Nadie puede dudar que la región latinoamericana se encuentra enfrascada en incontables luchas políticas. Un simple paneo nos vuelve testigos privilegiados: la muerte cruzada en Ecuador que despide a Guillermo Lasso y a la asamblea; la elección de los artífices de la nueva Carta Magna en Chile; los interminables dimes y diretes entre los presidentes Manuel López Obrador (México), Gustavo Petro (Colombia) y Dina Boluarte (Perú), y más. Esta vez conversamos con Francisco Tudela, excanciller y vicepresidente del Perú, sobre estas fricciones, que implican a las izquierdas y a las derechas, y aprovechamos también para repasar el estadio de la guerra en Ucrania.
¿Qué opinión tiene de la decisión -Muerte cruzada- de Lasso y qué proceso cree que llevó a ella?
Evidentemente, Lasso estaba sometido a investigaciones y acusaciones. Esto es una forma de hacer política desde la oposición desde el siglo XX. Se llama "Lawfare" en inglés, lo cual es legal. La idea es debilitar al adversario mediante acusaciones. Lasso se vio agobiado y utilizó un artículo constitucional que permite al presidente disolver el Congreso a mitad de su mandato y convocar elecciones. La acción del presidente Lasso es indiscutible. Rafael Correa niega la existencia de una convulsión social. En realidad, el país está inoperativo y polarizado, entonces ello demuestra que sí la hay. Si tuviéramos un artículo constitucional similar en Perú, la tentación de usarlo sería alta. Lasso ha hecho lo que le permitía la constitución, la "muerte cruzada". Ahora dependerá del electorado y del equilibrio de fuerzas en los próximos seis meses para determinar si esta acción fue correcta o incorrecta.
¿Considera que deberíamos aplicar en el Perú un mecanismo similar al de la muerte cruzada?
No, creo que no. Perú ha demostrado ser un país políticamente caprichoso, con una clase política que tiene malas prácticas uniformemente. Existe la idea de copar el Estado. Esto ha ocurrido durante mucho tiempo. El siglo XXI ha sido el siglo de la expoliación de la riqueza del país. En el fondo, hemos caído en la tendencia general del populismo expoliador, que puede ser de cualquier partido y de cualquier ideología. Consiste en crear una emoción o ficción en contra de las élites para obtener apoyo electoral y expoliar los fondos públicos a través de proyectos de infraestructura, deudas externas y emisiones de bonos. Esto es lo que ha sucedido en Argentina, Venezuela y ha llevado a la quiebra a Bolivia. Los grandes escándalos de corrupción como Odebrecht y Lavajato son similares a lo que ocurre en Brasil. Hay tres grandes escándalos de corrupción que llevaron a Lula a prisión. La Escuela Superior de Guerra de Estados Unidos publicó un libro llamado "La Gran Estrategia de Brasil" donde explican la estrategia de Lula llamada "pacto sistémico", que consistía en infiltrar y mantener el poder en países latinoamericanos. Esto es similar a lo que sucede en Ecuador, especialmente con China debido al enorme endeudamiento durante el gobierno de Rafael Correa. Correa se ha autoexiliado debido a las acusaciones de corrupción en su contra.
¿Cree que Lasso pudo haber hecho algo más? ¿O la configuración de la asamblea ya llevaba a un enfrentamiento inevitable?
No tenía Congreso. Inicialmente no tuvo problemas. Era el sucesor de Lenin Moreno en una etapa posterior al correísmo y su posición es más bien liberal. Sin embargo, tuvo que enfrentar un movimiento indígena ecuatoriano muy poderoso y su relación con el Congreso se deterioró. Finalmente, se vio acorralado por estas circunstancias y optó por la muerte cruzada. Veremos qué logra hacer en estos meses gobernando con decretos de ley.
Lasso era parte de esos gobernantes al estilo de Piñera, PPK, Duque que eran líderes tecnócratas y que fueron sucedidos por gobiernos ligados al Foro de Sao Paulo, ¿Usted cree que este modelo de liderazgo, el del político-tecnócrata, ha entrado en una crisis profunda?
Encuentro que ha entrado en una crisis profunda. La idea del gobernante que procede del empresariado y presupone la idea de que un Estado nacional es similar a una empresa. Una empresa hace una sola cosa. Una empresa de seguros se dedica a los seguros y todos en la empresa lo saben. Otra empresa se dedicará a la venta de gaseosas. Cuando el empresario llega al gobierno se encuentra con algo que no esperaba, y es que el Estado es más complejo que una empresa y debe hacer política. La política es gobernar haciendo alianzas para tener una estructura de poder y enfrentar a los adversarios. La mente empresarial es una mente administrativa de objetivo único y de eficiencia del gasto, y el político es más que un gerente. En América Latina hay una enorme crisis porque no hay políticos y los empresarios gobernantes evidentemente no han estado a la altura. El caso de PPK en Perú, Piñera en Chile, Macri en Argentina, Lasso en Ecuador, todos estos casos hablan por sí mismos.
