Este Congreso, al cual nadie quiere, no deja de sorprendernos cada día más. Entre todas sus desgracias se suma una nueva, que es buscar implementar la ley mordaza, la cual busca amedrentar a los medios de comunicación y a la prensa independiente para que se mantengan callados frente a los políticos de segunda que tenemos.
Este proyecto de ley, presentado en el gobierno de Castillo el año pasado, busca “condenar” la difamación y la calumnias en el país. Ciertamente, y en eso si les doy la razón, en la actualidad son muchos los periodistas que no tienen preocupación alguna por respetar la integridad y la buena imagen de las personas; sin embargo, las pretensiones de este proyecto de ley son completamente desproporcionadas.
La verdad es que a estos políticos de pacotilla no les importa proteger la integridad de nadie, ni su reputación, sino protegerse a ellos mismos ante cualquier conjetura que se pueda hacer sobre ellos.
Sí, ciertamente, para que ese escenario suceda habría que incurrir en una difamación. Pero eso sería el plano ideal, no el real. Con el sistema judicial que tenemos, y con lo mal que está nuestra justicia hoy en día, no sorprendería a nadie que por decir cualquier crítica sobre algún congresista, ministro o funcionario público comiencen a llover denuncias por difamación o por calumnias.
Buscando así amedrentar a la prensa, buscando, indirectamente, callarla. Volviéndose todos casi incuestionables. Ese es el verdadero fin del asunto. Y si no lloverán denuncias a todos los medios de oposición que investigan y revelan información. Volviéndose así una traba para el periodismo y una traba para la libertad de prensa.
Hace unos meses, congresistas como Lady Camones, aseveraban que no apoyarían un proyecto de ley como este, que en ese entonces buscaba proteger especialmente a Pedro Castillo y sus allegados; más contradicciones en un Congreso donde nadie sabe para quién trabaja, porque para el pueblo no lo hacen.
Peor aún, los congresistas de Renovación Popular, quienes supuestamente deberían ser de derecha y apoyar la libertad, se han unido a la izquierda y a la iniciativa de Perú Libre para amenazar a la prensa. Congresistas como Montoya o Echaíz salen a defenderse diciendo que “los únicos que deben temer serán los malos periodistas”, mientras promueven esta aberración. Votamos por un partido de derecha, para que apoye las ideas de la izquierda, qué grandes.
Si este proyecto se aprueba, la denuncias por difamación serán cosa de todos los días y nadie podrá salvarse. Buscarán callar al periodismo bajo amenaza de cárcel y nos encontraremos miles de procesos abiertos por esta causa, a la merced de nuestro tan controvertido Poder Judicial. Algunos medios sentirán el miedo y se callarán, mientras otros deberán defenderse de las denuncias para seguir demostrando las desgracias de nuestro sistema político, que está podrido.
Este proyecto es solo un blindaje para los corruptos, de esos que abundan en nuestro aparato estatal.