OpiniónDomingo, 2 de abril de 2023
Cuidado con el triunfalismo económico, por Hans Rothgiesser
Hans Rothgiesser
Economista y periodista

En las últimas semanas hemos visto cómo en los medios se prolifera el discurso de que la economía peruana es tan sólida, que resiste todo. Que no nos preocupemos, que la incertidumbre política al final de cuentas no va a hacerle daño al bolsillo de la gente. Éste es un mensaje bastante parecido al que repetían los que nos presentaban a Ollanta Humala como un candidato conveniente luego de que descubriéramos que no lo era. Ni qué decir de Pedro Castillo. Y no, señores. Tengamos en claro que no, que la economía peruana no es indestructible.

La semana pasada el BCR publicó su Reporte de la Inflación Marzo 2023, en el que corrige algunas proyecciones que tenía para este año, pero a la baja. Apenas en el informe de diciembre del 2022 estimaba que la economía peruana en el 2023 crecería 2.9%. Ahora estima que creceremos 2.6%. En diciembre estimaba que la inversión privada fija crecería 1%. Ahora estima que se reducirá en 0.5%. En diciembre estimaba que las exportaciones crecerían 6.4%. Ahora estima que crecerán apenas 3.9%. La razón para estas correcciones es la incertidumbre política, las perturbaciones en el crecimiento y el endurecimiento de las condiciones financieras internacionales.

La verdad es que no. Que la economía peruana no es indestructible, no está hecha a prueba de balas y que sí tenemos que prestarle atención. El glorioso gobierno de Vizcarra ya nos demostró que dejar la gestión de la economía para después solo lleva a tener la mayor caída del PBI de la región. Obvio. No es algo que puedas dejar para mas lueguito, cuando no tengas nada mejor que hacer. Es algo a lo que le tienes que prestar atención todo el tiempo. O si no.

Como de costumbre, un sector de la prensa juega a favor de los políticos que no midieron las consecuencias de sus actos, que pusieron sus objetivos políticos por encima del bienestar de los demás. La verdad es que los bloqueos y las protestas, que tan bien rindieron en Chile y en Colombia para abrirle paso a los líderes de izquierda para tomar el poder, no han tenido el efecto que habrían querido en Perú. Las cifras de la Defensoría del Pueblo muestran que la población no se unió y las organizaciones de base lo dejaron pasar. No obstante, en el proceso de su nefasta pataleta, paralizaron el turismo, obstruyeron el comercio, cerraron minas. Todo eso tiene un impacto que ahora, qué casualidad, quieren hacernos creer que no fue tan grave.

Su intención es, como siempre, blanquear su decisión de apoyar una opción que le hizo daño al país. Lo hacen después de apoyar a Ollanta Humala y ver con ojos propios que promovieron un gobierno que dio por terminado el milagro económico peruano. Lo hacen después de apoyar a Susana Villarán y ver de primera mano que era una corrupta más. Y así hasta hoy, que apoyaron las marchas y los bloqueos y ven preocupados las encuestas en las que se evidencia que la población tiene claro que esos bloqueos perjudicaron la economía nacional y la economía de las familias.

Según Datum, el 47% de los peruanos están preocupados por la crisis económica y el 38% por la delincuencia. El 31% por la falta de empleo y el 29% por que el dinero no alcanza para vivir. Recién en quinto lugar figura una preocupación relacionada por las arengas de los que bloquearon al país por varios días. El 28% está preocupado por la crisis política. Las primeras cuatro preocupaciones están totalmente desconectadas de los bloqueos y, es más, son empeoradas por la violencia y los chantajes de inicio del año. Los dignos líderes de opinión ya se dieron cuenta de eso y ahora intentan blanquearlo todo repitiendo el mensaje de que relax, la economía aguanta. ¿Sí? ¿Aguanta? No parece ser ése el caso.

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