La llegada del Ciclón Yaku en las costas peruanas viene siendo realmente devastador. Además de provocar hasta la fecha 59 muertes, también dejó millones en pérdidas materiales y la miseria de muchísimas personas que ahora ven sus hogares completamente inundados o destruidos.
Como es habitual, mientras millones de ciudadanos se ven involucrados en esta catástrofe, los principales portavoces de la izquierda aprovechan la tragedia nacional para intentar difundir sus nefastos discursos socialistas.
Específicamente, se ha empezado a escuchar que el verdadero responsable de todo el daño que hemos sufrido sería a causa de la actual Constitución del año 1993 y que el actual modelo económico estaría completamente agotado. El argumento de la izquierda sería que nuestro modelo económico estaría impidiéndole al Estado de poder llevar a cabo un rol más activo en la economía para poder prevenir este tipo de desastres y que el mercado privado sería insuficiente para poder proteger a la sociedad.
Sin embargo, haciendo un simple análisis podríamos darnos cuenta de que este discurso no solo es completamente falso, sino que más bien lo ocurrido con el Ciclón Yaku sería un perfecto ejemplo de porque el Estado es intrínsecamente ineficiente y de porque incrementar el rol del Estado sería perjudicial para nuestro país.
Para comenzar, el actual modelo económico ha logrado que hoy en día el Estado peruano sea más rico que nunca en toda su historia, y esto se debe a la recaudación tributaria de los empresarios y los operadores del mercado. La bonanza económica que vive hoy en día el sector público es innegable, y esto ha repercutido en todos los niveles del Estado, nacional, regional y municipal.
¿Y qué ha logrado el Estado en estos últimos 30 años de apogeo económico? La respuesta es muy poco. En vez de realizar las obras de infraestructura necesarias, como por ejemplo en el caso de prevención de desastres, colocar sistemas de alcantarillado y drenaje para las principales ciudades del país, incluyendo, a Piura, Trujillo, sistemas de contención de huaycos, maquinaria para el drenaje de inundaciones, se han dedicado a contratar más funcionarios públicos de manera exponencial, crear más dependencias del Estado y satisfacer sus propios intereses.
Lo impresionante es que a pesar de que los funcionarios cuentan con todos los recursos necesarios para poder solucionar este tipo de problemas y llevar a cabo los trabajos necesarios, estos sean completamente incapaces de hacerlo, y esto no es culpa del capitalismo ni del modelo económico, sino un problema de eficiencia del Estado, mejor conocido como el típico problema de agencia que repercute en todo el mundo, pero especialmente en nuestro país.
Por estos motivos es completamente falso que necesitamos desbaratar el mercado privado y tener un Estado empresarial para aumentar la eficiencia del Estado, dado que ya hemos visto que nuestro Estado, incluso cuando tiene todas las herramientas y recursos necesarios para solucionar los problemas de la sociedad es completamente incapaz de llevar a cabo las políticas públicas más simples.
La verdadera solución sería presionar al Estado para que de una vez por todas ejecute efectivamente estos proyectos de infraestructura de prevención con los recursos que ya cuenta y para ello el sector privado tiene un rol importante, para brindar soluciones, y presentar proyectos de desarrollo en las vías administrativas correspondientes.
En conclusión, la tragedia del Ciclón Yaku tiene que enseñarnos a desconfiar de la idea de que un Estado de grandes proporciones es lo que nos va a salvar en este país y que el socialismo es el verdadero modelo agotado.