En el año 2003 se intentó unir los cuerpos de serenazgo de todos los distritos de Lima en uno solo (Ordenanza 638 del 10 de junio del 2004). Con esto se buscaba tener una suerte de Policía Municipal única, propósito que el teniente alcalde de Lima intenta reactivar.
En esa ocasión, ante las observaciones de todos los distritos de Lima liderados por los alcaldes de San Isidro y Miraflores, se evitó ese despropósito inconstitucional. El suscrito, quien en ese entonces era regidor de San Isidro, evitó que se pudiese consumar esta medida debido a dos razones principales.
En primer lugar, el arbitrio de seguridad ciudadana es preciso y corresponde a los vecinos que pagan contribuciones directas recibir servicios directos. En segundo lugar, Lima es una urbe enorme y los servicios de seguridad tienen realidades y crímenes distintos. Cada alcalde conoce la incidencia delictiva de su distrito y ya cuenta con efectivos de la policía municipal y serenazgo para hacerle frente al crimen. Así es como funciona en los países desarrollados. El cambio significaría perder ese valor frente a una autoridad distante y centralista.
En la actualidad, en circunstancias mucho peores, donde en el país brilla la ausencia de institucionalidad y el principio de respeto a la autoridad, se pretende crear cientos de cuerpos de policías dependientes de cada alcaldía. Esto es alarmante, considerando los altos índices de corrupción y los marcados sesgos políticos. Se habla incluso de darles armas. ¿Este no sería el mismo despropósito pero al revés?
Por su parte, el señor Reggiardo argumenta que el uso de armas solo aplicaría para la alcaldía de Lima. ¿No sería discriminatorio solo darle armas al personal de la municipalidad Lima y no a otras alcaldías provinciales o gobiernos regionales?
Eso es inviable. Y si bien dicho proyecto podría, con mucha evaluación y cuidado, funcionar en otros países, no puede realizarse en el Perú actual, más aún cuando el país se balancea entre preservar la Constitución o sucumbir ante fuerzas sesgadas de ideología radical. No es el momento para un capricho que sólo tendría como consecuencia decenas o cientos de serenos fallecidos y cada circunscripción con un ejército particular.
Estoy de acuerdo en que se debe reforzar al Serenazgo y a la Policía Nacional, pero no en un arroz con mango retirando efectivos policiales, donde solo se debilitaría a la institución y su importante labor en la seguridad. Es un despropósito innecesario, puesto que ya recibe suficiente daño por parte del gobierno central.
Por lo tanto, quisiera hacerle unas preguntas al señor Reggiardo:
Usted tenía un programa televisivo donde presentaba intervenciones a criminales. ¿Quiere decir que su programa con información policial privilegiada permitía que las bandas criminales operasen y atacasen días o semanas hasta tener el espacio en su programa para intervenirlos?
Si un criminal convicto por asesinato como Daniel Urresti ocupara hoy en día el sillón municipal, ¿estaría usted de acuerdo que el contase con el ejército policial que desea usted crear? Estaría en su derecho por ser alcalde ¿no?
Cada cosa, aún con los buenos resultados obtenidos de otros países, tiene un tiempo y lugar. ¿Acaso usted pretende experimentar en el peor escenario posible por lo que podría ser simplemente un capricho?
¿En qué realidad vive, señor Reggiardo? No sé si usted será Alicia pero en este momento el Perú no es el país de las maravillas para golpear más a la policía creando otras fuerzas paralelas. Palabras fuertes a despropósitos fuertes y peligrosos.