En política, el deseo popular es funcional cuando va acorde a mi corriente de pensamiento. Esto sucede en todo el espectro político. Si el populismo lleva a una encuesta donde la mayoría del país pide estatizar recursos naturales no significa que esté bien. Asimismo, que pidan privatizar la salud, a pesar de que personalmente esté de acuerdo, significa que dicha decisión no deba tomarse cuestionando lo que quiere la mayoría de los peruanos. Lo único para lo que deben servir esas encuestas es para que los políticos analicen qué es lo que motiva a la población a pensar de esa forma.
En un país con tan precaria educación y desconocimiento de muchos temas, es sencillo engañar a los votantes. Si le sumamos el descontento, este influye, disminuye el raciocinio e incentiva a tomar decisiones y posturas apresuradas. Tengo la esperanza de que llegue el día en el cual el político priorice un plan de gobierno pragmático a uno populista. El problema radica en que uno tiene que adaptarse al ecosistema político en el que se coexiste con demagogia y populismo. Este es el principal motivo por el cual es tan difícil cambiar los discursos, tanto de derecha como de izquierda, por una agenda objetiva en la que prime el criterio de técnicos y profesionales.
Esta semana salió una encuesta de Datum, en la que el 62% está en desacuerdo con la integración de un fondo solidario al sistema previsional de pensiones. Es lógico, aunque no debemos copiar a la izquierda y guiarnos solo de esto. Se debe argumentar y poner el tema a debate público. Fomentar el intercambio de posturas enriquece a los ciudadanos quienes pueden, al menos, tener las dos caras de la moneda. Aunque sea cierto que muchas veces no cambien de opinión y se empecinen en una idea, es un avance.
La ONP financia las pensiones de sus miembros con dinero de los aportantes que todavía no se jubilan. A pesar de ello, no puede cubrir la totalidad de pensiones con el dinero de su fondo. Se utiliza dinero de las arcas públicas y se ponen en riesgo los ahorros de las personas. Las cuentas de capitalización individual han funcionado mejor, e incluso se debería permitir ahorrar en otros vehículos. Para eso están este tipo de espacios y medios de comunicación. Si perdemos el miedo al debate vamos a avanzar a paso firme para llegar al objetivo final que es tener una clase política decente.