“La voluntad es la capacidad de posponer la recompensa”, señala Marian Rojas, médico psiquiatra. Hoy, vivimos una modernidad con un alto grado de recompensa a un muy escaso esfuerzo. Frente a las necesidades más cotidianas de la vida humana, una respuesta digital efectiva, pero con poco esmero, resulta ser la nueva panacea.
¿Hambre?, dale clic. ¿Movilidad?, dale clic. ¿Trabajo?, dale clic. ¿Pareja?, dale clic. Es decir, vivimos de recompensas pequeñas, pero inmediatas. Algo sin precedentes en nuestra historia; una nueva narrativa de la humanidad se entreteje desde las nuevas tecnologías y su impacto psicológico. Ya lo advertía el sociólogo Zygmunt Bauman con su término “sociedad líquida”, refiriéndose y describiendo la forma de vida de la sociedad actual y cómo ésta rompe con las estructuras del pasado.
Impacto en la psicología
¿Qué dice la psicología en relación con este fenómeno? Cada vez surgen más estudios que relacionan la capacidad de la gratificación retardada con resultados positivos como el éxito académico, la salud física y psicológica. Se presupone que el control y gestión de los impulsos corresponden a una óptima inteligencia emocional, según el psicólogo Daniel Coleman.
Frente a la proliferación de recompensas inmediatas en nuestro entorno, podríamos decir que se debilita toda posibilidad de autorregulación de las emociones por parte del individuo. O, en el mejor de los casos, la tienta y la pone a prueba. Desear no es nocivo, querer algo tampoco lo es. Pero, ¿todo es deseable? Considero que no. Por lo que un buen control de los impulsos trae consigo una voluntad fortalecida. Saber esperar, muchas veces, es la decisión más adecuada.
Postergando la satisfacción
El valor de la voluntad es un símil al valor del sacrificio. Voluntad para anteponer el futuro por los placeres que el presente expone en su inmediatez. Postergar la satisfacción trae consigo beneficios psicológicos, de control y de voluntad, pero también estructura el ideal de un futuro que se construye desde el ahora. “¿Cómo de bueno puede llegar a ser el mejor futuro si se puede ejecutar el sacrificio?”, pregunta el psicólogo clínico Jordan Peterson. La espera, desde la voluntad sacrificial, es el elemento que asegura la tan ansiada cosecha.
Lo vemos en todos los escenarios de la vida, siendo algunos más evidentes que otros. Un alumno de pregrado de la carrera de economía entiende que le tomará 5 años, al menos, titularse. No hay atajos para alcanzar el objetivo, pero sí hay caminos para llegar; formas de cómo consagrarse. O bien puedes terminar haciendo el máximo esfuerzo, el mediano o el mínimo. No importa tanto el score de notas final (entendiendo que dichas evaluaciones darán cierta categoría) sino más bien la voluntad de querer superarse día a día. Hoy, dejo de salir para quedarme a estudiar. Mañana evito amanecerme en una fiesta, para tener todo mi foco en mis trabajos del día siguiente. Sacrifico el presente para mi yo del futuro.
¿Qué diferencia a los que triunfan de los que fracasan? El sacrificio oportuno. A los que triunfan, las cosas le van mejor a medida que hacen sacrificios. Entonces, puedes preguntarte con genuino interés: “¿cuál es el mayor sacrifico posible que pueda hacer para el mayor bien posible?”.
Hay algo que vas a tener que dejar hoy, en aras de un mejor futuro. Si no eres consciente de tus decisiones ahora, si te dejas seducir por lo placentero de las recompensas del presente, es probable que acabes con un futuro que no quieres.