OpiniónJueves, 6 de abril de 2023
Dictadura Caviar, por Eduardo Vega Marisca

Resulta que luego del fracaso de las interpelaciones a los ministros de Educación y Defensa, así como de la moción de vacancia contra la Presidente; ahora hay que ocuparse de las lluvias.

En efecto, previa crítica —de alguna manera cínica—, hay que hablar de las lluvias para de arranque achacar la falta de solución de los problemas de la población de manera inmediata cuando los problemas provienen de la inejecución o incorrecta ejecución de los proyectos a cargo de la Reconstrucción con Cambios y/o de los gobiernos anteriores. Se piden bonos y demás soluciones populistas inmediatas, y aunque la lluvia no sea responsabilidad del ministro de Defensa, de Acuña o de Boluarte; hay que hacerlos sufrir y dejar que la gente piense que ellos son los culpables de todo porque no están en lodo (Para eso sí quedan atrás la críticas al show de AF).

En efecto, no es que les tenga algún tipo de simpatía; pero tampoco creo necesario ir directamente al ataque de quienes recién se organizan. Si bien desde el inicio del gobierno de PL, esta columna ha requerido que los elegidos para el presente quinquenio empiecen a gobernar; tampoco podemos caer en el juego hipócrita de la prensa alineada por la Caviarpolitik para fines particulares.

Ahora todo vale para dilapidar a Dina: la lluvia, los huaicos; la escasez de alimentos, pasaportes, logística para enfrentar los eventos de la naturaleza, etc. Sin embargo, cuando Vizcarra era presidente, disolvía el Congreso, dilapidaba el fondo de emergencia en pruebas rápidas inservibles, limitaba innecesariamente nuestras libertades, a la par que rechazaba la ayuda de los privados y se vacunaba a escondidas; la misma prensa lo apoyaba y aplaudía diariamente al medio día cual focas de acuario, al mismo tiempo que buscaban excusas para no criticar tamañas patrañas.

Como la izquierda radical se ha quemado sola tras la gesta frustrada del sombrero, parece haber una consigna para imponer en el subconsciente de la población y los votantes la idea de que “todo lo que hace o promueve la Derecha en el Perú, es malo”.

En efecto, si en Perú se lleva a cabo una reunión de políticos e intelectuales de tendencia conservadora, esta “no es buena”, ha sido promovida por intelectuales racistas, discriminadores y homofóbicos. Si se produce la violación de un menor en la selva, la culpa es de los conservadores porque no aprueban un “moderno” plan de educación sexual para menores diseñado por la alianza Woke la Izquierda Caviar; si los miembros del Foro de Madrid proponen algo, ello no debe ser atendido porque sus aliados peruanos en la cita son unos dinosaurios inconscientes de la realidad; a contramano, si Toledo está ad-portas de ser extraditado, se guarda silencio y no se sospecha de las maniobras que generaron su demora.

Si Vizcarra —Incapaz Moral Permanente—, puede avalar o promover sus críticas al gobierno actual (sin reparo de los pecados que él mismo cometió para traernos a esta condición); para beneficio de una futura postulación en sistema electoral y la justicia para él demora o no dice nada, es porque la Caviarpolitik lo ha decidido así, y para ello se valdrán de atacar a cualquier gestor o mensajero que diga lo contrario, pues obviamente no pueden atacar el fondo del mensaje; si es muy complicado, simplemente no le dan tribuna.

Hay que reconocer su nivel de coordinación y alineamiento, (directo/indirecto) es exquisito e impresionante; logran controlar el fondo y agenda de la mayoría de los medios, sobre todo porque están dirigiendo sus ataques de manera precisa y disciplinada, en un ambiente donde quieren que el elector sienta que debe quedarse en un supuesto “centro” del espectro electoral, para que crea que con su voto se han rechazado los extremos.

No importa si los electores ya están decepcionados por cómo los utilizaron en la campaña anterior, en tanto los promotores NO son los candidatos; será sencillo que los agrupen para que mantengan sus votos en el futuro “outsitder”, uno que seguro ya escogieron. Por eso tanto afán de adelantar elecciones; lo último que necesitan es un cambio en un sistema que conocen y “asesoran” tanto que ni recuerdan para que los contraten permanentemente.

Tenemos que estar atentos porque ellos son los “dictadores” del contenido de la información y su orientación. Por ello nunca se limitan a informar, siempre tienen que opinar y orientar al público sobre “lado correcto de la historia”. Por eso siempre se quejan cuando los contenidos que provienen del Estado son neutrales o no se orientan como ellos piensan. Su consigna para los próximos meses es clara, imponer subliminalmente a su candidato; atacar, deslegitimar y ridiculizar cualquier medio, partido o movimiento que les resulte opositor a sus intereses; pues sólo valen sus tiempos, sus argumentos y sus posturas.

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