Por otra parte, tenemos el proceso en Chile, que ha devenido en una especie de contrarrevolución. Este ha sido capitalizado electoralmente no por el piñerismo ni la UDI, sino por una opción más conservadora o al menos más directa en sus formas, que es la del Partido Republicano, ¿Cree que ha empezado un nuevo capítulo en la derecha regional? ¿Hay una nueva tendencia en la derecha regional en la que se debe privilegiar una mayor conexión con el pueblo?
Sí, y es un fenómeno que se da en todo Occidente y América Latina. Tenemos el ejemplo de Giorgia Meloni. Ella es una gobernante de derecha, inspirada en Edmund Burke, en Roger Scruton y, al mismo tiempo, con una vela populista. La crisis española es la crisis del Partido Popular. En un momento con Rajoy es casi indistinguible con el PSOE. Lo que sucede con los viejos partidos de Chile como Renovación Nacional, la UDI es que han cumplido su ciclo histórico. Es un proceso mundial. VOX, Orbán, Bolsonaro. Es una posición más franca de generaciones nuevas que no tienen el complejo frente a una izquierda que era hegemónica. Hoy se sabe que el comunismo no era un sistema económico alternativo al capitalismo. Era un sistema que no funcionaba, en el cual no se sabía el costo de lo que se produce, los niveles del pueblo eran bajos y después de la caída de la URSS aparece la verdadera cara del comunismo que es la pobreza y la ruina. Los partidos de la centroderecha siempre buscan hacerse pasar por la izquierda y eso afecta al Partido Popular, en Perú a los partidos tradicionales y en Chile de la misma manera a Renovación Nacional que trata de mantener una línea difusa. Aparecen nuevos liderazgos que son inequívocamente conservadores en el sentido de Margaret Thatcher, de Edmund Burke, de Roger Scruton. Un conservadurismo liberal esencialmente anglosajón.
¿Muchos de estos modelos de la nueva derecha no son, acaso, proteccionistas, lo cual marca una diferencia clara con el thatcherismo?
El caso de Trump es muy interesante porque se le acusa de proteccionista, pero lo que aplica son sanciones arancelarias contra quienes hacen trampa respecto de las reglas de la Organización Mundial de Comercio. Y no tiene un proteccionismo general. Por ejemplo, el TLC de Perú con USA se mantuvo. Un proteccionista por definición es un Estado con políticas arancelarias generales. No hay que confundir las sanciones que se adoptan respecto de China con una política general proteccionista. Tampoco el gobierno de Orbán es proteccionista. Sin embargo, tienen esta venda populista-nacionalista.
Entonces ni Trump ni Orbán son proteccionistas.
No lo son. El proteccionismo sería poner una muralla arancelaria sobre la economía nacional. Y eso se aplica en todo el universo. Perú tuvo una estructura arancelaria muy compleja hasta los años 90 con aranceles altísimos y eso hacía que una industria no competitiva subsistiera y uno tenía que comprar un balde de plástico a un precio que no era razonable.
Volviendo al tema de Chile, ¿qué pronóstico tiene de la futura constitución en base a la nueva conformación de la Asamblea?
Claro, el juego político es cambiar las reglas para quedarse. Eso ha hecho el peronismo, lo que intentó hacer Castillo, lo que trató de hacer Lula, lo que hizo Chávez hasta su muerte y sus sucesores lo heredaron. Entonces, lo que sucederá en Chile está cantado, la constitución existente va a ser reformada, pero en los aspectos de adaptación al siglo XXI, mientras que los fundamentos esenciales de la constitución van a permanecer.
Hay otros fenómenos interesantes en la región. Por ejemplo, ¿qué le parece el “outsider” Javier Milei en Argentina?
Podría ganar como una venganza contra el peronismo por parte del pueblo argentino. Pero el peronismo ha creado un sistema de clientelismo político que llega a subsidios en pago de la luz, bonos, etc. Combatir eso es muy difícil. Milei ha jugado un rol importante porque ha sido un rompehielos que se ha enfrentado a este iceberg que es el peronismo y ha logrado fracturar el discurso populista del peronismo, pero este ha copado la política argentina desde el año 1946 hasta hoy. Lo que plantea Milei es una alternativa, no estoy seguro de que vaya a ganar las elecciones.
Y de darse ese escenario, ¿cómo sería una lucha entre la capacidad de agencia de un presidente sin mayoría en el Congreso seguramente y el sistema formado por el peronismo en casi todos los estamentos de la sociedad?
