Guillermo Lasso decidió inmolarse para restaurar la estabilidad de Ecuador. El presidente activó la “muerte cruzada”, dispositivo constitucional que le puso punto final a su gobierno (tendrá seis meses más de vida) y a la Asamblea Nacional (equivalente del Congreso del Perú), institución que lo tenía asfixiado tanto a él como a su gabinete ministerial y que además habría sido el brazo desestabilizador del triunvirato golpista encabezado por Rafael Correa, Jaime Nebot y Leonidas Iza. Esta carta, tipificada en el artículo 148 de su Constitución y que irónicamente fue introducida como reforma en el 2008 por el Correísmo, será el puente para el adelanto de elecciones, escenario que ya fue respaldado por las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional del país vecino. A la espera de la venia de la Corte Constitucional, el principal dirigente del Movimiento Creando Oportunidades (CREO) se jugó de esta forma su última carta para frenar esa red conspiracional que viene ejecutando la izquierda regional contra los líderes de la derecha política. Hasta el momento, no se ha registrado ningún hecho de violencia, pero no sorprendería que se establezca el caos en cualquier momento.
Los siguientes pasos
Lasso, que gobernará ahora por seis meses solo mediante decretos, activó por primera vez esta figura desde su creación en el 2008, de la mano de su antípoda Rafael Correa. Para oficializar la validez de esta maniobra falta la venia de la Corte Constitucional. Luego, por Ley, tras siete días, se convocará a elecciones legislativas y presidenciales para que se complete este periodo que culmina en mayo del 2025.
Oposición en marcha
La encrucijada arrancó oficialmente el último martes 16 de mayo cuando Guillermo Lasso fue interpelado en la Asamblea Nacional, sesión avalada por el numeral 2 del artículo 129 de su Carta Magna. Con el claro objetivo de destituirlo, abrieron este caso, por el presunto delito de peculado (o malversación de fondos públicos), que tenía dos frentes: el caso de la Empresa Pública Flota Petrolera Ecuatoriana (Flopec EP) y la contratación de buques para el transporte de petróleo con la empresa Amazonas Tanker Pool Company LLC.
Esto, sin embargo, solo era la punta del iceberg. El asedio también era contra todos los ministros del ahora caído gobierno ecuatoriano, que había iniciado funciones en mayo del 2021.
La partida de Lasso
De acuerdo con el ahora ex asambleísta Fernando Villavicencio, Lasso, al ver que la oposición podía llegar a los 92 votos para vacarlo, tomó esta drástica decisión cerca de las 11 de la noche del mismo martes 16 de mayo. Y de esto puede dar fe el mismo accionar de las Fuerzas del Orden ecuatorianas. A las 7 de la mañana de este 17 de mayo ya estaban en la Asamblea Nacional. No hubo desalojos porque la sede estaba vacía, lo cual no generó ningún disturbio. Fue entonces que el temporal inquilino del Palacio de Carondelet (casa del Ejecutivo) dio su mensaje.
“Los acusadores se han obsesionado por acabar con mi gobierno, impulsados por un sobrehumano rencor”, inició diciendo. Aseguró que no fueron capaces de probar nada en su contra y que pese a eso siguieron arrinconando a su gestión. Reveló que “los ministros del Interior, Defensa, Salud, Inclusión Social” y otros recibieron más de 1,300 pedidos de información y fueron llamados a comparecer en más de 300 ocasiones en sus dos años de gobierno. Incluso mencionó que algunos comparecieron 5 veces en un solo día y que se activaron “14 juicios políticos para generar inestabilidad”. “Esto no es fiscalización, es una constante obstrucción que ha generado una grave crisis política y conmoción interna”, apuntó.
Todas las garantías
Hay dos menciones clave en el pronunciamiento de Lasso: crisis política y conmoción interna. Ambas forman parte de una causal para la “muerte cruzada”. Y esto lo explicó mejor el abogado constitucionalista José Chalco en una entrevista para CNN.
Señaló que uno de los avales para esta medida es que la asamblea se arrogue competencias que no le corresponden y que esto finalmente sea identificado por la Corte Constitucional. Por ahí no avanzó Lasso. Fue por las otras dos causales: “La primera que exista una injustificada y reiterada obstrucción del Plan Nacional de Desarrollo (...) Y la tercera causal, que tampoco requiere que se pronuncie la Corte Constitucional, es cuando exista a juicio del presidente grave crisis política y conmoción interna”.
La Fuerza habló
Primero tomó la palabra Nelson Proaño, jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas. Además de hacer hincapié en que no son instituciones deliberantes, aseguró que no “aceptarán ningún intento de alterar el orden constitucional a través de la violencia para atentar contra la democracia”. “El llamamiento fue a respetar la decisión y que su principal misión es “proteger la vida, los derechos y garantías de los ecuatorianos”, finalizó.
Esto fue respaldado luego por el comandante de la Policía Nacional, Fausto Salinas. “Nosotros esperamos que esta decisión sea tomada con madurez democrática. Están los parámetros establecidos, un llamamiento a elecciones y también los periodos en los que se debe ejecutar y con ello yo creo que el mejor camino es la paz, la tranquilidad de los ecuatorianos”, señaló.
Lasso tenía claro el panorama. El triunvirato de Rafael Correa, Jaime Nebot y Leonidas Iza, usando a la Asamblea Nacional como máquina de desestabilización, no lo iban a dejar gestionar. Se desconoce, sin embargo, los verdaderos alcances de su decisión. Puede ser bien el antídoto definitivo o solo un analgésico temporal.