No solo no estamos solos, sino que el Perú fue escogido por protagonizar la resistencia de Iberoamérica contra el totalitarismo comunista y sus mutaciones.
En Lima confluyeron representaciones de pueblos hermanos hoy unidos por liberarse del engaño que financia la corrupción, el narcotráfico y finalmente intereses intercontinentales por un subcontinente lleno de recursos que desean explotar y apropiarse financiando narrativas falsas que ofrecen igualdad, pero solo en la pobreza.
Porque el éxito del socialismo únicamente puede triunfar manteniendo pueblos pobres sin libertad ni esperanza.
El Foro de Madrid ahora va mucho más allá. En Lima ha probado ser el Foro de Iberoamérica. La unión de países que comparten un legado enriquecido por la fusión de culturas con identidades propias y que anhelan un progreso justo en libertad.
En Lima se forjó definitivamente la comunidad de pueblos que descubren no estar solos, sino que juntos son más fuertes que todo engaño porque nada falso puede contra la naturaleza de sociedades que no aceptan el despojo del totalitarismo que focaliza la corrupción, la cual no tiene autor y es que la corrupción no es de derechas o izquierdas sino de seres viles de donde provengan.
Como ausentes en el Foro se destacan para propia reflexión y esperando se integren finalmente a la lucha: 1) La derecha "floja" en palabras de la lúcida y valiente senadora colombiana María Fernández Cabal. Y no lo son por no crear industria, trabajo, bienestar y apoyo social lo cual lo hacen muy bien y a mucho mérito, sino por no entender que se libra una guerra. Una guerra al fin. En ella sólo puede triunfar una de las dos partes antagonistas y donde una sirve a intereses foráneos. El mantenerse de espectador o con la tibieza de quien conoce, pero ignora especulando a diestra y siniestra terminará perdiendo soga y cabra. 2) Los medios de comunicación social. Salvo honrosas excepciones ausentes también. Pero en ellos el agravante del soberbio. Aquel que invocando principios rectores solo justifica la soberbia de sentirse por encima del bien y del mal y en ello igualmente cómplice, pasivo o activo, de las mutaciones totalitarias.
Más allá de ello debe valorarse un crucial punto de inflexión: no estamos solos, somos una comunidad internacional de luchadores por la libertad, aquella que no es otra cosa que la más pura expresión de la naturaleza humana y donde nunca se puede perder por formidable que resulte el adversario.
Al mismo tiempo en el Perú un homenaje a los verdaderos héroes, el grupo de congresistas que frenaron avasallar los cimientos de la Constitución Política, a los líderes de instituciones que se van uniendo a la decencia como la Fiscalía de la Nación, a las Fuerzas Armadas y a la abnegada Policía Nacional y fundamentalmente a cada patriota del Sur a Norte, Centro y Selva que en redes, medios y calles derrama constancia y sólida presencia que convierten a nuestra Patria en el eje de la libertad Iberoamericana.