Ni la hora ni el día: nadie había presagiado la hazaña militar que estocaría la última ambición terrorista del siglo XX. Fue el 22 de abril de 1997, hace 26 años. Mientras la multitud en las calles eran el retrato de una tensión, el Comando Chavín de Huántar había decidido poner en marcha inopinadamente un milimétrico plan militar. Pólvora, valentía y efectividad. Estas variables marcaron la secuencia que tuvo como desenlace la liberación de los 72 rehenes —políticos, diplomáticos, empresarios y más— que estaban bajo el yugo del Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA) en los interiores de la embajada de Japón. Además del entrenamiento en un réplica del lugar, llegaron exitosamente al punto a través de túneles secretos, creados con la aprobación del entonces general EP y ahora presidente del Congreso, José Williams. El testimonio son las imágenes que dieron la vuelta al mundo como también lo hicieron los incontables elogios. Como justa retribución, la presidente Dina Boluarte aprobó la inauguración de un museo en nombre de esta operación que vuelve a imponerse en medio de una época donde grupos rebeldes tratan de desmerecer el trabajo de nuestras Fuerzas del Orden.
¿Qué dijo la presidente?
Este último viernes 21 de abril se celebró el aniversario número 26 de la Operación Chavín de Huántar. La ceremonia fue en la Primera Brigada de Fuerzas Especiales, en la Av. Las Palmas de Chorrillos. Estuvieron presentes los héroes de esta gesta militar y también altos mandos de las Fuerzas Armadas (FFAA) y de la Policía Nacional del Perú (PNP). Asimismo, participaron algunas autoridades como la presidente Dina Boluarte; el ministro de Defensa, Jorge Chávez Cresta, y el presidente del Congreso, José Williams.
En este homenaje la mandataria encarriló una nueva muestra de respeto a la proeza mencionada: la Réplica de la residencia de la Embajada de Japón, en Chorrillos, será convertida en un museo.
"Y que nadie impida nuestro derecho a la paz, a la vida, al progreso y al desarrollo. Hemos dispuesto elevar de categoría a este recinto para que sea considerado por el Ministerio de Cultura como Centro de Interpretación Museo Contemporáneo Chavín de Huantar y se convierta en un espacio promotor de la valentía de nuestras Fuerzas Armadas, revelando a sus visitantes el por qué esta operación militar es un legado histórico para todas las peruanas y para todos los peruanos. Con esas hazañas todos ustedes no solo rescataron al Perú de los sanguineraios brazos del terrorismo sino dieron un mensaje firme y claro que nadie se atrava a amenazar nuestra libertad. Que nadie pretenda socavar nuestra democracia y que nadie impida nuestro derecho a la paz, a la vida, al progreso y al desarrollo", dijo la mandataria.
La memoria habla
Los artífices del secuestro fue un bloque de 14 emerretistas, liderados por Nestor Cerpa Cartolini, todos de la izquierda radical. La incursión fue en diciembre de 1996 y de los casi 800 rehenes solo quedaron 72. Entre los que fueron exonerados de los 126 días de cautiverio estaban Javier Diez Canseco y Alejandro Toledo. Ambos tuvieron acceso a esta oferta porque aceptaron dar un mensaje en contra del Estado.
“Pero lo que es rescatable acá es que jamás ninguno de los 72 rehenes durante 126 días se quebró. Nadie se doblegó ante los terroristas. Nadie le dio gusto a los terroristas en las peticiones que pedían. Excepto 2 rehenes al principio del cautivero (...) No dentro de los 72. Alejandro Toledo y Javier Diez Canseco. Negociaron con el MRTA el salir a cambio de dar un comunicado contra el Estado Peruano. Y se prestaron entonces a convertirse en megáfonos de los terroristas. Alejandro Toledo en mi presencia negoció con Cerpa Cartolini sin darse cuenta que yo estaba a dos metros. Dijo: yo estoy en la misma orilla que ustedes, yo no tengo nada que ver con ellos. Y ahí volteó hacia los que estábamos ahí y yo con cara de perro mojado, y claro fue terrible ver el espíritu de este hombre”, contaría después uno de los maniatados, el ex canciller José Francisco Tudela.
Otro hecho recordado es que Francisco Sagasti —futuro representante de la izquierda progresista y presidente interino del Perú— le pidió un autógrafo al mismo Cerpa Cartolini. Aunque sus adláteres lo negaron, él mismo lo confirmó y hasta lo convirtió en un episodio loable porque, según sus palabras, necesitaba ser reconocido por el líder terrorista. "Por lo menos quiero de su puño y letra un reconocimiento de esto (el secuestro) ¿Está usted dispuesto a dármelo?", dijo Sagasti sobre la coordinación de este hecho.
La denominada Crisis de los rehenes pudo llegar a su final gracias a la Operación Chavín de Huántar. Recordamos con mucho respeto a los caídos: al magistrado supremo Carlos Giusti Acuña y también a los comandos Juan Valer Sandoval y Raúl Jiménez. Aunque el expediente de esta hazaña quiso ser desdibujado luego por la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR) —acusando a los militares de eliminar extrajudicialmente a los 14 terroristas—, la verdad es que ese episodio representó el final del MRTA. Sin embargo, aún hay remanentes que tratan de resucitar esta orden subversiva. Para esto el gobierno tiene una doble tarea: identificarlos y acabar con sus intenciones genocidas y ponerle fin a esa narrativa que viene peloteando la izquierda contra nuestras fuerzas del orden.