PortadaViernes, 14 de abril de 2023
Jugando con la muerte

Se fue respirando libertad. Los deudos del Caso Tarata caerían en esa pesada órbita si se corrobora que la terrorista de Sendero Luminoso, Martha Huatay (la camarada Rosa), falleció en La Plata, Argentina, a donde había fugado para evitar a la justicia peruana. Mientras se buscaba la forma de extraditarla a nuestro territorio para que dé sus descargos por el atentado mencionado, el caso dio un viraje inesperado. Un informe médico y un acta de defunción anunciaron que la subversiva había muerto por un paro cardiaco en septiembre de 2022 y que la familia había decidido cremarla, darle el mismo final que tuvo el ex cabecilla terrorista Abimael Guzmán, quien había dejado de existir un año antes. Esta secuencia, sin embargo, solo ha despertado el escepticismo nacional. Las instituciones competentes ya iniciaron los trabajos de confirmación. Operadores de este calibre tienen la capacidad para pasar desapercibidos y resurgir cuando el momento político lo amerita.

El historial

La camarada Rosa era un esbalón importante en las filas senderistas. Era cabecilla del grupo Socorro Popular, órgano que integraba la célula subversiva. Una de sus responsabilidades era el terreno legal. En otras palabras, defender a capa y espada a genocidas. Por este vínculo directo, fue sentenciada en 1992 a 25 años de prisión, condena que la cumplió en octubre de 2017.

Pero su situación no quedó ahí, tenía más deudas que saldar. Inmediatamente la justicia la incluyó en la investigación por el Caso Tarata, atentado con un coche-bomba en la avenida del distrito de Miraflores que dejó un saldo de 25 personas fallecidas y 155 heridas. Las imágenes que circulan en redes sociales dan cuenta del macabro escenario provocado por el bloque senderista.

El proceso, sin embargo, se ralentizó demasiado y recién a finales de enero de este año el Ministerio Público pídió nueve meses de prisión preventiva contra Huatay, sin imaginar que la senderista ya se había fugado en junio del 2022 hacia Argentina. Y aunque aún estaba inubicable, el 3 de abril el Poder Judicial dispuso su inmediata ubicación y captura a nivel nacional e internacional.

Un giro inesperado

En líneas generales, la camarada Rosa estaba en el país izquierdista liderado por Alberto Fernández. Y mientras se buscaba la forma de dar con su paradero, salió a flote una noticia, desde el medio Clarín, que le pondría fin al rastreo: Martha Huatay murió.

Un certificado médico y un acta de defunción precisaba que la terrorista había fallecido en la ciudad de La Plata, Argentina, "el 10 de septiembre de 2022 a las 10:46 horas" y que el motivo de deceso había sido un "paro cardiaco". La supuesta persona que constató esto fue una médico que responde al nombre de Gabriela Tiburzi. Líneas abajo se indicaba también que el cuerpo de la subversiva iba a ser cremado en el Cementerio Parque Iraola.

Los descargos

Esto levantó polvo en la parrilla nacional. Uno de los primeros en pronunciarse fue el general PNP José Antonio Zavala, jefe de la Dirección contra el Terrorismo (Dircote). "No lo podemos afirmar (la muerte) porque se vienen realizando todas las diligencias necesarias por parte de la Policía argentina a fin de establecer la veracidad de la documentación que se ha presentado”, apuntó. "No podemos ser irresponsables y confirmar (esa) información”, agregó.

También habló el general PNP, Óscar Arriola, director de Investigación Criminal: "Ayer estábamos con el comandante general y él ya contaba con esta información que amerita una verificación en tanto las actividades que realizan los elementos de Sendero Luminoso necesitan que se comprueben", señaló.

Asimismo, tomó la palabra el exmiembro del Grupo Especial de Inteligencia del Perú (GEIN), José Luis Gil Becerra. “Me permito dudar de la muerte de esta persona porque, primero, no hay evidencias concretas y además el público va a entender por qué mi duda. En primer lugar, ella es un alto dirigente de Sendero Luminoso. No es cualquier cosa en el plano académico. Es profesional del derecho, socióloga y filósofa. Fue la jefa de Socorro Popular, el aparato más criminal de Sendero Luminoso, el aparato más criminal de Sendero Luminoso. (...) Su fuga, su salida del país nos llama la atención”, argumentó.

Este escenario solo nos recuerda que las autoridades cuando trabajan a cuentagotas pueden dejar en el aire a una familia con sed de justicia. Solo queda corroborar, lo cual no es un delito; sí lo es creerse a primera vista una versión de un personaje acostumbrado a las actividades delictivas como el escapismo.

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