El último martes, la congresista Isabel Cortez mantuvo una entrevista en TV en el espacio otrora conducido por Jaime Chincha. Si bien la contratista no es precisamente una de las parlamentarias más locuaces de nuestro entorno político, anteayer demostró claramente que con sus bases sindicalistas le bastan y sobran las agallas para poner en su sitio a cuanto caviar se ponga a ningunearla por seguir sus convicciones, aun cuando ello represente una contradicción a los estamentos que supuestamente venía cuestionando.
En efecto, si de algo ha servido la entrevista a ´Chabelita’, ha sido para dejar en claro qué clase de personajes son los que tiene la izquierda peruana, llenos de contradicciones, perfectamente alineados a sus intereses personales y, por supuesto, predispuestos a liquidar a sus propios aliados con tal de justificar sus acciones.
No dudo por un segundo que todo lo revelado ante Fernando Llanos (quien entrevista mejor que el imitador de Bayly/Hildebrant) en relación a las incongruencias vivenciales de Verónika Mendoza y Mirtha Vásquez frente a sus electores, el confort desde el que la critican a través de los más modernos smartphones del mercados, o la indiferencia de la propia congresista sobre la permanencia de Dina Boluarte hasta 2026, sean perfectamente ciertas, pues como bien señaló Cortez, ella tiene por prioridad desarrollar su agenda legislativa en asuntos sindicales, y si se acaba su mandato antes de tiempo no podrá alcanzar ninguna de sus metas (incluyendo sus ahorros programados), o cuando menos lograr que sean revisada por la Comisión de Trabajo en el parlamento.
Así, siendo obvio que, al acabar el mandato de Dina, también se acabará la que podría ser su única oportunidad de lograr sus objetivos, mal hacen sus copartidarios en criticarla por aceptar una condecoración como la “Orden del Trabajo”, cuando todo el acto en sí mismo refleja perfectamente la mayor motivación de su carrera sindical, o incluso su estilo de vida -el fin justifica los medios-. Ya quisiera Sigrid Bazán estar considerada en la lista de candidatos para ser condecorados, y tiene el cuajo de decir que es una incoherencia recibir la condecoración. Vamos, es más que obvio que ella es una de las “maripositas” que está lista para salir en las fotos y que se cuelgan de cuanta oportunidad existe para hacerse fama.
Cortez fue a la yugular con sus atacantes, y más allá de la vendetta sindical, o la anécdota a la que ha reducido a los personajes con los que supuestamente comparte bancada/curules e idearios, creo que el evento televisivo nos pinta de cuerpo entero la idiosincrasia de la mayoría de los políticos peruanos; la cual, a su vez, no es muy disímil a la de sus electores. Todos están maquiavélicamente enfocados en alcanzar sus objetivos personales sin importar el costo político o personal a pagar para lograrlo, aun cuando ello suponga transgredir sus convicciones. Pues como bien dijo ‘Chabelita’: “lo que les importa, es salir en la foto”, porque ahí están los votos.