Sigrid Bazán sigue empujando un modelo que no funciona. Sigue insistiendo en una utopía socialista y redistributiva amparada en el buenismo efímero, pero con el respaldo histórico en contra. Su nueva hazaña ha sido tratar de unificar las AFP y la ONP.
El pasado martes había sesión de la comisión de Trabajo, presidida por Sigrid Bazán. Sin embargo, Bazán suspendió la susodicha. ¿Por qué? Bueno, hace menos de un mes se votó el dictamen de fondo universal gestionado por el Estado, en la mencionada comisión, pero la propuesta “moralista” (por Evo Morales, no buscando enaltecer su ética) fue rechazada por una mayoría de 11 miembros de la comisión. En aquella oportunidad, Bazán aprobó que el proyecto sea reconsiderado en la siguiente sesión. No le gustó el resultado e insistió.
Ahora Sigrid, para buscar más apoyo ha compartido una carta en sus redes sociales usando palabras como “universalidad, solidaridad y participación”. Bueno, de solidario no tiene nada este plan. La solidaridad es voluntaria y lo que pretende Sigrid es que el dinero de los pensionistas menores de 45 años, quienes libremente decidieron dirigir sus aportes a las AFP en una cuenta individual, sean combinados con todos aquellos que decidieron aportar en la ONP.
Y si no fuera suficiente, esto no le va a salir gratis al Estado. Por supuesto que no. Donde hay un zurdo pidiendo reforma es porque hay plata de por medio. De aprobarse esta locura, el Estado deberá financiar con aportes de S/11.749 millones anuales para los afiliados dependientes y S/663 millones para los independientes. Un rico billetón gestionado por una ONP que con las justas puede consigo misma. Más dinero en manos del Estado siempre va a ser un problema. Esto se traduce en ensanchar un aparato que por el contrario debería ser reducido.
Miremos a Bolivia. En 2010 se aprobó una ley para que el Estado gestione las AFP. Algo semejante a lo que busca Sigrid. Que el dinero ahorrado por años por cada uno de los aportantes esté en las manos del Estado. Hoy, 13 años después, Bolivia está en la quiebra. No solo por lo de las AFP sino porque esta es una de tantas políticas de izquierda disfrazadas de buenistas y que aparentan dar resultados en el corto plazo, pero que siempre terminan perjudicando más a las sociedades. Y como los bolivianos están en la lona, Luis Arce ha decidido hacerse de las pensiones de las AFP que ascienden a US$ 23 mil millones.Si le das la mano a un izquierdista se irá hasta el codo.