OpiniónViernes, 19 de mayo de 2023
Kongreso con K, por Pancho de Piérola

¡Qué asco me he dado a mí mismo por usar ese mote que tanto he repudiado por años! Pero, tal, vez, en luz de los nuevos sucesos, vale la pena mencionar. Hace unos días, el Congreso eligió a un cuestionado Defensor del Pueblo, militante de Perú Libre, cercano a Cerrón y a los Humala, con los votos de Fuerza Popular.

Con los votos de la bancada de Keiko Fujimori han elegido al asesor legal del condenado por corrupción, Vladimir Cerrón, en un cargo de poder. Josué Gutierrez tiene, ahora, iniciativa legislativa. ¿Qué creen que va a proponer el “chochera” de Cerrón apenas pueda? Otra vez con el cambio de Constitución, que es inconstitucional, pero verán la forma de determinar que no aceptar la propuesta es clasista y racista.

Gutiérrez también puede iniciar investigaciones. La capacidad de investigar, en las manos equivocadas, funge de arma de ataque. Todos los enemigos del cerronismo estarán en jaque a priori. Ya no es la culpa la que se debe probar, sino la inocencia.

También debemos mencionar que entre las capacidades del Defensor se halla la intervención en procesos constitucionales. No será cuchara, pero va a meter su lápiz donde no le corresponda. Y ¿saben quién tiene un proceso constitucional? El defenestrado Pedro Castillo. Veamos si a Cerrón le sirva más tener al pollo vivo o muerto.

Josué Gutiérrez habrá renunciado ya a Perú Libre, donde ha sido militante desde el año pasado. Lo habrá hecho en papel, pero ese corazón bermejo no se despinta tan fácilmente. Y para finalizar, como bonus track, goza de inmunidad. No puede ser detenido ni procesado sin autorización del Congreso, salvo flagrante delito.

¿A qué le está jugando el fujimorismo con esta movida? En dos meses se elige a la nueva mesa directiva del Congreso. ¿Busca la bancada de Fuerza Popular contar con el apoyo de Perú Libre para presidir el parlamento? ¿Qué está pasando por esas mentes naranjas?

El congresista Edgar Málaga, quien me comenzó a caer bien cuando dio un paso al costado del Partido Morado, propuso una reconsideración para evaluar el nombramiento del nuevo Defensor. 66 votos eran los necesarios y sacaron solo 30.

“Ahora sí estoy a favor de que se vayan todos”, me dijo un colega el otro día. Comprensible frustración. La bancada (presuntamente) democrática más grande del parlamento se acaba de aliar con el diablo. ¿Qué garantiza que el próximo Congreso será mejor? Hay que recordar que lo mejor para uno puede ser lo peor para otro y, en democracia, todas las opiniones tienen el mismo peso.

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