Puede pasarle lo que le pasó al radical De la Rúa. Este simplemente colapsó porque no tenía elementos de fuerza para sostenerse. Hay que tener una coalición o una mayoría parlamentaria. Hay que tener la capacidad de modificar estructuras sociales. Desmontar algo que viene desde mediados del siglo XX es una obra titánica.
Nuestro Estado y, de paso, nuestro gobierno, están bajo el ataque de enemigos ideológicos de la región. Lo de AMLO y lo de Petro han pasado varias rayas. ¿Usted, como excanciller, cómo hubiese actuado?
Yo no hubiera esperado porque esto ya tiene mucho tiempo. Los tratados son entre Estados, no entre personas. Los Estados Unidos Mexicanos están obligados a entregar la presidencia pro tempore al Estado peruano. Y el Perú estará obligado al siguiente Estado esa misma presidencia pro tempore. Creo que se ha quedado todo en un combate de adjetivos que es estéril y el Perú se ha vuelto cómplice de la destrucción del Tratado de la Alianza del Pacífico. Es evidente que Petro, López Obrador y Boric no creen en los principios de la Alianza del Pacífico. Están saboteando el tratado. La manera de salvarlo es demandar a México inmediatamente ante la Corte Internacional de Justicia. El Perú ganaría el caso y se puede decir que esto tomaría mucho tiempo. Y mucho tiempo tomará esperar a que acabe el régimen de López Obrador. No hay una lucha jurídica por salvar el tratado y, sin querer, la Cancillería se convierte en un cómplice involuntario de la muerte del tratado.
Los esfuerzos de integración casi no han servido, ¿no? La Comunidad Andina y demás.
Esto no era una integración a través de una comunidad supranacional, sino la integración a través de las reglas de comercio, y es justamente el secuestro de la Cumbre de las Américas por los chavistas lo que lleva a la fundación de la Alianza del Pacífico. Ahora esta ha sido secuestrada por los chavistas y la única manera de salvarla es haciendo que México cumpla con entregar la presidencia a Perú.
Para finalizar, sobre la guerra en Ucrania, ¿en qué estado cree que se encuentra?, ¿qué salidas ve? Se habla del congelamiento del conflicto, de una nueva ofensiva de Kiev, se comenta mucho, pero hay pocas sentencias.
Lo que creo es que ha sucedido lo mismo que en la Primera Guerra Mundial. Es la sofisticación de los armamentos actuales. Ello ha hecho imposible la guerra de movimientos. No pueden lanzar una división blindada ucraniana contra las líneas rusas ni viceversa, porque serían pulverizadas por estos armamentos que no existían hace 30 años. Hay una sofisticación de todo tipo de armas. Es como la Primera Guerra Mundial. Toda esa línea que recorre la frontera entre Ucrania y Rusia es un sistema de trincheras de ambos lados. Las batallas son muy similares a las de la Primera Guerra Mundial. Nadie logra romper el frente y crear la brecha a través de la cual se flanquea al enemigo y se gana la guerra. La solución diplomática está aún muy lejana. Las líneas de trinchera se van a mantener, será difícil expulsar a los rusos. Lo que habrá probablemente será un cese del fuego, como lo hay entre las dos Coreas. Es probable que, en ese momento, esas negociaciones lleguen a buen puerto con facilidad.
Porque hay un tema de concesión territorial de por medio.
Correcto, y hay un tema de irredentismo, que es cuando hay minorías étnicas de un país fuera de ese país. Y Donbas y Crimea son zonas de mayoría rusa. El resto de Ucrania es ucraniano. Lo que controla Rusia es ese 20% o 30% del país. Una intervención de la OTAN es imposible, porque eso implicaría una destrucción mutua asegurada. Lo más probable es que finalmente se llegue a un agotamiento de las líneas existentes.
El agotamiento tiene que hacer que se termine la mentalidad de la suma cero de ambas partes.
Hay dos paradigmas. Por un lado, el Atlántico, que es 1938 cuando Chamberlain y Daladier van a Múnich y aceptan que Hitler anexe las regiones alemanas de Checoslovaquia. Eso lleva a la anexión total de Checoslovaquia y a la Segunda Guerra Mundial. El paradigma atlántico norteamericano, inglés, francés es que esa mala experiencia condiciona que nunca más debe aceptarse una cesión territorial. El paradigma ruso es la experiencia de 1812 y 1941: la invasión napoleónica y la invasión de Hitler. Los rusos no tienen otra arma que la defensa en profundidad y esa es la razón de la guerra de Ucrania. Si Ucrania se hubiese unido a la OTAN, tendrían tropas estadounidenses en la frontera ruso-ucraniana. Eso es visto como un peligro que no debe aceptarse. Las dos posiciones nacen de una experiencia histórica.