan construyendo en zonas donde no se debía como las riberas de los ríos Rímac y Chillón. Tarde o temprano, la naturaleza iba a reclamar su territorio. Ahora, al control inmediato que debe ejercer sobre los violentistas en Puno, Boluarte deberá armar con premura un plan efectivo para evitar mayores estragos por este fenómeno.